Ayer vivimos una de aquellas tardes de otros tiempos en la que la literatura rezumaba por los muros de la vieja buhardilla impregnando la piel de todos los que estábamos allí. Fue una sobremesa larga, un reencuentro con el pasado, con la literatura de cinco mujeres que desde aquellas tardes de letras íntimas han evolucionado y madurado hasta crear una obra del empaque y la fuerza que tiene Sobremesas manchadas de café y tinta. Allí estaba Carmen Soteres, a la que estaré agradecido porque fue la primera persona que me dijo tú y yo nos vamos a ayudar con nuestros relatos y la que de alguna manera me dio la primera prueba de confianza; Lourdes Chorro, silenciosa, prudente, dejando la palabra a sus compañeras, pero haciendo pensar que en algún momento los que callarán serán los lectores embobados al leer alguno de sus potentes relatos; Blanca Armenteros, a la que siempre admiré por su voz grave, serena, y que siempre regala su literatura con cuentagotas haciendo desear con fuerza un nuevo encuentro; Mercedes Lázaro, que con su chispa y su mirada pizpireta es capaz de agitar cualquier tertulia, ya sea literaria o no; y por último Yolanda López, que parece que no está, pero que es el pegamento capaz de mantener unido cualquier grupo.
Pero las cinco autoras de Sobremesas no fueron las únicas personas que nos ayudaron a recrear aquellos momentos de literatura añeja. Ayer, en la larga sobremesa manchada de tinta tuve la suerte de estar sentado junto a María Isabel Ruano, que fue mi compañera de asiento durante años, y a su lado pude observar a Antonio Blázquez metiéndose en los relatos que está oyendo como si entablase una conversación con sus personajes, y de ver a Josu Bilbao, generoso al disfrutar de los relatos de los demás como si fueran suyos.
Pero era el día de Lourdes, Blanca, Mercedes, Carmen y Yolanda, que estaban con nosotros para hablarnos de Sobremesas manchadas de café y tinta, alegres, vitalistas, orgullosas de una obra que no para de crecer. Disfruté atento a sus explicaciones sobre el proceso de creación del libro, sobre la forma de superar las dificultades para entenderse, sobre su amistad reafirmada por un conjunto de relatos inspirados en Jenny Offil, otra mujer de armas tomar. Sobremesas manchadas de café y tinta es un libro con unos relatos impactantes, duros, crudos. Remueven al lector. Que nadie espere una lectura pausada, lenta, complaciente. Los relatos de estas autoras son todo lo contrario, son un choque frontal contra la realidad: te zarandean, te conmueven, te estremecen con un lenguaje metafórico, llenos de símbolos y poesía, que hacen preguntarte por qué.
Salí dándole vueltas a una idea. No me gusta releer un libro, igual que tampoco me gusta ver una película dos veces. Me parece que le robo tiempo a un libro o a una película que está por descubrir. Pero con Sobremesas manchadas de café y tinta haré una excepción. Lo voy a releer, o quizás haga algo mejor. Lo voy a dejar en mi mesilla de noche como libro de cabecera. Para beber un sorbito de él igual que se hace con el vaso de agua que reposa junto a la cama. Se lo merece. El libro y ellas se lo merecen.
Sobremesas manchadas de café y tinta es un libro de dieciséis relatos escrito por cinco mujeres que derrochan energía narrativa. Es un texto noble inspirado nada más y nada menos que en el compromiso de escribir bien y de no dejar indiferente al lector. Se puede adquirir en Librería Mujeres y cía (calle Unión 4, Madrid) y en la librería Embajadores de sueños de la calle Embajadores, 181, de Madrid.
Manuel Pozo Gómez es autor del libro de relatos Violeta sabe a café, (Premium editorial) y coautor, entre otros, de los libros Madrid Sky, (Uno Editorial); Cuéntame un gol, cuentos de fútbol (Verbum editorial) y RRetratos HHumanos (editorial Kolima).
Muchas gracias a Manuel de esa forma tan emotiva y suya lo que fue la tarde de ayer en el taller. Si que fue una estupenda de tarde, de re-encuentros y de literatura.
Me encanta la crónica, la descripción, el ambiente entrañable que has logrado transmitir. Disfrute y me sentí muy integrada a pesar de las » ucronias» en las que estáis metidos. Cuando tenga tiempo aportaré mi visión de esta tarde, amena y con tintes del ayer. Un abrazo y un placer.
Muy buena crónica Manuel. Muy bien expresado el cariño, respeto y admiración que todos tenemos a estas cinco fabulosas mujeres.
Gracias a todos vuestra acogida. Fue una tarde entrañable.
Magnífica crónica, Manuel, describe perfectamente a estas especiales mujeres y su obra, así como el ambiente que vivimos ayer hablando de ellas y su libro. Mi enhorabuena.
Me uno a la satisfacción general por una tarde muy literaria -además de la sesión de la asamblea también necesaria; gracias particularmente a Paco y a Luis-, y por darnos la oportunidad de asistir a vuestra clase semanal donde, entre ucronías, a los no habituales nos fue muy cordial reencontrar aquellas consonancias literarias de los comienzos en la Casa del Reloj. Muchas gracias a las cinco escritoras por su presencia y por permitirnos, una vez más, conversar sobre los entresijos de su estupendo libro.
Buenos días a todo el grupo. Lo primero que quiero dejar es constancia del agradecimiento a Pura por su interés y su hermosas palabras para anunciarnos y convocarnos para la pasada tarde del jueves.
Y luego la verdad, la emoción que sentí al estar arropada por todo el grupo del taller.
Fue una delicia encontrar a los buenos amigos de siempre y también conocer un poco más a los que ya conocía (algo) más los nuevos compañeros.
La verdad es que yo me sentí como en casa y creo que es un sentir general de las cinco.
Un abrazo enorme a todos.
Para mí fue un verdadero placer estar con todos vosotros y servirme tan arropada y querida, teniendo en cuenta que hacía siglos que no nos veíamos. Y con la crítica literaria estoy encantada. Os quiero a todos, y aunque últimamente no escribo, amenazo con volver…
Un besote de los míos
Yolanda
Gracias por esta estupenda crónica y por hacer posible, sobre todo, una tarde donde el idioma de la literatura nos siga uniendo.
Si todas las tardes tienen intensidad, algunas como la del pasado 28 de noviembre son de las que nunca te quieres perder. Ver a varias generaciones del taller es una delicia y disfrutar de una rato largo con los compañeros no tiene precio.
Nos seguiremos encontrando en los caminos de la literatura, y en los otros también
Gracias a todos los que nos arropasteis el día de la presentación bajo aquel diluvio, a todos los que envolvisteis el otro día en el taller, a los que nos habéis leído, a los que aún no habéis tenido tiempo de hacerlo, al cronista, a Pura, a todos, gracias por vuestro cariño