Una entrevista realizada por: Carlos Cerdán
Carlos: Bueno, Paco, con la publicación de un relato tuyo en “Magerit, relatos de una ciudad futura” y tu puesto de finalista en Guindostán ¿Podemos decir que el 2018 ha sido el año de tu salida literaria del armario?
Paco: Ha sido un año muy bueno para mí. Lo de salir del armario, no sé qué decirte, me parece que aún me queda mucho adentro, entre los calcetines. Tanto ver como una editorial publica un relato mío como ser finalista en Guindostán han sido experiencias muy agradables. Creo que esto me animará a presentarme a más concursos.
C: Cuéntanos cómo llegas al proyecto de “Magerit”
P: Fue a través de nuestros compañeros, Nieves, Manuel, Julio y Juanjo. Ellos participaron con Verbum en el proyecto de “Cuéntame un gol” hace unos años y les propusieron uno nuevo con una temática futurista con toques de ciencia ficción; como en el taller ya había escrito varios relatos en esa línea me invitaron a participar y yo no lo dudé.
C: Hablemos de sensaciones: ¿Qué sentiste al ver publicado el relato?
P: Pues es una gozada, es como ese cosquilleo en la tripa que tienes cuando vas a ver algo nuevo que tienes muchas ganas de conocer, o el que tienes justo antes de subirte a una montaña rusa.
C: ¿Y estar en una caseta firmando durante la última Feria del Libro?
P: Desde luego la experiencia de ir a la feria del libro con una creación propia es algo impagable. Fui muy feliz ese día, algo que tengo que agradecer a la editorial Verbum. Es muy grato lo de firmar libros para mis amigos.
C. Por la temática, el libro merecía una presentación especial. Y así fue en la sala Internacional Lab, allí los autores hicisteis un derroche de imaginación, vistiéndoos con ropajes futuristas, sacando cada uno un personaje de su relato. Tú fuiste disfrazado de pastor intergaláctico (brillante la figura del pastor de asteroides) ¿De quién surgió la idea de hacerlo así?
P: Bueno, son cosas que se dicen tras una larga sobremesa y un par de copas transitando por el tracto digestivo. Lo que sí teníamos claro es que queríamos hacer era algo diferente a una presentación de libro al uso. Cuando ya tuvimos fecha y lugar para la presentación nos juntamos para plantear cómo lo haríamos y retomamos la idea de disfrazarnos, fue una decisión conjunta, aunque a algunos les daba un poco de vértigo.
C: Tu intervención fue más allá de ir disfrazado. Actuaste como maestro de ceremonias, muy concentrado y dando al acto un ritmo y un humor de un auténtico profesional ¿Tenías un guión aprendido o fuiste improvisando?
P: Yo llevo cinco años participando en distintos grupos de teatro y tengo algo atrofiado el sentido del ridículo por lo que la tarea que me asignaron fue la de escribir la escenografía y el guion del acto. No fue improvisado, me aprendí el guion, aunque, como siempre suele pasar, hay cosas que, de repente, se te olvidan y no te queda más remedio que improvisar.
C: Al llegar a presentarte a ti mismo tuviste un pequeño lapsus que nos hizo reír a los presentes. ¿A caso eres de esas personas que das tanto a los demás que te olvidas de ti mismo?
P: No, aún no llego a ese nivel de filantropía. Ocurrió que ya estábamos terminando el acto y ya estaba relajado, fue una pérdida de concentración. Pero si es cierto que quedó gracioso. Eso fue porque había muy buena predisposición en los asistentes.
C: Tu relato se titula Restos de libre albedrío. ¿Crees que en la actualidad, año 2019, tenemos todavía íntegro el poder para elegir y tomar nuestras propias decisiones o es una facultad que vamos perdiendo irremediablemente, igual que perdemos el aire limpio o la nieve de los glaciares?
P: Creo que no somos conscientes de lo influenciables que llegamos a ser. En la era de internet ya son muy pocas las cosas que hacemos o decidimos fuera del ámbito de los medios o de las redes sociales; la verdad ya no es lo que tú ves (fuera de las pantallas ya vemos muy poco) es lo que te dicen, es el “big data”. Y eso no deja de ser una ristra de ceros y unos que alguien con poder y tecnología adecuada puede modificar a su gusto.
C: Si tú fueras un superviviente de Magerit y escribieras relatos. ¿Lo harías sobre de temas del pasado, añorando tiempos mejores, o de un post-futuro donde hubiera sitio para la felicidad?
P: Me apasiona tanto el futuro como el pasado, sobre todo el pasado lejano. Me encantaría viajar al tiempo en el que los primeros homínidos salieron de África, no precisamente porque fuera un pasado mejor, sino porque era un viaje a lo desconocido; igualmente me gusta pensar en un futuro en el que la humanidad se enfrenta a escenarios inéditos, como explorar nuevos mundos o cómo enfrentarse a un apocalipsis (sea de la naturaleza que sea).
