Miguelángel Flores dejó una gratísima impresión a su paso por el VI certamen Madrid Sky por su simpatía y por su entusiasmo. Fue el ganador en una edición muy competida que ha puesto las cosas muy difíciles al jurado, ya que al menos una treintena de relatos podrían haber llegado a la final por su alto nivel literario. El relato ganador se titula El amor por la ventana, un cuento que según el criterio del jurado maneja a la perfección el realismo mágico, y en el que el autor consigue que parezca normal la presencia de un hombre en una cornisa al mezclar con habilidad elementos cotidianos con lo extraordinario.
Miguelángel se considera a días un sabadellense nacido en Córdoba y a ratos, un cordobés criado en Sabadell. Escribe microficción y teatro. Lo primero cree que desde siempre, lo segundo, desde un poco más tarde. Y no se le debe dar mal porque el mismo día de la entrega de premios se falló la VIII edición del Premio Anual de Microconcurso de la Microbiblioteca, en el que ha resultado ganador en la categoría en castellano.
Ha escrito más de una veintena de micropiezas de teatro y ha destacado en diferentes concursos de microrrelato: Relatos en Cadena, Wonderland, La Microbiblioteca y Monte de Piedad-Carmen Alborch entre otros. En 2014 publicó con la editorial Talentura su primer libro de microrrelatos en solitario: De lo que quise sin querer. Actualmente sigue escribiendo teatro y microrrelatos con la idea de publicar un nuevo libro. mientras tanto mantiene vivo un blog de microrrelatos y otros atrevimientos, al que llama Eternidades y Pegos porque considera que la vida está llena de ambas cosas.
El premio se lo entregó Antón Alonso Suárez, director de la revista Vinos y caminos, patrocinador del primer premio del certamen Madrid Sky. Vinos y caminos es una revista que quiere aglutinar las inquietudes de las personas de cualquier cultura y procedencia que celebran lo grato con vino con las de las personas que transitan los caminos del mundo en viajes insospechados.
Vinos y caminos mantiene una constante y completa información que sobrepasa la actividad turística para divulgar la actualidad general del país en el terreno económico, laboral y político, centrándose en las noticias que de forma directa o indirecta tienen que ver con los sectores de los viajes, el turismo y la cultura. Para Antón Alonso los vinos, los viajes, los libros y la música rompen muchas barreras y contribuyen al mutuo conocimiento forjando amistades y alianzas para siempre. Esa idea la transmite a través de Vinos y Caminos. Y para reafirmarse en ella este magnífico conversador recuerda con frecuencia una cita de Pablo Neruda: “El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría. Caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto”.
El mejor homenaje que se puede hacer a Miguelángel Flores y a Antón Alonso es publicar el relato que les une.
Antón Alonso entrega el primer premio a Miguelangel FloresEL AMOR POR LA VENTANA
Relato ganador del VI certamen Madrid Sky
Miguelángel Flores
No quería imaginar cómo había llegado hasta allí. Y tampoco se lo pregunté. Sí que me extrañó que no estuviera desnudo, es lo habitual en estos casos.
Yo me había asomado a tender, y él estaba de pie en la cornisa. La verdad, me sorprendió, pero supe disimular.
—Buenos días —le dije, como si fuera lo más normal.
—Buenas —me respondió—. Parece que al final no lloverá.
—No, por eso me he decidido a tender.
Cuando fui a recoger la ropa antes de que el sol apretara y se comiera el color, seguía allí. Sentado y con los pies colgando, se hallaba como ensimismado. Por la tarde, tendí la colada blanca, que al no tener color no temo que se lo coman, y le vi mala cara. Supuse que no habría comido. Le ofrecí un hoyo de pan con aceite y azúcar y merendamos comentado sobre los patios que veíamos abajo. De las plantas que lucían unos, de las que no otros, de la conveniencia de que los armarios de exterior fueran de plástico o resina. Lo normal en esas situaciones.
Después de esa tarde, vinieron otras. A veces, sin tener que tender, salía solo para charlar un rato. O me avisaba él con los nudillos en el cristal de que la ropa ya estaba seca. Una noche tendí una manta, porque dijeron que refrescaría. Por la mañana seguía tapado con ella, pero había dejado un dedo fuera todo el tiempo para regalarme un precioso dedal de escarcha, que se deshizo mucho antes que mi sonrisa boba. Otro día de tormenta salí a ofrecerle un paraguas, pero le daba cosa, dijo, que lo tomaran por un loco funambulista extraviado de algún circo cercano. Así que le presté el barreño de la colada, con el que, agachándose, se cubrió totalmente, pareciendo un repentino hongo azul brotado en la fachada.
