A finales de mayo analizamos en el taller el relato de Haruki Murakami titulado Una bonita mañana de abril, me crucé con la chica 100% perfecta. Murakami es eterno candidato al premio Nobel, pero también es cierto que tiene muchos detractores. Así tenemos, por ejemplo, a Lara Hermoso que escribió en la revista Jot Down Por qué Murakami no debe ganar el Nobel de Literatura (carta abierta a la Academia Sueca), en el que expone que no lo debe ganar porque Murakami siempre tiene el mismo argumento para sus novelas: Una voz masculina que narra en primera persona, un triángulo amoroso, un corazón roto, un amor que permanece por encima del bien y del mal y de la vida y la muerte y, por último, un repetitivo juego con lo mágico y con lo onírico.
Fermín Zabalegui escribió en El País el 27 de abril de 2017 el artículo Los libros de Haruki Murakami no son para tanto y estos son los motivos en el que tampoco deja en muy buen lugar al escritor japonés. Sus libros no son para tanto, dice Zabalegui, y estos son los motivos: es un autor bastante predecible y engaña en cada libro; sus novelas son psicodramas donde no hay estructura y no existe un personaje que no tenga un trauma depresivo; las descripciones son infinitas, entre ellas las dedicadas a las comidas; sus novelas son productos de marketing, best sellers de estructura similar que se sirven de clichés de la cultura pop y abusan completamente de escenas de sexo engañoso, morboso y un poco obsesivo.
Tampoco sale muy bien parado Murakami en el blog Koratai, dedicado a la literatura japonesa, en el que hemos leído un artículo con el título Cinco cosas que no soporto de Haruki Murakami. En este artículo se afirma que Murakami es un escritor sobrevalorado, un infiltrado en la llamada Gran Literatura. Se le llama pretencioso en argumentos y títulos. Se dice también que su originalidad es impostada, que en realidad no representa a la literatura y la cultura japonesa y que las citas que hace de otros autores en sus obras son triviales.
Lo anterior no parece una buena carta de presentación para este autor, pero lo cierto es que donde unos ven defectos otros ven virtudes. El estilo de Murakami cuenta con una gran masa de seguidores por lo desgarrado de sus personajes, que irradian soledad y deseo de ser amados, y que se suelen encontrar en situaciones oníricas, surrealistas, que hacen que sus historias sean atrayentes y originales.
Efectivamente Murakami suele narrar en primera persona, lo que no es ningún defecto. Sus textos son irónicos y sus diálogos son muy variados, con un juego brillante de narrador. Muchas veces comienzan con monólogos en los que el personaje habla consigo mismo, pero por lo general el monólogo se transforma a lo largo del relato o de la novela en un diálogo con un estilo más directo. Los temas habituales en sus obras son la soledad, la búsqueda de un lugar en el mundo, el amor y la pérdida del amor. Todo esto lo encontramos en el relato Una bonita mañana de abril, me crucé con la chica 100% perfecta.
Por el relato cruza un aire oriental, algo que hace pensar a un lector occidental que se encuentra ante un texto diferente. Aunque el relato parece que está situado en tiempo y espacio desde su comienzo: “Una bonita mañana de abril, en una estrecha calle del barrio chic de Harujuku en Tokio, me crucé andando con la chica 100% perfecta”, el lector pronto se verá envuelto por el juego onírico y metafórico del texto, se dejará llevar por el estímulo de los sentidos a través de la brisa y del olor a flores, por la sensación de quietud (todo ocurre en un momento en una calle de Tokio) que contrasta con la sensación de movimiento (el caminar de los protagonistas en dirección este/oeste y oeste/este) y por último por la indefinición del paso del tiempo. Cuando todo empieza a descolocarse aparecen de nuevo las referencias temporales marcadas por la fecha del primer encuentro entre los protagonistas y su edad de entonces y la actual, que delimitará el paso del tiempo:
«Hubiera deseado hablar con ella. Media hora hubiera sido todo: sólo preguntarle por ella, hablarle de mí, y –lo que más me habría gustado hacer-, explicarle las complejidades del destino que condujo a nuestro encuentro en una estrecha calle en Harajuku una bonita mañana de abril de 1981«
«Erase una vez, un chico y una chica. El chico tenia 18 años y la chica 16.[…] El tiempo pasó con una rapidez espantosa, y pronto el muchacho tuvo 32 años, la muchacha 30».
La transición de la voz del narrador en primera persona al diálogo es brillante y sutil. En esta transición se nos presenta un nuevo personaje, del que sabremos muy poco, y que ayuda al juego de narradores del autor. Este juego de narradores, la aparición del personaje al que se le cuenta lo sucedido (“Ayer en la calle me crucé con una chica perfecta”, le digo a alguien) y la variación en los tiempos verbales, hace que el cuento parezca dividido en dos, quizás en tres partes. O más bien como si el mismo relato se contase de dos o tres maneras en distintos momentos, con una vuelta reiterativa al primer encuentro. Esta reiteración en lo narrado se aprecia claramente cuando dentro del relato parece que comienza otro cuento de una manera clásica:
«Erase una vez, un chico y una chica. El chico tenia 18 años y la chica 16».
El protagonista de este relato es fiel al estilo de Murakami, pues se muestra tímido, inseguro, solitario y en busca del amor. Su historia define la imposibilidad del amor perfecto, que se vio impedido por una gripe, después por la desmemoria y finalmente por el paso del tiempo. La historia de Murakami envuelve al lector de tal manera que le lleva a pensar en lo metafórico de los temas tratados: el amor, el paso del tiempo, el cruce de culturas de este a oeste, de Oriente a Occidente…
El cuento no deja indiferente al lector. Murakami le seduce, le hace pensar, le cautiva por su sensualidad, le mece dulcemente y le obliga a leer el relato una y otra vez. Para entenderlo, pero sobre todo para volver a disfrutarlo. Por todo ello es por lo que recomiendo el cuento de Murakami. Una bonita mañana de abril, me crucé con la chica 100% perfecta.
De lo que estoy seguro es de que Murakami seguirá dando que hablar. Para el 18 de julio de este año 2020 está prevista la publicación de un nuevo libro de relatos de Murakami, con el título Los hombres que no tienen mujer.
Manuel Pozo Gómez es autor del libro de relatos Violeta sabe a café, (Premium editorial) y coautor, entre otros, de los libros Madrid Sky, (Uno Editorial); Cuéntame un gol, cuentos de fútbol (Verbum editorial) y Magerit. Relatos de una ciudad futura (Verbum editorial), y RRetratos HHumanos (editorial Kolima). Ha sido ganador de un buen número de certámenes literarios y sus relatos están publicados en distintas antologías.
Muy buena crónica acerca de Murakami, Manuel.
Murakami es un escritor controvertido, en Japón dicen que es un escritor occidental. Hay quien opina que está sobrevalorado, sea como sea, lleva varios años figurando en las quinielas del Nobel. A mí me gusta bastante.