Por: Vicente Moreno
Así se describe a menudo el estilo de narración cinematográfica que se caracteriza por cierta lentitud en la narración en la que parece que no ocurre nada, y cuyo máximo exponente es el gran director francés Éric Rohmer.
Esta imagen se puede aplicar también a la sensación que uno tiene al asistir los jueves de este curso al taller literario en el que vemos como van surgiendo las historias, asistimos a su crecimiento y por qué no se discute de podas e injertos.
La tarde de ayer resultó muy completa en cuanto a las obras presentadas, en este camino hacia la construcción de sus novelas que han emprendido algunos de nuestros compañeros. La elección de temas, escenarios y personajes es muy variada por lo que estas jornadas del taller están resultando muy interesantes.
Empezó Lourdes Chorro proponiendo la escena en la que sus personajes llegan al lugar en el que se va a desarrollar una parte de la historia. La destreza de la autora se observa no solo en la descripción física del espacio sino por el detalle con el que se dibuja a los personajes. Sirva un ejemplo:
«Amigo de todo tipo de bichos que repugnaban a su señora mamá, cuando la lentitud del coche de su padre se adentró en tierras de Extremadura quedó fascinado por los canchales que bordeaban aquellas praderas pobladas de encinas«
José Miguel Espinar nos ofreció el comienzo de su proyecto para este año. Un inquietante relato en el que se percibe su pericia a la hora de crear un ambiente de misterio. Su propuesta está todavía en una fase temprana de desarrollo por lo que esperamos con interés por donde continuará esta historia.
«Cada una de estas madrugadas, cuando se despierta, tras un breve sueño, en el que últimamente no sueña nada, se hace la misma pregunta, cómo tardó tanto tiempo en darse cuenta de lo que pasaba con Jim. Desde entonces, la invade la extraña sensación de haber vivido una vida falsa, una vida que no le correspondía«
Más avanzado está el trabajo de Luis Marín sobre su historia de una familia en la Andalucía rural de la época republicana. Poco a poco los personajes van mostrándose más cercanos y reconocibles para el lector y ha ganado mucho la narración de los diferentes aspectos de la vida en el campo.
Acababan de montar el sombrajo cuando los segadores empezaron a llegar con el sofoco del mediodía. Apenas cuatro palos y una lona que les protegería del sol. Se abalanzaron sobre los botijos que habían estado toda la mañana a la sombra dentro del manantial de la fuente.
Juanjo Valle-Inclán nos propone para este curso una ambiciosa trama de dos historias con ribetes policiales y cuyo punto de inflexión es un pacto con el diablo. Es de agradecer el empeño y dedicación de nuestro compañero al presentar una elaborada muestra de la estructura y contenido de los capítulos que ya tiene identificados y ordenados.
«Y enfurecerá, y retorcerá más el cuchillo y me abrasará por dentro, me borrará todos los recuerdos para que, en el último segundo, antes de expirar, mi mente no guarde ninguna imagen, ningún nombre, ninguna emoción o sentimiento pasado. Moriré olvidado mis dos vidas. Y esa será su victoria final o al menos así lo creerá»
Por último Carlos Cerdán nos demostró como se puede describir a un personaje desde el punto de vista de otro, lo que es una prueba de la soltura con la que maneja su historia de este arribista que acabara ingresando en un convento. Seguimos con interés el desarrollo de la trama:
«Marcela calla, se deja llevar por Anselmo como si fuera un bulto del que se va a desprender. Él le va diciendo cosas que no escucha. Se debate entre asumir su tristeza o dejar salir su rabia»
Así terminó un día más una jornada del taller en la que vamos viendo crecer los proyectos como plantas incipientes en un huerto urbano.
Vicente Moreno
Vemos crecer la hierba, las espigas, la sangre, los rencores, el amor, las penas, la noche o el día, el mal, el bien siempre indirecto, en contrapunto…