Por Luis Fernando Jiménez
El pasado cinco de mayo se celebró un acto de esos que consiguen reforzar la esperanza de que un mundo mejor es posible. Fue en la presentación de un libro de relatos que me atrevo a calificar de especial y que se titula Estrellas en el techo. Y digo especial por muchos motivos, el primero es que los protagonistas cuyos alter ego son los personajes de los relatos, estaban allí presentes, entre el público. Unos protagonistas demasiado acostumbrados a la invisibilidad y a vivir en los márgenes de una supuesta normalidad en la que no tienen sitio. Y eso, en el mejor de los casos, pues para muchos de ellos la justicia ha decidido que están mejor entre rejas. Y aquí es donde entra la Fundación familia, organismo sin ánimo de lucro compuesto por profesionales igualmente especiales que tutelan a esas personas con enfermedad mental. Profesionales que en muchos casos han permutado sus cómodas vidas en el mundo de “los normales” por otra al servicio de los olvidados e invisibles.
Enseguida quedó claro que no se trataba de una presentación estrictamente literaria, que detrás de las ciento cinco páginas de este libro había una realidad dolorosa que la sociedad prefiere ignorar, incluidos, en muchos casos, sus familiares más cercanos.
El libro Estrellas en el techo, consta de nueve relatos, de nueve escritores, además de un prólogo de Ana Jiménez Linares, psicóloga y coordinadora social de la Fundación Familia. Después de leer los relatos intuyo que en la elección de estos escritores el criterio de calidad literaria no fue el único considerado, pues se requiere, además, una capacidad de empatía especial. Por cierto, entre estos escritores hay dos miembros muy queridos de la asociación Primaduroverales, Paco Plaza y Juanjo Valle-Inclán.
Tomaron la palabra las profesionales de la Fundación Familia para poner en contexto esta aventura literaria y el trabajo que realizan con estas personas tuteladas. No quedó muy claro si la enfermedad mental fue previa o consecuencia del acercamiento de los tutelados al mundo de las adicciones y la delincuencia (en algunos casos), es de suponer que han confluido muchos factores. Lo cierto es que en la actualidad estas personas solo tienen permitida la adicción al tabaco, aunque racionado. Conviven en pisos supervisados y trabajan como recolectores de azafrán en unos terrenos de la Fundación Familia. Un trabajo remunerado, por supuesto, y que financia, a su vez, una Fundación con unos recursos económicos muy limitados. La intervención de los profesionales (psicóloga, trabajadoras sociales, terapeutas) fue muy emotiva, pero plena de verdad y compromiso con sus tutelados. Alguno de los escritores tomaron la palabra, nos contaron su compromiso con este proyecto y llegaron los momentos más emotivos del acto. La dureza de muchas de las historias en que están inspirados los relatos crearon en la sala una atmósfera de tristeza y desazón que solamente las lágrimas y los aplausos consiguieron hacer soportable. Cuando leáis el libro entenderéis perfectamente a que me estoy refiriendo, en cualquier caso, no os dejará indiferentes.
Los personajes de los relatos son el alter ego de personas tuteladas por esta fundación. Los escritores recibieron las historias reales contadas por los tutelados, así como la información del trabajo de los tuteladores y profesionales de la fundación. Con todo ello han construido nueve relatos llenos de verdad, pues la ficción y las fantasías que aparecen en los cuentos son ni más ni menos que la realidad diaria de estas personas que contemplan las estrellas en el techo de sus habitaciones.
El libro Estrellas en el techo se puede adquirir a través de la página web de la Fundación Familia.
Has reflejado perfectamente el alma del acto y de los relatos. Esa mezcla agridulce de desgracia y de amor, sazonada por la admirable vocación de servicio de los trabajadores de la Fundación Familia.
¡No os perdáis el libro! Es tan único como sus protagonistas.
Pues deseando de leerlo ya.
Buena reseña Fer. Llena de sensibilidad para un colectivo marginado, como solo lo sabemos personas que tenemos casos muy cercanos.
Fernando, muy buen trabajo. Nos has retratado no solo lo que aconteció en torno a la presentación del libro y la atmósfera que se creó. También de lo qué está hecho el libro: realidad y literatura, alma y empatia. Muchas gracias.
Mi enhorabuena a todos los implicados. Especialmente a los que conozco. Paco Plaza y Juanjo Valle_Inclan.
Muchas gracias Fernando por tu reseña. Nos ayudas a visualizar la presentación y transmites esa emoción que nos recuerda, por un lado, lo afortunados que somos y por otro, la realidad que no debemos olvidar.
Enhorabuena a los compañeros que con su buen hacer literario y su sensibilidad han sido capaces de ponerse en la piel de los otros.
Gracias por esta reseña. Tengo el libro en la lista de espera. Enhorabuena, autores.
Gracias, Fer, por darnos una visión tan completa del acto, sobre a todos lo que no pudimos asistir. Me imagino la emoción que debisteis sentir los allí presentes. Leeré los cuentos que la misma empatía que nos has trasmitido.
Extraordinarios tanto el libro como los relatos, los autores y no digo nada más que me quedaría corto de la presentación y de la redación de este redactor Luis Fernando Jiménez, que no tiene mejora.
Fer, basta con leer esta reseña para , sin haber participado en la presentación y sin conocer la asociación, nos hagamos una idea bien precisa, tanto del acto como de ese grupo de personas comprometidas que trabajan por dar vigor allí donde la musculatura moral de la sociedad presenta una mayor flacidez. Iluminar los rincones, que por incómodos no nos gusta ver, es siempre una labor encomiable. Aplaudo tu brillante aportación a eso.
Estupenda reseña Fer, que por sí misma ya mueve a la solidaridad, sin duda has captado la esencia de este proyecto magnífico. Enhorabuena y felicidades a los autores.