Por: Luis Marín

¿Quién dijo miedo? Decidir el tipo de narrador que encaja en el relato que el escritor tiene en la cabeza, por lo general, exige pensar y hacer pruebas hasta que se encuentra aquel que permite expresar lo que quiere decir. Lo normal es que el escritor elija su historia, su narrador, el espacio y el tiempo de la narración de acuerdo con el esquema que tiene en su cabeza. Sólo le queda empezar a escribir y redondear la idea inicial corrigiendo y corrigiendo.

El miedo se hace patente cuando desde el exterior se impone el narrador que el escritor debe utilizar. Pero cuando además tiene que ceñirse a un personaje que otro ha creado, el miedo se puede convertir en pavor. ¿He dicho puede? No, no, se convierte directamente en pavor, por no usar un sinónimo que resultaría escatológico en esta crónica que pretende ser pulcra, en la medida de los posible.

Pero en este taller a nadie le tiembla el pulso a la hora de implicarse en los ejercicios que se plantean.

Ernesto Ortega agarró con fuerza al gudari que le había servido Carlos y le puso a reflexionar en su relato La nana del gudari. A casi todos nos han cantado alguna vez una nana. Al personaje de Ernesto la nana que canta su prisionero le recuerda la que a él le cantaba su abuela, en la zozobra de que llegara alguna redada de la guardia civil. Tan insoportable se le hace el canto que no para de recordarse que es “un gudari”. Ha conseguido un soliloquio redondo con un final que nos deja expectantes.

Introducir en un cuento el personaje de un mono, el del zoo de Ernesto, resulta complicado, a no ser que estés hablando de Tarzán. Quizá sea eso lo que se le ha atragantado a Alberto J. Vargas en su cuento Un hombre que te convengaAlgún pequeño detalle no ha permitido que la narración de nuestro compañero haya llegado al soliloquio y se halla quedado a mitad de camino con la primera persona. Seguro que sabrá cómo corregir la deriva para dejarnos ver la influencia que puede tener una madre en la vida su hija. Y decidir qué hacer con las flores.

Alicia Gallego, ha intentado sacar a pasear al personaje de Luis, pero parece que se le ha rebelado. Con un narrador en segunda persona en Tres pasos y siete escalones ha visto como el personaje renunciaba a su renacimiento y prefería regresar al agujero donde había transcurrido su vida en los últimos veinte años, después de un breve paseo, bien ambientado, por su barrio.

A Un mal día lo tiene cualquierade Carlos Cerdán, le puede faltar un poco de conflicto. Arranca bien con el hijo treintañero que necesita un móvil nuevo pero que no tiene trabajo para conseguirlo y al cabreo de su padre por esa desidia. En el paseo que da por el barrio, que podría convertirse en un fluir de la conciencia, describe sus sensaciones, pero se olvida de la historia de fondo. Carlos es capaz de darle la vuelta al relato y convertirlo en un soliloquio lleno de historia.

Ha cerrado la sesión Juan Santos con Hoy es tarde. Ha recogido de Pablo a esa monja en busca del amor de Dios que no deja de sorprendernos. Paradójico y genial ese reproche al altísimo por no haber liberado antes a su tímido novio de una madre absorbente que impidió una vida plena en pareja. Ahora es demasiado tarde, han pasado muchos años y ella ha perdido varias veces la inocencia en busca del amor espiritual. A partir de mañana, cuando baje a rezar, la notará con la mirada ausente.

Luis Marín

Por PDV

6 comentarios en «Soliloquios y algo más»
  1. Yo tengo que decir que, a veces, el personaje que otro compañero ha creado es tan fantástico, que el miedo se torna en emoción incontenida. A mí me ha pasado.

  2. Pero si en la vida he visto que os arruguéis con los deberes por difíciles que fueran, y mira que a veces… Este curso promete. Se ha empezado con ganas. Creo que el compromisos con los personajes de los compañeros ponen las pilas. A seguir así. Muy bien traído todo, Luis.

  3. Me encanta la capacidad de síntesis de la que hace gala Luis. Cuenta lo que quiere contar, no sobra ninguna palabra ni falta ninguna idea. ¡Soberbio!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *