Rodrigo Martín Antoranz es guionista de profesión y cocinero de afición. Se licenció en Periodismo, pero nunca ejerció. Trabaja como guionista profesional desde hace 16 años. Escribió varios cortometrajes: Almas románticas, Anónimos, o Pequeñas fantasías, hasta que se lanzó a la aventura de vivir de la escritura. Y lo consiguió.

Se ha desarrollado artísticamente en series como Mis adorables vecinos, Fuera de control, Lex, Aída, Anclados y en la primera serie para móviles 3G Supervillanos. Durante este tiempo ha estrenado obras de microteatro: Polillas en conserva, ¡No te muevas! También ha desarrollado proyectos audiovisuales para diferentes productoras.

Escribe en una sección propia en la revista Fleet People y en la actualidad se encuentra en trabajando en una miniserie para Movistar, de la que no puede desvelar nada. Todo ello bien sazonado con su otra locura: la cocina.

Es creador y redactor del blog gastrocinéfilo “The Hitchcook: cocinando a cine lento”. En este blog macera recetas caseras con películas. Tan chiflado como suena. Todo es poco para conjugar su ferviente pasión por escribir, por el séptimo arte y por saciar su apetito.

Recientemente ha ganado el primer premio del V Concurso de Microrrelatos 50 años del Teleférico organizado por la EMT con su obra Once minutos.

Ha resultado finalista de la VI edición del certamen Madrid Sky con el relato Amanda, de vez en cuando, del que el jurado dijo que es una fabulación acerca de la posibilidad de soslayar ciertos lapsos de nuestra vida, de saltarnos a la torera los ratos anodinos o las situaciones dolorosas. Eso es lo que desea y consigue Amanda, la protagonista de esta narración, aunque los resultados no siempre son los apetecibles. El relato tiene un argumento original e imaginativo, un lenguaje sencillo, claro y directo que espolea la fantasía, invita a la reflexión sobre el discurrir de nuestra vida y sobre la conveniencia o no de vivirla plenamente estando, como dice el popular refrán, “a las duras y a las maduras”.

AMANDA, DE VEZ EN CUANDO

Relato finalista de la VI Edición del certamen literario Madrid Sky

Rodrigo Martín Antoranz

No quería imaginar cómo había llegado hasta allí. Amanda hacía bien, pues no era algo fácil de asimilar. Al mirarse al espejo el rostro reflejado era el de una mujer anciana, rozando los ochenta, pero resulta cuanto menos chocante que hace apenas una semana, Amanda tan sólo tenía 23 años.

Una semana antes…

Pese a su corta edad, la vida de Amanda siempre había estado llena de momentos tristes y humillantes. Aislada en el colegio, sin grandes dotes sociales, sin alicientes, sin sueños. Más adelante quiso ser actriz, un fracaso tras otro. Y terminó en un deprimente trabajo de cajera. Ser Amanda no era fácil y una inesperada ruptura sentimental, si acaso lo único que mantenía un atisbo de felicidad en su vida, termino por agotar su paciencia. Una noche, mientras miraba hundida en su sofá una película clásica, se dio cuenta de un extraño detalle al que nunca había prestado atención: los personajes saltaban en el tiempo de un plano a otro. En una imagen hablaban de ir al Caribe y en el siguiente corte estaban tumbados en la playa. “Elipsis cinematográficas”, pensó ella. “Eso sí que sería vida”. Borrar las partes terribles y aburridas de tu vida. Saltarlas de tu guion vital. Y esa noche, Amanda pidió su deseo…

A la mañana siguiente la joven se miró somnolienta en el espejo. Agachó la cabeza hacia el grifo y cuando volvió a mirarse estaba maquillada, duchada y vestida. Un pequeño brinco temporal que lo cambió todo. Y no pudo evitar sonreír al comprender que su deseo de la noche anterior se cumplió.

Desde ese momento, viajaba de una secuencia a otra de su vida sin albergar constancia de las fatalidades. Para ella no existían, eran un recorte, como un fotograma amputado en la sala de montaje. Las ocho horas de jornada laboral pasaron a ser cuestión de dos segundos; una temible visita al dentista sólo un suspiro; daban igual las distancias, el espacio-tiempo se había volteado a favor de la joven. Pero todo cambió aquella noche en la que conoció al atractivo Rubén, y tras los besos iniciales, Amanda despertó a la mañana siguiente sin albergar recuerdo alguno de la noche de pasión vivida. Amanda no entendía nada. Las elipsis actuaban contra ella. Sus ansiados saltos temporales se volvieron aleatorios, impredecibles. Su novio se fue a vivir a su piso sin ella recordarlo. Veinte minutos más tarde miraba su anillo de casada mientras su marido Rubén enmarcaba una foto de su boda. El tiempo de Amanda se aceleró. No pudo disfrutar ninguno de sus dos embarazos, pues en su mente sucedieron en sólo tres días. Iba envejeciendo, el tiempo la consumía. Y una semana después, despertó convertida en una anciana de ochenta años con cuatro nietos desconocidos. No quería imaginar cómo había llegado hasta allí, pero tuvo la suficiente templanza como para esa misma noche desear… tener flash-backs. Y reescribir el guion de su vida de nuevo.

Por PDV

2 comentarios en «Rodrigo Martín Antoranz, Finalista del VI certamen literario Madrid Sky»

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