La tarde en el taller de ayer transcurrió en una aparente placidez literaria, pero solo aparente. La verdad es que a la vista de lo que leyeron María, José, Lourdes y Carlos Cerdán uno se puede hacer a la idea de una sugerente mezcla de literatura y pintura. La literatura viene de la mano de las historias que ya van ‘dibujando’ un cuadro final, como una composición de líneas independientes y de piezas sueltas, que se van colocando sobre un tablero imaginario.

María Sánchez Robles empezó la tarde con dos de sus escenas. Claro, es que esta escritora se ha propuesto llevar a cabo una tarea que, cuando menos, nos parece de los más atrevida y sugerente. Su ‘cuadro ucrónico’ versa sobre la recreación de la vida de Vincent Van Gogh y de qué hubiera pasado si no hubiera muerto cuando la historia dice que murió.

Tuvimos la oportunidad de escuchar a María en dos escenas (o piezas de su puzle). En la primera, que se titula ‘Los comedores de patatas’, reconocemos a un Vincent niño en el duro entorno familiar. En este párrafo, nos hacemos una idea: “… los rostros de los campesinos son angulosos y tienen manchas como la piel de las patatas que cultivan de sol a sol, o mejor dicho, de nublado a nublado. Los abrigos en invierno pesan por la escarcha y la humedad, y las casas se vuelven ruines y perversas: las sábanas gélidas arañan la piel, los ventanucos aspiran el viento y lo filtran entre sus rendijas y deficientes acabados, los ropajes húmedos son máquinas de sabañones …”

VVGCon la segunda escena, ‘Noche estrellada’, María nos introduce en un ejercicio de cambio de narrador para colocarnos en ciertos escenarios que irán siendo especiales a lo largo de su creación. Aquí nos presenta al Vincent más oscuro y devastado. Un trozo del texto: “… es tarde y tenías que haber vuelto a casa mucho antes, pues una muchacha no puede andar a estas horas por ahí sola. Una muchacha no puede andar sola sin más, resoplas mientras te pones la capucha de la capa que llevas sobre los hombros y ocultas tu rostro lo más posible. Ni siquiera a plena luz del sol vas segura. Lo peor es que lo sabes, lo sabes todo …

Como estáis apreciando, hasta aquí, la apariencia de placidez literaria ya no lo era tanto. Justo entonces entraba en escena José Sainz de la Maza para leernos su ‘segunda’ primera hora de las largas y densas horas de una noche, de la que ya vamos entendiendo sus espacios cerrados, sus personajes y la intriga con las que nos va dejando. En esta ‘segunda’ primera hora conoceremos con una precisión (entre impresionista e hiperrealista, dependiendo del punto de vista con que el lector se enfrente al texto) un espacio que será muy relevante a lo largo de la citada larga noche.

cpiiiEl espacio es el ‘Club Pickwick’, donde reina un tal Cristian Bron. Un extracto, para entrar en ambiente: “… junto al marco de la puerta, en la pared, Cristian puso un letrero con el nombre del pub, Club Pickwick. En realidad este no es un letrero, el que podría llamarse así, o mejor dicho, los que podrían llamarse así, son dos luminosos, uno sobre la puerta y otro en vertical, en una de sus esquinas, en los que se anuncia el tipo de local: Allnight. Lo otro, lo que está en la pared, no es más que una placa dorada de tres o cuatro palmos sujeta al muro con tornillos …

polToma el relevo Lourdes Chorro, que ayer nos leyó otra escena de su futura obra “Los cánones establecidos”. Su ‘cuadro’ ya va tomando forma, vamos conociendo personajes, acción, amores, miedos, odios y muchas más tonalidades. En el interior del cuartel, el espacio principal, dos de sus personajes se ven por primera vez y nace el amor, un amor entre impaciente y saltarín.

Ya iremos viendo en que queda todo, realmente quedamos impacientes por saber más. De momento, un extracto: “… Adita había leído historias de mártires, de sangre licuada y aquellos cuerpos le parecían santificantes, cuerpos incorruptos, de reliquia venerada. Y Ramírez era el Dios que otorgaba santidad a aquellos vigías sobrenaturales …

Para acabar, Carlos Cerdán, leyó otra de las escenas la vida de su personaje Anselmo. Anselmo, un personaje complejo, sin demasiados escrúpulos, trepa y desconsiderado (entre otras tonalidades) se va presentando en las distintas escenas que Carlos nos ha ido trayendo, y así ya lo vamos conociendo, un poco mejor cada día. Sin embargo, los personajes secundarios que van apareciendo, quedan resueltos y definidos a la primera.

abu Un trocito del texto de ayer, que se titula “El anuncio de boda”, “… su madre, cruzada de brazos le seguía con la mirada en espera de una explicación, pero él no parecía dispuesto a dársela. Caminaba por la habitación mirándolo todo. Se paró ante unas fotos suyas que reflejaban diferentes momentos de su niñez: a hombros de su padre, montado en un triciclo, el día de su comunión con su madre ¿Por qué no sale papá en esta foto? Miró a Marcela. Ella, sorprendida por la pregunta tardó en reaccionar ¿Ya no te acuerdas? contestó poco después…

Al final, la tarde, entre arte y literatura, sí que resultó plácida, … ¿o no?

Hasta la semana que viene, amig@s

Por PDV

3 comentarios en «Pintar ucronías, escribir cuadros»
  1. Me encanta asistir al taller, pero el encuentro con las crónicas tras la participación real es la culminación de una rutina que empezó hace años y que ninguno de nosotros parece poder dejar. Muchas gracias, José Miguel, por ser un cronista tan fiel a lo que ocurrió, por rescatar los mejores párrafos de nuestros capítulos y por transmitir con tus palabras lo plácida y agradable que resultó la tarde de la semana pasada. ¡Muuuuchas gracias y a por más tardes así!

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