Santiago Eximeno ha sido el ganador del I certamen de escritura rápida ARGALIBRO con el relato titulado MADRES. El jurado estuvo compuesto por doña María Sánchez Robles, doña Alicia Gallego González, miembros de la asociación Primaduroverales, y don Juan José Valle-Inclán Bustamante, miembro de la asociación Primaduroverales y del grupo EscRHitores. El certamen se desarrolló el 27 de abril, dentro de las actividades programadas en el distrito de Arganzuela para festejar el día del libro. Como condición era obligado comenzar los relatos con la frase —“¡Hija, dime de una vez! ¿Qué fecha es hoy?
Santiago Eximeno ganador del certamen. A la izda. Manuel Pozo y a la derecha Carlos Cerdán, miembros de Primaduroverales.Santiago Eximeno es un referente en España dentro del género de los relatos de terror. Ha escrito libros como Lo grotesco (Encuadres, 2017), Umbría (El humo del escritor, 2013) o Bebés jugando con cuchillos (AJEC, 2008) en los que despliega una escritura precisa con la que da rienda suelta a los más desaforados juegos de la imaginación y el horror. También ha impulsado la creación de asociaciones de escritores del género de terror y ha dado rienda suelta a su creatividad dedicándose a la creación de juegos de mesa. Este primer certamen de escritura rápida ARGALIBRO no es el primero en el que Santiago Eximeno resulta ganador, pues tiene en su haber un gran palmares de premios literarios, entre ellos, el II certamen literario Madrid Sky en el año 2015.
A continuación publicamos el relato ganador.
MADRES
Santiago Eximeno Hernamperez
Primer premio I certamen de escritura rápida ARGALIBRO 2019
—“¡Hija, dime de una vez! ¿Qué fecha es hoy?
—Jueves —respondí—. ¿Por?
Mi madre me miró. Estaba de pie, en la entrada del salón, con esa bata de lirios y gardenias que yo le había regalado el mes pasado. Tenía trazas de sueño en el rostro, como si se acabara de levantar, y eso me hizo sospechar.
—Jueves —dijo mi madre—. ¿De qué mes?
Me incorporé y dejé caer al suelo el libro que estaba leyendo. Abrí la boca, la cerré. Debo reconocer que estaba realmente asombrada.
—Mamá —dije—. ¿Cuántos años tienes?
Ella me miró con expresión seria, luego sonrió.
—Sesenta.
—Vaya —dije yo, y la acompañé hasta el sofá—. Siéntate aquí, anda. Y espera un momento, que voy a buscarte.
La dejé sentada en el sofá y fui a la cocina. Allí estaba mi madre de ahora, preparando la comida.
—Estás en el salón —dije.
Mi madre de ahora se sobresaltó.
—¡No me digas! ¿Y cuantos años tengo?
—Los mismos —dije—. Y llevas esa bata que te regalé el mes pasado.
Ella se secó las manos con un trapo. Sonrió.
—¿Crees que debería hablar con ella?
—Claro —dije—. Ve. Estás algo perdida. Pensé que si alguna vez aparecías con tu misma edad lo sabrías. No sé, es lógico, ¿no?
Mi madre se quitó el delantal y se acerco a mí. Me revolvió el pelo como si yo tuviera diez años.
—Aquí no hay nada lógico, cariño, ya lo sabes. Voy a hablar con ella y te cuento, ¿vale?
—Vale —dije—. Yo voy al piso de abajo para contárselo.
—Me parece bien —dijo mi madre de ahora, y fue al salón.
Yo salí al descansillo y cerré la puerta. Tenían mucho de lo que hablar, como siempre. Bajé por las escaleras hasta el otro piso. Lo habíamos alquilado cuando empezaron las presencias de mamá. Abrí con mi llave y entré. Allí, en el pasillo, estaba mi madre de hace diez años.
—¡Hola Bonita! —dijo—. ¿Cómo estás?
—Muy bien, mamá. Has venido otra vez.
—¡No me digas! ¿Y cuántos años tengo?
—Sesenta —dije—. Una sorpresa
—Y tanto que sí. ¿Se lo contamos a las otras?
Asentí y la acompañé al salón. Allí estaba mi madre, múltiples veces. Doce, para ser precisos. Con diez años, con veinte, con cincuenta. Tan distinta y tan parecida a la vez.
—¡Hola! —dijeron todas a la vez.
Yo miré a mis madres, al salón. A los colchones extendidos, al sofá cama. Y pensé que pronto tendríamos que alquilar otra casa. Eso, o mudarnos a otro barrio, uno en el que mi madre dejara de multiplicarse. O si persistía, que empezara a multiplicarme yo también.
·Enhorabuena una vez más a Santiago Eximeno.