Por: Luis Fernando Jiménez
Una tarde primaveral nos acoge un jueves más entorno a la literatura. Flota en el ambiente del taller los preparativos lógicos previos a la presentación del libro Wikuentos de varios escritores de la asociación Primaduroverales. A ninguno se nos escapa que el día 7 de junio está marcado en muchos calendarios como un día emocionante largamente esperado. Y hasta ahí puedo contar. Quedáis todos invitados a este evento.
Entramos en materia con un cuento que Juan Santos ha titulado “Para eso están las amigas”. En esta ocasión, Juan, nos trae un relato con las correcciones que ha considerado oportunas tras las indicaciones del jueves pasado. Aunque todos sabemos de la dificultad de corregir los relatos, Juan se ha empleado a fondo y le ha dado la vuelta a su cuento con un resultado extraordinario. Todos hemos coincidido en reconocerle su acierto en el dibujo de sus personaje que han conseguido darle la credibilidad que le faltaba. Así comienza su relato:
“ Consuelo acaba de ver una carta en su buzón. Acostumbrada a recibir solo publicidad, le extraña la presencia de un sobre blanco con las señas escritas a boli. Una vez en su mano mira el remite: Pascual Calamardo. ¿Es posible que sea él?, piensa en voz alta.
Continuamos las lecturas por riguroso orden de envío y Luis Marín nos lee su monólogo de mujer titulado “A cada uno su manía”. Luis nos narra la historia, llena de manías, de un matrimonio y su asistenta. Y he dicho bien “narra” por qué más allá de la calidad que destila el relato, nos lo cuenta un narrador en primera persona lejos del monólogo interior solicitado. Dicho lo cual, no le resta mérito al retrato íntimo de su protagonista. Vean:
“la última vez se lo dije con un tono un poco de broma, mira así me gusta que estén, que corra el aire, no todos apretujados. Será una manía. Y va y me responde que todos tenemos nuestras manías. Me dieron ganas de decirle que en mi casa la única que puede tener manías soy yo”
A continuación se nos cuela en el orden del día un tal Augusto Monterroso, con su relato El Eclipse. Monterroso, referente del microrrelato, nos presenta a un engreído Fray Bartolomé que arropado por Dios y Carlos quinto pretende salvar su vida derrochando arrogancia frente a los indígenas que acabarán arrancando su corazón a la sombra de un eclipse. Un maestro.
A continuación nuestra querida Lourdes Chorro nos leyó su relato titulado “ Con las puertas abiertas”. Con un estilo más directo de lo que es habitual en ella, nos narra una historia de infidelidades apoyada en unos diálogos perfectos y salpicada, como no podía ser de otra manera, con poesía de alto voltaje. Una muestra:
“Las vueltas al monotema de su madre como todas las perífrasis le hacen una bola que no puede tratar igual que los bocadillos de niña que se empeñaba en que comiera para engordar sus piernas de palillo. Ella escribe directa, versos sin adjetivos, con las puertas abiertas como cuando se desnuda”
Para rematar la tarde, Carlos Cerdán nos presenta “ El milagro de la vida” donde una alta ejecutiva de recursos humanos recurre a Dios sin demasiado convencimiento ante la última oportunidad de ser madre. Con una narrativa contenida y salpicada de diálogos impecables logra el reconocimiento unánime del grupo. Juzguen ustedes:
“He venido a rezar, pero olvidé como se hace, dijo ella con tristeza. Estoy convencido de que sabes hacerlo, solo tienes que hablar, decirle a Dios lo que desees. No necesitas ninguna oración. Ese es el problema, cómo puedo hablarle a Dios si no creo en él”
Pues esto fue lo que dio de si otra fructífera tarde de literatura. Antes de cerrar la sesión, nuestro compañero Aitor, aprovechando la coyuntura de su dedo pulgar, se asomó a una ventanita para saludar al respetable y comprobar lo mucho que le echamos de menos.
Pues eso, nos vemos el martes día siete de junio en la presentación de WIKUENTOS.
Fer no miente. Yo estuve allí y todo ocurrió como muy bien lo ha contado.
Da gusto leer tu crónica, Fer, por encima de todo por el cariño que siempre le pones
Graciassss
Bien por Fer, refleja con brillantez la tarde del jueves incluida la presencia final de Aitor. Bravo.
Según cuentas, Fer, fue una tarde magnífica, lástima no haber podido estar con vosotros. Gracias por tu crónica, me hace sentir como si hubiera estado allí.
Gracias Fer por tu crónica. Siento haberme pedido tan jugosa tarde.
Ole una vez más por Fer. Le dais un broche de clic a la tarde de los jueves con las crónicas.