C: Algunos de tus relatos tienen pinceladas cómicas. ¿Crees que los futuros madrileños conservarán el buen humor o todo será tan tétrico que la risa solo se escuchará en audios grabados?
P: El humor es la sal de la vida, si eres capaz de imaginar un futuro sin humor solo puedes vislumbrar seres desgraciados, por tanto no nos queda más remedio que conservarlo, y a buen recaudo. Yo trato de llevar a los relatos algo de ese humor. Ahora bien ¿Qué te dicen los actores y directores de cine o teatro? Es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar.
C: Da la sensación de que te sientes cómodo con los relatos futuristas y de ciencia ficción. ¿Es así?
P: Sí, me siento mejor enfrentándome a hipótesis fantásticas que con la realidad. Pero creo que es más debido a mis carencias como escritor que a otra cosa, hacer la realidad interesante es mucho más difícil que impresionar con fantasías.
C: (En caso de que la respuesta sea afirmativa)¿De dónde te viene esa afición?
P: Pues de los tebeos. Siempre me han gustado los comics. Y también de mi afición a la ciencia, la física de partículas y la astrofísica me parecen disciplinas apasionantes, porque se enfrentan a lo desconocido, nos dan respuestas a las cuestiones trascendentales de qué somos y a donde vamos y a la vez descubren nuevas incógnitas que ni imaginábamos, como materias y energías oscuras o quarks con encanto.
C: Háblanos ahora de Guindostán, que se está convirtiendo en una fuente de premios para los integrantes de nuestro taller. ¿Qué te animó a participar?
P: Fue Pura quién nos mandó en su día la convocatoria al concurso de Guindostán. Como el tema es libre y casi no ponen condicionantes me resulta sencillo buscar entre los cuentos escritos para el taller alguno que se ajuste a la extensión que piden.
C: ¿Piensas continuar participando en concursos?
P: Pues sí. Pero no sé si venceré mi vaguería al punto de escribir un relato expresamente para un concurso.
C: ¿Tienes previsto algún proyecto o publicación?
P: No, pero sí que me gustaría poder escribir algún día una novela de ciencia ficción. Qué se publique ya es otra historia, aunque si nos hacemos editores ese escollo ya sería más asequible ¿verdad?
C: Sabemos que aparte de tu afición a la literatura, haces tus pinitos en el teatro. ¿Dónde te gustaría llegar más lejos en el mundo del relato o en el de la escena?
P: En el teatro no tengo metas a conseguir, simplemente me divierte hacerlo. Pero no quiero implicarme en un grupo que haga representaciones regularmente, eso supondría un sacrificio que afectaría también a mi familia y no estoy dispuesto. Disfruto con las clases y haciendo una o dos representaciones a final de curso. En literatura sí me gustaría escribir cada vez mejor y ser capaz de hacer una novela que sea interesante y divertida, esa es mi meta.
C: ¿Quieres añadir algo más.
P: Agradecerte esta entrevista y reconocer, una vez más, la suerte que tengo por pertenecer a este grupo de gran calidad humana que son los Primaduroverales, sin el que jamás habría escrito un relato digno de ser publicado por ninguna editorial ni de ser finalista de ningún concurso.
C: Pues muchas gracias por tus palabras y esperamos poder seguir disfrutando de tus historias y de tus logros.
Me ha gustado mucho, Paco. Creo que en estas entrevistas se trasluce un poco la peculiaridad de cada uno y eso está muy bien. Felicidades.
Felicidades también a José Miguel.
Perdón. No le quiero quitar méritos a José Miguel, pero en este caso tengo que felicitar a Carlos Cerdán. Ha sido un lapsus.
Así que, felicidades Carlos.
En justicia debo decir que respecto a lo de la presentación me ha ayudado Juan Santos ya que yo no estuve.
Tu papel en la representación como pastor de asteroides fue inolvidable. Gracias por asumir el riesgo, por no tener miedo al ridículo y por conducir a este «rebaño galáctico» a un rincón literario confortable. ¡Sigue escribiendo!
En esta entrevista de Carlos a Paco he percibido una atmósfera literaria muy agradable. Poco a poco se van viendo los frutos y progresos de nuestra asociación.
Nivelazo entrevistador y entrevistado. ¡Aplausos bulliciosos!
Ole por estos dos Primaduroverales de pro. Nadie les gana a trabajadores, a buena gente, a simpatía… ¿a que se nota en la entrevista? Y cómo crecen como escritores, madre…
[…] viento huracanado como el que nos trae Francisco Plaza si se lo propone, que puede convertirse en la brisa más sensible de la playa más en calma del […]