A veces ocurre. La tarde de ayer en el taller resultó magnífica después de leer y analizar cinco relatos, en los que pudimos apreciar como personajes que nacen en el texto de algún autor saltan, tiempo después, al texto de otro y después de otro.

A veces ocurre. La tarde de ayer se hizo corta. Nos encontramos con ‘precuelas’ de dos personajes que ya habíamos conocido antes, con una metaficción ‘reversible’, con un hombre de ciencia hablándole de tú a tú a la ‘omnisciencia’. Con un personaje inconmovible hablando con tal lirismo que nos sorprendió, o con dos mujeres ‘que discutían en la cabeza’ de alguien. Vamos por partes.

El primer relato, titulado ‘Hoy’, lo presentó y leyó Pablo Frías. Una historia que por desgracia resulta frecuente, pero contada con un tono ágil y directo, como suele escribir habitualmente Pablo. Historia de abusos y dependencias emocionales. Y al final, inesperadamente, una mujer decide dar a luz el niño que lleva en su vientre.

No, agárrate a tus entrañas. A esas que alojan y alimentan al ser que puede cambiar tu destino. Enfréntate al fatalismo que domina tus actos y abandona el papel de doncella desamparada que él sigue alimentando, la niña candorosa y maleable que murió con aquella firma en esta misma sala de espera, pero de cuyo sepelio sólo tú te enteraste porque nadie ha acudido nunca a consolarte

Juan Jo Valle-Inclán nos leyó “Un trozo de pan. Un tazón de leche. Un libro”. Estupenda transición entre una lectora que, feliz y confortable, lee un libro pesado, de letra pequeña, que la zambulle y atrapa en un escenario antagónico al suyo. Una metaficción que bien podría resultar reversible.

El libro se abre, pero no se encuentran palabras escritas. Una mujer que siente los años en sus arrugas, el frío invierno en sus pies, el temblor en sus huesudas manos, la dureza de la piedra del suelo, la humedad de un rincón gris apagado, el olor a orín y excrementos

Susana de la Higuera nos trajo su “Fiant tenebrae”. La verdad es que Susana lleva una temporada ‘sembrada’ en cuanto a la calidad de sus textos. Un hombre de ciencia en un soliloquio admirable, enfrentándose a su tiempo, encarando preguntas conmovedoras en su deseo de perdurar en la memoria de la humanidad.

¿He sido demasiado arrogante? No es la primera vez que me lo dicen, pero recuerda que me retracté ante los inquisidores, y muchos todavía no me lo han perdonado. Nos has dado el libre albedrío y un mundo fascinante por comprender. ¿Cómo no vamos a levantar los ojos al cielo y querer descifrarlo? ¿Por qué ha de ser el conocimiento una fruta prohibida? ¿Acaso es herejía la Verdad? Explicar el mundo que has creado no le resta maravilla. Al contrario. Nos muestra Tu grandeza

Más que palabras y palabras” es el relato que nos regaló Lourdes Chorro. Con un tono tan poético como es habitual en ella, Lourdes nos llevó al “otro lado”. ¿Será posible tanta belleza para explicar pensamientos tan inclementes?

¿Acaso la niebla emborronó tus recuerdos? ¿El polvo reseco del zulo en que estabais los empañó? Me digo que algo extravió la luz en tus ojos. ¿Qué parte de los míos quieres que ahuyenten las bandadas de aquellas cornejas dirigentes siempre sobrevolando en la oscuridad que decidían la hora definitiva, la última? Y luego hablan de la prisa de las horas por pasar sin detenerse, cuando aquellas permanecían ancladas en círculos en nuestros tejados. ¿Por qué a las aves negras les gustará tanto sobrevolar en la oscuridad del cielo?

La tarde tocaba su fin cuando Ernesto Ortega nos leyó “Sí mamá”. El dilema de un joven sin temperamento entre dos mujeres con fuertes personalidades. El cóctel está servido. Una de estas dos mujeres ya ha saltado de autor en autor, al menos tres veces. Qué cosas ¿verdad?

Él le pide que, por favor, no toque nada. Va detrás de ella por toda la casa, como un perrito faldero, dejando las cosas en el mismo sitio donde estaban antes de que ella las cogiese. Ella le pide que le enseñe el dormitorio de su madre. En realidad, se lo ordena: le dice: Enséñame el dormitorio de tu madre. Él se niega. Ella va abriendo todas las puertas hasta que por fin da con la habitación de la madre. Entra. Él la sigue. Le pide que no toque nada, pero ella coge un frasco de perfume y se pone una gotitas

Efectivamente, amigos. A veces ocurre.

Hasta la semana que viene.

Por PDV

5 comentarios en «Personajes que saltan de autor en autor.»
  1. Pues todo apunta a que las musas también saltan cada semana de cronista a cronista y esta semana han inspirado a José Miguel. Gran crónica.

  2. Y nuestros personajes seguirán saltando de texto en texto y seguiremos disfrutando con cada situación a que los escritores los lleven. Buena crónica, gracias.

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