Por: Paco Plaza

Esta mañana ante la intrascendente pregunta ¿qué tal? He escuchado una respuesta que me voy a apuntar para usarla en el futuro.  Esta respuesta ha sido:

-Estable dentro de la gravedad.

La ha dicho, con una sonrisa,  un hombre ya entrado en los sesenta, por su acento he deducido que  era inmigrante sudamericano, y que estaba trabajando de repartidor. Desde luego,  no debe de ser nada fácil trabajar de repartidor en Madrid en estos momentos con tanta nieve helada en las calles.

Esa respuesta refleja perfectamente lo que está pasando. Este jueves, antes de empezar con la lectura de relatos, hemos tenido noticias de familiares, amigos o conocidos nuestros afectados por el virus, esto ya es una constante, y no debemos olvidar que, aunque ocurra día sí y día también, la situación es grave, muy grave.

Tras los chascarrillos alrededor de la nevada comenzamos con una parte de la novela que está escribiendo José Sainz de la Maza. En esta ocasión la tercera parte del capítulo 3 (Los cócteles de Lis). José nos sumerge, con su prosa pausada y sus diálogos naturales,  en el ambiente de un bar nocturno y asistimos al primer encuentro  entre los dos protagonistas que, casi de inmediato, deriva en cortejo. La novela está ambientada en un futuro indeterminado, no demasiado lejano, y Pura nos sugería que si nos aventuramos en un relato futuro debería, de alguna manera, verse reflejado lo que está ocurriendo en el presente, por ejemplo los condicionantes en el comportamiento que nos trae la pandemia: choques manos, brindis y demás. Inmediatamente surgió el debate, delicioso como siempre, sobre si eso debe ser así o no, sin que, como suele ser habitual, no se llegara a un acuerdo común. Aunque quedó clara constancia de que la libertad del escritor debe de ser absoluta y está en su mano decidir si se consideran o  no aspectos históricos o incluso distorsionarlos si con ello enriquece su relato.

Pura nos dijo que en la novela conviene que haya historias paralelas, que es bueno que  los personajes secundarios se desarrollen  al margen del hilo principal que siguen los protagonistas. Tomamos nota los que, con más o menos dedicación, seguimos con la novela con ucronía que comenzamos el curso pasado.

He aquí, de muestra, un párrafo del texto de José:

“Después de una mirada rápida, comprueba que el ambiente es mucho más animado de lo que esperaba, a pesar de que todavía es temprano y de que aún quedan mesas libres. Inmediatamente percibe lo que interpreta como ‘buenas vibraciones’ y siente cómo una especie de corriente agita sus sentidos y mejora su humor. Sonríe de pura satisfacción. Todo en el Pickwick está a su gusto excepto la música, siempre hay una excepción a lo óptimo, piensa Logan. Más que pasado de moda, el tema que suena le parece viejo, aunque una pareja, tras escuchar sus primeras notas, ha saltado de su asiento y se han puesto a bailar frenéticamente, al estilo del primer rock & roll.”

Continuamos con un duro relato de Carlos Cerdán en respuesta al último ejercicio propuesto por Pura: un relato entorno a la idea de “Homo homini lupus est” , en primera persona y que mezcle pasado y presente. El escabroso tema que aborda nuestro compañero Carlos en su relato “Mi Tadzio” es la pederastia, el abuso de un profesor con un alumno. La mezcla de pasado y presente Carlos la maneja con maestría, utilizando, en ocasiones, el presente para hablarnos del pasado. No obstante, en esta ocasión, se le dio bastante caña al autor. Su cita literal a la novela “Muerte en Venecia” podía sugerir unos sentimientos en el protagonista del relato que no eran coherentes con sus actos. Las citas literarias tienen sus riesgos. Se le sugirió, también,  que ahondara más en el conflicto interno e historia del malvado protagonista. También se recalcó que el hecho de que el niño muriera al tirarse de un octavo piso pudiera distorsionar el relato ya que un incidente tan dramático como la muerte debería de condicionar más los actos del protagonista. Una muestra del buen relato de Carlos:

“¡Vamos, piensen!  Hemos de eludir cualquier responsabilidad por parte del colegio, nos grita el director. Ya se lo he dicho al resto de sus profesores. No podemos poner en entredicho nuestra reputación. Y por supuesto no hablen con nadie ajeno al centro. Tenemos que evitar todo tipo de especulaciones. Seguro que la bazofia de la prensa ya se está relamiendo con este asunto.

Espero las tardes de tutoría con ansiedad, no dejo de pensar en él. Y hasta que llega ese día me consuelo contemplándole durante las clases de matemáticas, le saco a la pizarra con cierta asiduidad. Es cuando se muestra más seguro y relajado. Resuelve los problemas con brillantez y yo le pongo de ejemplo ante la clase, es un modo de ganarme su confianza.»

Por último, leímos el relato “Las palomas” de Juan Santos también en respuesta al ejercido propuesto entorno al concepto:  “Homo homini lupus est” . Juan suele tener ideas geniales y acostumbra a dibujar entornos y costumbres rurales en sus textos. En esta ocasión nos muestra la curiosa relación Cura-Sacristán que había en los pueblos. Y cómo la necesidad de sacar unas “perrillas” llevan al sacristán a criar palomas en el campanario con la complicidad de un antiguo párroco. Pero la usura de un nuevo sacerdote lleva al protagonista a una drástica decisión. Tal vez desmesurada, según algunos críticos. También se le sugirió a Juan que cuidara el tiempo y el espacio ya que en el caso de “Las palomas” es importante que el lector sepa, cuanto antes,  dónde y cuándo comienza el relato. Una muestra del estilo de Juan:

“…Por la parroquia han pasado decenas de sacerdotes y ninguno ha sido tan interesado y tan ruin como éste último. Recuerdo a don José Antonio que era un bendito. Muy querido por mí y por todos los parroquianos. Siendo yo un crío, me ayudó a construir con yeso y ladrillos las palomeras del campanario. Cientos de veces, él mismo cerraba las trampillas de los palomos ladrones para la captura de las torcales, mientras yo hacía otras labores por la iglesia…”

Y con esto terminamos el taller. Nos volvimos a la ventana a contemplar las nieves que aún brillan en las aceras y que pronto serán historia. Nos volveremos a ver el jueves próximo.

Por PDV

5 comentarios en «Palomas, ocultación e ‘imsons’»
  1. Perfecto Paco, como siempre. Compruebo que me perdí una apasionante tarde de literatura . Afortunadamente contamos con cronistas que no pierden detalle, para. transmitirnos el pulso de las tardes de taller .
    Gracias Paco.

  2. Bien visto, Paco, mejor estable en la gravedad, que grave en la estabilidad. Buena crónica, se ve que el autor estuvo atento, tomando buena nota de todo.

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