Por María Galán Sánchez-Seco, finalista de la VII edición del certamen Madrid Sky. Artículo inspirado en el ensayo de Gustau Nerín: Blanco bueno busca negro pobre, (2011), Roca Editorial.
En el verano de 2017 Jesús y yo decidimos pasar nuestras vacaciones en Mozambique. Aunque visitamos distintos pueblos y ciudades de la geografía mozambiqueña, el grueso de nuestra experiencia se desarrolló en un pequeño pueblo llamado Nacuxa, al norte del país. Allí los padres paúles gestionan un instituto politécnico para la formación de los jóvenes de la zona, mayoritariamente musulmanes.
Para sacar el jugo a cada día, ambos nos propusimos recoger en un diario único y común nuestras reflexiones, sentimientos, pensamientos y experiencias. Pero no queríamos que nuestro diario se convirtiera en un mero cúmulo de noticias. Si bien éste está formado por observaciones y notas que siguen un orden temporal, todas quedan unidas en un mismo proceso reflexivo propiciado por dos miradas contemplativas. Este propósito de recoger lo vivido en un diario nos sirvió para focalizar y profundizar en ciertos aspectos que de otro modo no hubieran hecho sino rozarnos superficialmente. Intentamos comprender a través de este viaje la lógica de esta época en la que nos ha tocado vivir y plantearnos una postura ante la misma con una conciencia en movimiento que nos permitiera crear y transformar. Por otro lado, podríamos haber hecho un diario privado, para nosotros mismos, pero nos animaba poder compartir nuestras reflexiones con otros a través de un blog que abrimos con este fin sin perder por ello el carácter intimista que predomina en la narración. Por todo ello, podríamos decir que el propósito de la obra es principalmente artístico, entendiendo como tal el de interpretar la realidad y plasmarla a través de la escritura.
El título que decidimos poner a este diario es “Como único equipaje”, título ya existente en el imaginario colectivo por una canción del grupo musical español Revólver. Más allá de la letra de esta canción lo que nos resultó sugerente fue el título, primero por estar grabado en nuestro inconsciente de niños de los ochenta y segundo, por hacer referencia a un único equipaje que, aunque indefinido, se supone esencial para la persona. Ese equipaje esencial es el que quisimos meter nosotros en nuestras maletas, aunque el equipaje de ida nunca sea el mismo que el de vuelta…
Aquí os dejo la entrada de uno de esos días:
Nacuxa, 10 de agosto de 2017. Diario de María.
¿Los números tienen dignidad?
Estamos de visita en la Ilha de Moçambique. La imagen de hoy la ha captado Jesús con su cámara para recuerdo de nuestra retina: Anish, un niño de unos siete años, descalzo y sucio, esperaba en el marco de la puerta de una tienda local de tejidos. Dentro estábamos nosotros. Previamente yo le había regalado un bolígrafo con la condición de que lo usara en la escuela. Y, supongo que con la esperanza de conseguir algo más, aguardaba allí marcando su territorio y echando a los otros niños que se acercaban en busca de las migajas de los blancos buenos[1].
Mirándolos, recuerdo una mañana en España. Clase de Valores Éticos. Discutimos sobre qué es lo que hace a las personas ser tal cosa. Algunos decían que el lenguaje, otros que fabricar instrumentos, otros que ser bípedos… El libro de texto decía que las personas nos caracterizamos por la razón, la libertad, la independencia y la dignidad. Partiendo de estas características, reflexionamos sobre la humanidad de un no nacido, de un bebé, o de un enfermo en coma, que no son libres, ni independientes, ni usan la razón… y en cuanto a la dignidad… ¿qué se quiere decir con dignidad? En mi experiencia, voy descubriendo que la dignidad del ser humano viene del amor, un amor creador que da el ser. Aquellos niños descalzos de la Ilha, los campesinos de Nacuxa, o los intocables de la India, como tantos otros que viven en la miseria, son seres humanos dignos a pesar de haber nacido en lugares del mundo donde no son reconocidos, ni por Occidente, que vive como si no existieran, ni por sus propios gobiernos, que miran también a Occidente para llenarse los bolsillos.
Se nos ha hecho de noche. Estamos de nuevo en Nacuxa, y ha venido Eduardo a por ropa y otros utensilios que Jesús le quiere dar. Sorprendentemente, no sabe lo que es un desodorante… Muchos de estos pobres (de pobreza impuesta) morirán sin tan siquiera estar registrados oficialmente, sin tener un documento nacional de identidad…, pero habrán vivido su unicidad. La tragedia es convertirse en un número; será único, pero tan solo es eso: un número.
[1] Inspirándome en el ensayo de Gustau Nerín: Blanco bueno busca negro pobre, (2011), Roca Editorial.
María Galán, licenciada en Historia, diplomada en Turismo y máster en formación del profesorado por la Universidad de Alcalá, ejerce como docente en Secundaria y Bachillerato desde el año 2011, transmitiendo su pasión por la Historia, el Arte y el conocimiento en general. Además de dedicar su tiempo a la enseñanza, el gusto por las letras la ha empujado siempre a escribir, desde la más temprana edad. Uno de sus trabajos, compartido con su marido, relata en formato diario un viaje a África, contado en clave sociopolítica y existencial. En 2020 ha sido finalista de la VII edición del certamen Madrid Sky.
Gracias, María, por compartir tu experiencia.