Por: Luis Fer Jiménez
Arrancamos un jueves más nuestro querido taller, con el aforo casi completo. Tras las ventanitas de esta nuestra comunidad del 13 rue de los primaduroverales, asoman caras expectantes y de aspecto saludable, que en estos tiempos tan imprevisibles no es un asunto menor. El adelanto horario del inicio de la clase nos auguraba una tarde intensa. Como ya sabíamos la tarde iba a estar dividida en dos partes como los partidos de futbol. Ambos tiempos fueron de tanta calidad que no nos importó apuntarnos a una prórroga. Pero, por lo visto, el resultado se dirimirá en una tanda de penaltis en formato breve, es decir, disparando micro relatos. El VAR (ojo experto) de Pura y Ernesto decidirá quién acaba marcando un gol. El resultado, el 3 de marzo. Pero vamos a lo que hoy nos ocupa:
Empezamos con el relato titulado ”La espera” de nuestro compañero José Sainz de la Maza. Como primera aproximación, y creo que hablo por todos, al leerlo nosotros ya pudimos apreciar su calidad literaria, pero escuchado en la voz de José nos ha parecido extraordinario. Tampoco voy a decir que nos haya sorprendido, pues ya sabemos todos del “buen hacer” literario de nuestro compañero. Los comentarios de todos han apuntado a la excelencia de un relato que destaca por encima de todo por un narrador para enmarcar y que sirva de ejemplo. Un narrador omnisciente que cuenta de manera magistral una espera, un tránsito. Nos abre y nos cierra el foco sobre sus personajes, convirtiéndolos en unos, en otros o en varios, a su voluntad y con maestría. Consigue introducirnos en una sala de espera ferroviaria o quizás de transito, sentarnos en un banco de madera o de plumas de cisne, entre Carmen y Pascual o más bien entre Trini y Paulino. Ellos conversan si hablarse y se miran a través de un moribundo cisne que les evoca tiempos pretéritos desgastados y sin solución.
Será mejor que os ponga un fragmento del relato de José para que comprendáis mejor todo esto que tan torpemente he intentado significar. En este caso es fácil elegir el fragmento, cualquiera nos valdría:
…»¿Cómo es posible no haberla visto antes? Una mujer. Está sentada al final del banco, junto a una esquina. Carmen. Una mujer que aparenta tener unos pocos años más que Pascual. Pelo recogido en un moño y ropa humilde y limpia. Pulcra, podría decirse. Sus zapatos negros parecen oprimir dolorosamente sus pies hinchados. Ella, Carmen, parece confusa, o más bien, asustada. Carmen…¿O es Trini? No, no, esta mujer se llama Carmen”…
Sin más preámbulos, seguimos con “ La última caricia” un relato de nuestra compañera Susana de la Higuera. A pesar de sus reticencias iniciales por el buen sabor de boca que nos había dejado el relato de Jose, su relato también suscita buenas críticas. Lo cual tampoco nos sorprende pues ya sabemos de la buena literatura con que impregna sus escritos. Susana convierte su “heredado” personaje, Rodrigo, en un profesional de la tanatopraxia. Con una narración rica y fluida y su cuidada escritura, Susana nos introduce en el universo de los tanatorios de la mano de un personaje obsesionado con su profesión y más aún con sus clientas. En este punto nuestra compañera, como buena escritora, nos ilustra acerca de una profesión de la cual se ha documentado adecuadamente. Nuestro morbo nos hizo sugerirla que se hubiera extendido más en esa fase del relato. Y más aún sabiendo el destino que le tenía reservado su “querida” suegra, Doña Virtudes, que por exigencias del guion no pudo acabar siendo una clienta más del protagonista. Una muestra:
“ …Cuando terminó, admiro su obra de arte y se emocionó. Le añadió unas gotas de perfume Chanel n°5 y le vinieron a la mente unos versos de Lorca- Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre-. Desde entonces nunca se olvida de poner unas gotas de colonia a los difuntos y siempre recita algún verso en esos instantes finales cuando sus dedos regalan la última caricia que recibirán esos seres humanos”.
Con este buen sabor de boca hacemos una pausa para rellenar nuestras copas y atender a las inexcusables exigencias de la vejiga.
Para la segunda parte del taller tenemos, por cortesía de nuestro compañero Ernesto Ortega, una “master-class” o más bien una “magistral-class” sobre el género de los micro-relatos. Lo primero, por supuesto, es darle las gracias y agradecerle este estupendo seminario a Ernesto. En el cual con gran soltura didáctica nos aportó unas herramientas de lo más pedagógicas para los iniciados o no en este sugerente género literario.. El resultado fue, y creo que hablo por todos, una muy interesante clase. Bien preparada y documentada de este llamado cuarto género tras la novela, el relato y la epopeya. No voy a extenderme, pues Ernesto ha tenido la deferencia de enviarnos el enlace con todo el contenido de la clase. Agradecerle de nuevo sus cualificados consejos sobre este género fronterizo con todos los demás. Además nuestro compañero nos ha propuesto un reto en forma de concurso de micro relatos al que todos nos hemos apuntado con ilusión y convencidos de conseguir su libro de micro relatos: “Los defectos de la anestesia”. Enhorabuena y gracias, amigo Ernesto.
Bueno…que más se le puede pedir a esta intensa e interesantísima tarde de jueves. Un abrazo y hasta el jueves que viene.
FER. 17 febrero 2022
Una crónica genial a la altura de los relatos de Jose y Susana y de la clase magistral de Ernesto. Gracias a todos por una tarde tan estupenda que tan bien recoge Fer en su crónica,
Buena crónica, Fer. Me ha gustado tu símil con el futbol, no en vano los primaduroverales formamos un equipo compacto y comprometido que muchos entrenadores quisieran tener. Como muy bien has contado, en el primer tiempo, dos de nuestras figuras nos deleitaron con sus fantásticos relatos. Y en el segundo, el nuevo fichaje nos dio una lección como si fuera Mbappé.
Buena crónica Fer. Muy futbolera. Ciertamente la lección magistral de Ernesto dejará huella.
Siguiendo con el símil balompédico, tenemos un banquillo de lujo. Y unas capacidades inagotables. Sin abuela estamos. Gracias al cronista y al ponente.
Llevo en el taller de creación literaria muchos años. Recuerdo algunas tardes fantásticas, de esas en las que se te pone una presión en las sienes de puro placer. La de ayer fue una de esas tardes.
Gracias, Fer, por otra gran crónica. De Champion’s. Un lujo contar con el nuevo fichaje de Ernesto. Una tarde magnífica.
13 rue de los Primaduroverales, la mejor de las direcciones.
Fer y sus puntitos geniales!
Gracias por la estupenda crónica, compañero
No decaen las crónicas, Fer mantiene el nivel con una brillante narración de lo que ocurrió la tarde del jueves. Y comparto lo de que no se le puede pedir más a la intensa tarde del jueves. Enhorabuena.
Muchas gracias por la crónica Fer. La verdad es que fue una tarde maravillosa con esa magnífica exposición de Ernesto.
Aprender y disfrutar: el cocktail insuperable de la tarde del jueves. Y la crónica de Fer, ibuprofeno para la resaca.
Fer, estás sembrado este año: por estos lares y por los del taller. Que no decaiga esta energía. Y qué regalazo la clase de Ernesto. Te decimos gracias las veces que se nos antojen.
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