Por: Alicia Gallego
He querido titular así esta crónica porque me ha parecido que esta palabra, inventada por nuestro compañero Vicente es, sencillamente, genial. Con ella se ha referido a la manera de hacer de Lourdes Chorro, de quien dice que sus relatos son poesía escrita en prosa. Y con ese lenguaje cuidado, exquisito, mezclando versos de Rilke e Inmanencia, nos reúne en un cuento al padre Damián y a su Obispo, dos personajes lascivos y despreciables, a quienes no duda en catalogar, olvidando sus delicadas metáforas, con palabras fuertes y descriptivas.
“Aquí estoy, en la cama, como el tronco de un árbol calcinado por el rojo birrete de ese Obispo maricón con escritura cortesana. Su letra de privilegios ha refrendado mi purga. Su cuerpo, relleno de plenipotencia hasta dar arcadas, reía como Lucifer”
Los personajes de nuestros relatos se mezclan fluyendo de un cuento a otro, adaptándose a la manera de escribir de cada uno y viviendo las aventuras y desventuras en que los queramos sumergir. De hecho, la mujer que se desnuda en un cuento anterior, aparece en el relato de Paco Plaza “Miradas que escriben historias” trabajando de cajera en un supermercado. Una mirada atrás en su pasado de joven soñadora, un cuento de la lechera contado con muy buen ritmo a pesar de tener a su protagonista fantaseando desde la cama.
“¿Y si fuera un ingeniero informático de una multinacional importante? Viajaría mucho y, claro, me iría con él a todas partes, con lo que a mí me gusta viajar. Bueno, me da igual lo que sea y si no gana mucho pues nos vamos a la sierra que está ahí al lado, lo importante es que nos querremos mucho.”
A los acordes de “La bien pagá” nos ha relatado sus padeceres la protagonista de “La copla embustera” de Juan Santos, quien con un tono y un lenguaje antiguo, como de posguerra, nos va desgranando el desamor mientras la letra de la copla va recorriendo todo el texto.
“La única forma de seguir a tu lado era simulando mi venta. Me duele que digas que has pagao con oro mis carnes morenas. Yo te juro por Undivé que ni por todo el oro del mundo, hubiera vendido mis carnes a nadie que no fueras tú.”
De pronto bandadas de cisnes, gansos, flamencos y grullas, sobrevuelan el taller. Se acabó la tranquilidad desde la cama de los personajes de los cuentos anteriores. El griterío es ensordecedor. Aprendemos a catalogarlos por la longitud de sus patas y la belleza de sus alas. “Con las alas en los bolsillos” de Fer Jiménez, es un cuento lleno de metáforas cuyo final nos enamora.
“Se arrojó por la ventana, con las alas en los bolsillos, a los pies de los uniformados de patas cortas. Todo parecía apuntar a que aquel amasijo de plumas y patas estrelladas sobre el suelo nevado eran el cisne al que habían venido a buscar”
Anita se siente única e irrepetible, un loto en medio del fango. La protagonista de “Por encima de todo” de Alberto Jesús Vargas nos cuenta la historia de su vida desde la cama de un motel . A lo largo del relato, conjugando presente y futuro de su vida, aparecen personajes perfectamente dibujados.
“Di con un tipo que me prometió incluirme en una agencia de modelos con proyección internacional y bla, bla, bla. No le costó mucho subirme a esta habitación de aspecto decadente en cuya cama revuelta he sido abandonada como un klinex usado”
La mayor parte de los personajes de hoy nos han hablado postrados entre sábanas con voz lastimera. A todos les deseamos que levanten el vuelo como bellos cisnes, alienten nuestro ingenio y sigan volando de cuento en cuento para nuestro gozo y disfrute.
Alicia Galleo G.
Febrero 2022
Gracias por tu cónica, Alicia. Como siempre, atenta y muy sensible a cuanto se lee y se comenta en nuestras tardes de jueves.
Graciass, Alicia por la sensibilidad de tu crónica y tus relatos.
Gracias, Vicente, inventor de palabras y títulos del grupo.
Que maravillosamente nos has destilado las dos horas de taller para ofrecernos esta crónica gran reserva. Siempre es un placer descorchar y saborear tus caldos.
GRACIAS ALICIA.
Una crónica de altura. Sensible y detallada, enhorabuena Alicia.
Qué buena crónica.
Una gozada de crónica. Gracias Alicia.
Una crónica muy bien escrita y ordenada, transmitiendo lo esencial de cada relato. Gracias, Alicia, por la parte que me toca.
Qué bonito, Alicia. Qué bien escrito. Delicado, preciso, casi poético.
Un apunte: el término «proesía» ya existía. He encontrado al menos dos libros con ese título, una página de facebook, otra de instagran… Bueno, por curarse en salud, creo adecuado comentarlo por aquí.
Eso sí, Vicente dio en el clavo al definir el estilo de Lourdes como proesía.
Esa palabra «proesía» habrá que cazarla para el diccionario.