LA ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO
EN EL VI CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
DE VILLANUEVA DE LOS INFANTES
Por Juan Santos Santos
El pasado 28 de agosto, a la hora que debería haberse celebrado el prestigioso Certamen Literario Francisco de Quevedo (por culpa de la pandemia es el segundo año que no se convoca), los miembros de la Orden, con nuestros hábitos y sombreros, tomamos el claustro del Convento de Santo Domingo para presentar el libro “Se nos hizo raíz la historia”, conmemorativo del VI Centenario del nombramiento de Villanueva de los Infantes como villa independiente. Damas y caballeros hemos colaborado con nuestros mejores escritos, en prosa y en verso, para ensalzar este singular acontecimiento, tan importante para nuestro noble pueblo.
El día 10 de febrero de 1421, el maestre de la Orden de Santiago e infante de Aragón, don Enrique de Trastámara, firmó el pergamino donde daba el privilegio de independencia a la villa de La Moraleja, hasta entonces pedanía de Montiel. Para darle más prestigio, don Enrique le cambió el nombre, pasando a llamarse Villanueva del Infante. No tardaron, sus adversarios, en quitar protagonismo a don Enrique para dar gloria, también, a los otros dos hermanos, los infantes don Alfonso y don Juan, poniendo el nombre en plural, quedando definitivamente Villanueva de los Infantes.
La villa prosperó hasta convertirse, en pocos años, en el centro de la Orden de Santiago en el Campo de Montiel.
A lo largo de la historia han sido muchas las personas ilustres que han pasado por ella, aportando a la villa un relevante prestigio espiritual y cultural, como el santo limosnero Santo Tomás de Villanueva, el humanista Bartolomé Jiménez Patón, y escritores como Cervantes y Lope de Vega, entre otros. Mención especial merece Francisco de Quevedo, que pasó allí los últimos días de su vida. Sus restos reposan en nuestro pueblo, en la iglesia de San Andrés.
En 2004, según un estudio multidisciplinar, liderado por el doctor en sociología Francisco Parra Luna, Villanueva de los Infantes fue considerado como “El lugar de la Mancha” lugar enigmático que no quiso desvelar Cervantes al inicio de su Quijote.
En la actualidad es Conjunto Histórico Nacional, y la villa ha sido recientemente incorporada a la lista de los pueblos más bonitos de España. No en vano sus calles y plazas conservan intacto el regusto cultural del Siglo de Oro.
Una leyenda y un romance han sido mis aportaciones a este libro. En la presentación, con mi acento nativo y comiéndome las eses finales como buen infanteño, leí el romance dedicado al infante don Enrique.
(La fuente histórica donde me he documentado pertenece al historiador Carlos Javier Rubio).
Romance al Infante Don Enrique
Don Enrique de Aragón
puso su firma y su sello,
en un noble pergamino
dándonos un privilegio.
“Desde hoy la Moraleja
que de Montiel viene siendo,
será villa independiente
con su propio ayuntamiento”.
Así quedó refrendado
en Ocaña de Toledo,
mil cuatrocientos veintiuno,
a fecha diez de febrero.
¡Viva Don Enrique, viva!
¡Viva el Infante más bueno!
¡Y viva la Moraleja!
gritaban los lugareños.
A recuperar sus huestes
para luchar por su reino,
a la Moraleja vino
Don Enrique y su cortejo.
Con su presencia, la villa
en prestigio fue creciendo,
por eso le puso un nombre
acorde con su abolengo.
Así la rebautizó
con pomposo lucimiento,
Villanueva del Infante
por su honor y sus arrestos.
Villanueva prosperó
siendo capital y el centro,
de la Orden de Santiago
en el Campo Montieleño.
Mala suerte tuvo el Maestre
cuando luchando el primero,
cayó al suelo malherido
en la batalla de Olmedo.
A los dos meses murió
el Infante más pequeño,
sin reinar en su Castilla,
la Corona de su sueño.
Cuando a la villa llegó
el rumor de aquel suceso,
por las calles y las plazas
lloraban los Infanteños.
Su Alteza, muera tranquila,
suba orgullosa hasta el cielo,
que sabremos conservar
la nobleza de su Pueblo.
Años después, sus contrarios
para empañar su recuerdo,
Villanueva del Infante
en plural lo convirtieron.
Pero sabe don Enrique
que después de tanto tiempo,
seguimos diciendo Infante
los que en Infante nacemos.
Juan Santos vive en Madrid, pero nunca ha perdido el contacto con su pueblo, Villanueva de los Infantes. Pertenece a la Orden Literaria Francisco de Quevedo y participa en la organización del Certamen poético que cada año organiza la orden literaria. En 2019 recibió el primer premio del XVII Certamen Literario “Lorenzo Serrano”, y en 2017 ganó el certamen literario convocado por la peña cultural flamenca “La Pajarona”, de Bujalance. Es coautor de los libros de relatos 2056 Anno Domini y Error 404.
Buen romance, vive Dios. Y con acento sublime sería declamado por el egregio hijo de esa muy noble villa, el celebrado poeta, Juan Santos.
Grande Juan. Villanueva de los Infantes debería nombrarte hijo predilecto por la pasión y el amor que transmites al destacar las muchas virtudes de tu pueblo.
Estupendo el romance y a la vez reseña historica Juan, y extraordinaria la labor literaria que hacéis los miembros de la Orden.
Bravo Juan. Eres el perfecto embajador tanto de la Orden como de Infantes.
El romance, soberbio.
Gracias Caballero Santos.