Dos meses después decidí dejar la ventana abierta cuando me iba. Un atardecer, al volver del trabajo, me encontré sobre mi cama una rosa negra, hecha de plumas de golondrina. Salí a darle las gracias y él, nervioso, se puso a pasear por la cornisa, arriba y abajo como un palomo hinchando el buche. De hecho, ya se codeaba con las palomas, las tórtolas, las urracas y los gorriones de los alrededores, que lo trataban como si fuera uno más en ese mundo endogámico y volátil de los tejados y las azoteas. Aprendió a repetir mi nombre en ocho cantos y arrullos diferentes. A veces, escuchándolo me hacía pipí encima de gusto, pero, lo mismo que en los noticieros, como solo me veía medio cuerpo, él ni se enteraba, ni tenía yo por qué contárselo. Él, poniendo el oído, susurraba: parece que llueve lejos. Yo no oigo nada, le contestaba, entrecruzando las piernas, para amortiguar el sonido.
Cuando llegó la primavera comencé a dejar la ventana de mi habitación abierta, para que entrara el fresquito. Aunque en realidad esperaba, con toda mi alma entre los muslos, que lo hiciera sobre todo él. Una noche entró. Y a partir de ahí, ya todas. Al despertar, eso sí, volvía a su alfeizar, mientras yo seguía un poco más en esa cama, que ahora olía a cielo abierto e intemperie.
—Sabes, el día que me viste por primera vez, estaba a punto de lanzarme y acabar con mi vida. —dijo un atardecer, sin venir a cuento, después de suspirar.
Intuyendo que aquello iba a cambiarlo todo, me vi obligada a interrumpirle enérgicamente. —¡Pero, bueno! ¿Quién es usted, cómo ha llegado hasta ahí? Vamos, bájese inmediatamente, bájese o llamo ahora mismo a la policía. No, por aquí no, búsquese otro camino.
Y sin más, cerré mi ventana. Me compré una secadora y nunca he vuelto a saber de él. Hay amores que, antes de que se conviertan en Dios sabe qué, es preferible dejar que mueran.
Enhorabuena Miguelangel por tu relato y gracias Antón por tu patrocinio. Es un placer haberos conocido y saber que el Madrid Sky, cada año a finales de junio, será un punto de encuentro de viejos amigos unidos por la literatura.
parece evidente que el concurso va ganando en calidad con el paso de los años. Enhorabuena al ganador y al resto de finalistas.
Un gran relato, Miguelángel. Me ha gustado muchísimo. ¡Enhorabuena!
Me encantó el relato Miguelangel, fue una entrega de premios emocionante y de un nivel excelente, qué siga así el Madrid-Sky !! Enhorabuena a todos los participantes y a los organizadores.
Otro año más los nervios se instalaron en la organización yendo de aquí para allá, ultimando detalles, hasta que los protagonistas ocuparon las sillas que les habíamos reservado y las lecturas comenzaron. Este año nos encontramos con ocho finalistas, que por la calidad de sus cuentos, estoy seguro han dado mucho trabajo al jurado. Y tu relato, Miguelángel, me parece un merecido ganador. Enhorabuena
Un gran relato, Miguelángel, enhorabuena. Fue un placer para mí haber participado en el evento, lo cual hace que, en cierto modo, me sienta partícipe del premio. Solo en el premio como tal, no en su dotación económica. Esa es toda tuya.
Un abrazo.
Otro año más pudimos disfrutar de unos excelentes relatos y de la compañía de sus autores. Yo me lo pasé genial. Un gran relato el de Miguelangel. Enhorabuena por tu primer premio
Excelente relato y excelente tarde literaria. Aunque me la perdí, las crónicas y el hecho de compartir los relatos, junto con la publicación de las fotos, me lleva a pasarlo en grande con vosotros, no tanto como si hubiera estado presente, pero al menos puedo sentir de cerca la emoción de la velada. Enhorabuena de nuevo a todos los participantes y a los organizadores. Todo os sale siempre tan bien… que creo que deberíais montar una agencia de organización de eventos, al menos, literarios ;-). Un abrazo.
Rompes la magia y todo a tomar por culo.
Excelente
[…] veces hemos visto a un concursante tan contento como vimos a Miguelángel Flores el día que ganó el VI certamen Madrid Sky. Su cara irradiaba felicidad, se le dibujó una sonrisa […]
[…] Miguelángel Flores, ganador del segundo premio con El sofá, destaca que su obra arranca cuando “un señor mira por casualidad bajo su sofá y descubre otro mundo. Un lugar apacible que jamás habría imaginado y, aún menos, pensado que se hallara tan cerca, justo debajo de donde se sienta a diario. A partir de ahí, su vida, y su visión sobre la misma, cambia, se transforma en otra. Vive por y para disfrutar a escondidas de ese universo recién descubierto, que discurre fresquito bajo su tresillo, que le seduce y le incita a ser feliz sin miramientos.” […]
[…] 52 años después, en 2019 fue el ganador de la VI edición del certamen Madrid Sky con el relato El amor por la ventana. Es el menor de doce hermanos, lo que dice bastante de él, haber estado toda su vida rodeado de […]