Por: Juan Santos

Dadas las fechas y el puente que se aproxima, agradezco a los compañeros que en la clase de ayer, nadie apareciera con un fondo de pantalla terrorífico referente a la fiesta de hallowen. No es por nada, pero fue más agradable ver paisaje con una aurora boreal, que haber visto un macabro escenario, más propio para cuando toquemos el género de terror. Así, nuestra clase de ayer, la tuvimos muy dulce y sin sobresaltos. Aunque seguimos en la distancia en pupitres desperdigados, el grupo ha cogido ritmo y marcha de maravilla.  La mayoría de compañeros ya nos hemos estrenado con algún relato, incluso Carlos, el más valiente, ya va por el segundo ejercicio. Puede ser que algunos no se ajusten, al cien por cien, a las premisas de Pura, pero no importa porque es difícil. La verdad es que todos son buenos y con todos aprendemos algo. Llegado el momento y lamentando las ausencias, que por varias razones no se conectaron, nos pusimos manos a la obra.

Empezamos con Luis Fernando Jiménez que, bajo el título de Viajes, nos leyó la historia de un personaje místico en forma de soliloquio (con retazos de primera persona). Un relato ambiguo de un hombre, en trance, que viaja en una línea circular de un metro misterioso, con parada, tal vez en el purgatorio, hacia un cielo que no cree. El viaje es agradable por la presencia de una chica despampanante.

«¿Como he llegado hasta aquí?  No lo sé.  No recuerdo que me ha ocurrido antes de ahora. Estoy en el vagón de un tren, sentado. La ventanilla devuelve mi imagen. El convoy circula por un túnel, quizás sea un trayecto metropolitano. ¡El metro, vamos! No estoy solo. Nadie habla con nadie. Las miradas son furtivas. Pero no todas, esa chica de uniforme y tetas enormes me mira fijamente.«

A Luis Marín le tocaba un relato con el tema de la libertad en segunda persona, ambientado en una posguerra. Cuando salir deja de ser una opción es el título del relato de un topo que se encierra en su escondite para ser libre. Bonita paradoja. Lo que en un principio era un miedo real, pasa a ser un estado enfermizo que lo bloquea hasta el punto de no poder salir ni a la habitación con su mujer. Es terrible porque su mujer se cansa y lo abandona por otro hombre. Está bien conseguida la segunda persona y la ambientación es muy buena.

«No la creías capaz, pero ya hace una semana que no te deja comida al lado de la trampilla. Y te has visto obligado a traspasar esa reja voluntaria, has notado el olor a otro hombre que te ha removido las entrañas. El armario está vacío, sus ropas ya no cuelgan de la barra, los cajones no contienen ninguna de sus prendas íntimas, la cama está desecha con el recuerdo de dos cuerpos unidos.”

A continuación, entró Vicente Moreno, que como no se prodiga mucho, siempre es recibido con gran expectación. Nos leyó un soliloquio perfecto con el título de Fiat lux. Metido en la piel de Galileo, con un telescopio ante sus ojos, le habla a mismo Dios sobre las evidencias del Universo, otras veces mostradas con creencias bíblicas absurdas. La buena prosa de Vicente acaba con una vuelta de tuerca, dudando de su Interlocutor, al que nunca ha visto y que duda de su existencia.

«¡Ah cuantas maravillas conoceremos que no hemos vislumbrado aún! Ya he visto montañas en la Luna y manchas en el Sol, y un sinfín de estrellas que el ojo desnudo no puede ver. Y apuntando al horizonte se distinguen las casas de Murano como si estuvieran a un palmo de mis narices y los barcos en la lejanía mucha antes de que los vocee el vigía del Campanile. Todas esas maravillas he visto en el cielo a través del telescopio, pero al que nunca he visto ha sido a TI. ¿Seguro que estás ahí?«

Las Botas de Susana de la Higuera tuvo un aprobado general. Un excombatiente ve reflejada en sus propias botas, la historia de su vida. Las botas envejecen, envilecen, como tu alma. Es un personaje aguerrido, orgulloso de haber cumplido con su deber, que acaba con problemas de conciencia y teniendo empatía con su enemigo. Al final se libera de las pesadas botas y dando un salto, echa fuera del cuerpo sus ataduras, como si encestara un balón de baloncesto en una canasta imaginara. Es un relato duro con final feliz hecho en una segunda persona muy bien conseguida.

¿Qué miras con tanto detenimiento? Las botas están donde las has dejado, como todas las noches. En la entrada, junto a la puerta, impolutas, en posición de firmes. Las observas con un imperceptible temblor en los párpados. Cada día te cuesta más limpiarlas. Por mucho que las frotes con un cepillo cada vez más áspero, nunca consigues borrar del todo la mugre que se les ha adherido como una segunda piel. El fango de las trincheras durante la contienda y ahora la inmundicia de los calabozos.

Cerramos plaza con el relato ¿Qué voy a hacer yo sin ti? Con un soliloquio, Carlos nos trajo su segundo ejercicio, utilizando un personaje de Alicia. Trata del delicado tema del deterioro cognitivo. El narrador nos transmite, con ternura, la angustia de ver a su mujer como ha perdido las facultades. Estuvimos de acuerdo en las imágenes y en la bondad del relato, aunque la primera persona se impusiera al soliloquio

«Son más de las diez y aún sigue dormida. No sé si despertarla, mejor espero un poco ¿Cómo lo hará hoy? ¿Me reconocerá? Se me encoge el corazón cada vez que me pregunta quién soy. Y esa incertidumbre va a acabar conmigo, me pregunto si podré sobrellevarlo porque cada vez se me hace más difícil. El neurólogo dice estar extrañado de lo rápido que avanza su deterioro. Creo que no es del todo sincero, que él lo sabía.«

Con esto, nos dieron las nueve y nos tuvimos que desconectar, no sin antes intervenir Pura para recordar a los que tienen novela empezada que no la echen en olvido y nos sigan deleitando con sus capítulos.

Y eso fue todo.        

Por PDV

6 comentarios en «Viajes terrenales y galácticos. Con botas y sin salir.»
  1. Bien reflejado lo que pasó la tarde del jueves. Da gusto ver cómo las crónicas se están convirtiendo en unos magníficos relatos de nuestras propias historias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *