Por. Alicia Gallego
Virginia Woolf dijo que anónimo es nombre de mujer, pero una riada imparable de mujeres de todos los tiempos está saliendo a la luz.
En el siglo XII se formó en Lieja el primer beguinato, una comunidad exclusivamente formada por mujeres con el único objetivo de hacer el bien y cuidar a los desamparados. De allí, este modo de vivir la religión cristiana, se extendió por toda Europa con bastante rapidez, aunque fue en los Países Bajos donde más comunidades se fundaron. Las beguinas no pertenecían a ninguna orden eclesiástica ni estaban sometidas a ninguna autoridad religiosa; cuestionaban la autoridad moral de las monarquías y hasta del propio Papa, motivo por el cual despertaron muchos recelos y fobias por parte de los dos estamentos, aunque también contaron con el apoyo de algunas órdenes religiosas.
Las beguinas provenían de diferentes estratos sociales, pero casi siempre de clases acomodadas. Se cree que fue a raíz de las Cruzadas cuando muchas mujeres quedaron viudas, o no pudieron casarse por la escasez de hombres y como los monasterios estaban llenos, se tuvieron que organizar para poder protegerse y sobrevivir.
Los beguinatos, también llamados beguinajes, estaban formados por un grupo de casas, rodeados por una muralla, donde se ayudaba a los más necesitados, enfermos, ancianos, y en especial niñas abandonadas, jóvenes embarazadas fuera del matrimonio y prostitutas. También se dedicaban a labores de educación en un tiempo en el que la mayoría de las mujeres no recibía ningún tipo de enseñanza. Las beguinas eran autosuficientes, se dedicaban a tareas artesanales y a la fabricación de velas, tejidos y trajes. Pero ellas también escribían manuscritos y libros.
Los beguinajes, eran una especie de asociaciones de mujeres autónomas, donde se practicaba una nueva forma de vivir el cristianismo, lo que les valió el desprecio y el acoso por parte de la Inquisición y de las jerarquías eclesiásticas. La libertad para abandonar sus murallas era absoluta, no había ninguna atadura que las obligara a permanecer en la comunidad. Eran mujeres piadosas pero laicas y libres. Para la Inquisición, mujeres insolentes queriendo ser filósofas y teólogas.
Poetas como Beatriz de Nazareth, Matilde de Magdeburgo y Hadewijch de Amberes, son consideradas precursoras de la poesía mística del S. XVI, además de ser las primeras en utilizar las lenguas vulgares para sus versos en lugar del latín. Aunque ya en el S. XI se dan pruebas muy evidentes de un nuevo modelo de religiosidad femenina, es en los siglos siguientes cuando aparecen por vez primera nuevos estilos de vida extraconventual y semirreligiosa, diferentes maneras de vivir la fe que nos han sido dadas a conocer a través de los textos que en su día fueron escritos por estas mujeres, textos muchos de ellos caídos en el olvido durante siglos pero que, afortunadamente, han sido redescubiertos recientemente. Su importancia radica en el diálogo audaz y renovador, escritos con formas de expresión de la literatura cortés, para hablar de Dios y de ellas mismas.
Hadewijch de Amberes fue una mística y poeta que vivió en el S.XIII en Holanda. Todo lo que sabemos de ella nos ha llegado a través de sus obras, más de sesenta poemas y cartas donde plasma con versos de una belleza sublime, la intensidad y emoción del amor que siente por Dios:
“En el tiempo de mi juventud,
Cuando por primera vez probé sus armas,
El Amor me hizo admirar gran festín de promesas,
Su bondad, su saber, su fuerza, su riqueza.”
Hadewijch llegó a experimentar sucesos de éxtasis relacionados con su profunda fe:
“Una noche de Navidad, mientras estaba acostada, enferma, fui elevada en espíritu.”
Beatriz de Nazareth fue confiada por su padre a los cuidados de las beguinas de L’eau, Más tarde realizó estudios de trívium (gramática, retórica y dialéctica) y cuadrivium (música, aritmética, geografía y astronomía). De Beatriz nos ha llegado un pequeño libro, escrito en neerlandés, titulado “Siete maneras de amor”, un tratado que muestra cómo llegar a la consecución de un Amor sublime. En esta breve obra nos describió sus experiencias místicas con gran sencillez y belleza.
“Tras permanecer un rato allí en paz de corazón y dulzura de la mente, al irrumpir el canto del Aleluya, el Señor de eterna misericordia, atravesó de pronto su alma con el fuego de su amor con una lanza ardiente, y con la gran fuerza de la embestida, la penetró con una espada flameante.”
Sus “Siete maneras de amor”, tras seiscientos años de olvido, apareció como un texto anónimo y no fue hasta 1925 que se reconoció a Beatriz como su autora.
Matilde de Magdeburgo se unió a las beguinas de esta ciudad con tan solo doce años. En su obra “La luz resplandeciente de la divinidad” nos describe sus experiencias místicas con referencias constantes al “Cantar de los Cantares”. En este texto pone de manifiesto la decadencia del Imperio y de la Iglesia, lo que le valió no solo el desprecio por ser mujer y escribir en una lengua que no era el latín, sino que el furioso acoso de sus enemigos fue tal, que hubo de refugiarse en el convento de Helfta. Allí conoció a Gertrudis de Helfta y a Matilde de Hackerborn, mujeres muy prestigiosas dentro del misticismo femenino de la época que también se convirtieron en beguinas. Entre todas, elevaron a este convento como uno de los centros más famosos del misticismo medieval europeo.
“Yo, indigna pecadora, fui saludada a la edad de doce años, cuando estaba sola, por el Espíritu Santo, que se derramó con tanta fuerza que nunca más me sentí capaz de cometer un pecado venial grave. El amadísimo saludo ocurría todos los días, y con su amor me hacía desagradable toda la dulzura del mundo, y seguía creciendo de día en día. Esto sucedió durante más de treinta y un años.”
Mención aparte merece Margarita Porete. Esta beguina nacida en el año 1250 en el Condado de Hainaut (Bélgica), es autora de un extraordinario tratado de mística: “El espejo de las almas simples”, en él, la autora, con un sentido estético dotado de gran belleza, nos representa la unión femenina con Dios. Se compone de dos partes; la primera es un diálogo teológico-filosófico entre personificaciones alegóricas. En la segunda, Margarita narra sus propias experiencias y reflexiones. “El Espejo” nos muestra un camino místico de libertad radical, hasta llegar a una plenitud, donde el alma es libre despojada de leyes y normas.
Margarita Porete falleció el 1 de Junio de 1310. La Inquisición la condenó a morir en la hoguera después de enfrentarse a un juicio por herejía. Su libro había sido declarado herético y quemado tres años antes. Después de un año de detención y encarcelamiento, el inquisidor general Guillermo de París, insta a la autora a retractarse del contenido del libro, pero ella, lejos de rectificar, mantiene un valiente y profundo silencio sin desdecirse. “El espejo de las almas simples” tuvo una enorme difusión, traspasando fronteras como pocos textos de su época, siendo traducido a varios idiomas ya en su momento. Margarita murió, pero su ejemplo y su obra se difundió por toda Europa aunque de forma anónima, hasta que en 1946, aquel libro “pestiferum”, lleno de herejías y errores, como lo definieron quienes lo condenaron, fue restituído a su autora por Romana Guarnieri, después de pasar por las manos, tres años antes, de Simone Weil, quien desconociendo a su autora, queda vívidamente impresionada por su lectura y se hace eco de él en sus “Cahiers d’Amerique” y en “Écrits de Londres et dernières lettres”, sus dos últimas obras.
“Virtudes, me despido de vosotras para siempre
Tendré el corazón más libre y más alegre,
Serviros es demasiado costoso, lo sé bien,
Puse en otro tiempo mi corazón en vosotras, sin reservas,
Era vuestra, lo sabéis, a vosotras por completo abandonada,
Era entonces vuestra sierva, ahora me he liberado.
Tenía puesto en vosotras todo mi corazón, lo sé bien,
Pues viví por entonces en un gran desfallecer.
Sufrí grandes tormentos mientras duró mi pena,
Es maravilla que haya escapado con vida,
Pero, como es así, poco importa ya: me he separado de vosotras,
Doy por ello las gracias al Dios de las alturas; el día me es favorable,
Me he alejado de vuestros peligros, en los que me hallaba con grancontrariedad.
Nunca fui libre hasta que me desavecé de vosotras;
Después de varios intentos del Papado por acabar con las comunidades beguinas, y después de la reforma y Contrarreforma, el movimiento decayó pero no desapareció. La beguina, Marcella Pattyn, murió el 14 de Abril de 2013 en San Juan de Kortnijk (Bélgica), ella era la última representante de una de las experiencias de vida religiosa femenina más libre de la historia.
Alicia Gallego 8 de Marzo de 2021
¡Qué interesante! Muchas gracias, Alicia
Estupendo homenaje a estas beguinas, mujeres fuertes en un periodo de la historia tan duro. Gracias Alicia
Una figura muy desconocida. Gracias por acercarnos a una forma de vida, que como todas las innovaciones, tuvo que luchar contra la incomprensión general.
Unas heroínas estas mujeres que nos descubres. Tras las guerras mundiales y también en Bélgica ( Flandes) las mujeres se unieron en un barrio ( gueto) para protegerse y ayudarse entre ellas.
Estupendo homenaje a estas grandes olvidadas.
Gracias Alicia .
Gracias, Alicia, por «desenterrarnos» a tantas mujeres sabias, y por ahondar en la historia y en estos movimientos olvidados.
Cada vez está siendo más necesario descubrir a las mujeres que han sido enterradas desde hace siglos. Que salgan a la luz sus voces es tarea nuestra. Gracias Alicia por traerlas a nuestro siglo XXI.
Me resulta muy curioso de estas mujeres ése no querer intermediarios entre Dios y ellas, esa forma particular de relacionarse con la divinidad, fundamento principal de lo que más tarde sería piedra angular del Protestantismo. Y para curiosos ésos arrebatos místicos que experimentaban algunas y que luego conocimos también en Sta.Teresa. Un flipe. Gracias a tod@s por vuestros comentarios.
Me quedo «Con el espejo de las almas simples» para intentar dejar atrás las virtudes que tan enraizadas tenemos. Alicia, cada año un nuevo descubrimiento.
Graciasss
Gracias, Alicia, qué maravilla. Sí, alguna me ha recordado a Santa Teresa. Yo creo que en las congregaciones religiosas había mujeres muy notables y no relacionadas con la religión.
Un gustazo y un abrazo
Estas mujeres, como tantas otras en la historia, unen a sus cualidades artísticas y humanas el coraje de enfrentarse a unos poderes que las despreciaban, las humillaban y las perseguían. Gracias, Alicia, por darme a conocer una realidad que desconocía.
¡Precioso! Muchas gracias por este regalo imformativo, no tenía ni idea . La despedida de las virtudes es un broche final perfecto.
Gracias Alicia por descubrirnos a estas mujeres.
Gracias, Alicia, por no faltar ni un día desde hace años a este homenaje a las mujeres.
Me ha encantado tu entrada, Alicia. El valor de enfrentarse contra el poder establecido en aquella coyuntura tan difícil solo podría provenir de una mujer. Desafortunadamente los historiógrafos oficiales no lo recogían. ¡Cuantas hazañas de este tipo habrán quedado en el olvido!
Muchas gracias Alicia por abrirnos los ojos a la exitencia de estas heroínas tan olvidadas durante tánto tiempo. Precioso artículo.