Hemos tenido la oportunidad, en el taller de ayer, de disfrutar con la presencia de los tres escritores que resultaron ganadores del Primer Certamen de escritura rápida Argalibro 2019 que la asociación Primaduroverales organizó recientemente: Santiago Eximeno (Madres), José Ramón Vázquez (El tratamiento) y Jazmín Olea (El río).

Así, pudimos oír de su propia voz la lectura de los respectivos relatos e intercambiar el análisis que entre todos hicimos, como es habitual en la dinámica del taller. Además, nuestra compañera Alicia Gallego leyó su VI Wike, ‘Mira, Amelia’ que terminó suscitando un amplio debate.

Yendo por partes, y sumando personajes, ayer nos encontramos con Mujeres por todas partes. Del texto de Alicia, vimos como Amelia y Teresa paseaban por un pueblo sumergido, la una posiblemente como fantasma, la otra quizá viva, y ambas interactuando con otro fantasma.

Después, en el relato de Jazmín Olea, tres mujeres hablaban y hablaban en un lugar demasiado común, demasiado doloroso y universal, pero en este caso con un cierto acento mejicano.

Más tarde, en el relato de José Ramón Vázquez, otras mujer, ésta, atemorizada por comportamientos masculinos, demasiado universales y demasiado comunes también.

Y para acabar, en el relato de Santiago Eximeno, más mujeres, en este caso una madre que se multiplica y se multiplica, frente una hija que los asume con una naturalidad comprensiva y tierna.

Ahora vamos a incluir una muestra de cada uno de los relatos, para saborear, aunque sea un poco, de estos magníficos textos.

De ‘Mira Amelia’ (Alicia Gallego)

A algunas casas se les quedó un sentimiento como de incredulidad y todavía conservan la esperanza de que sus dueños vuelvan a habitarlas, otras perdieron la ilusión hace mucho tiempo, la mayoría se resignaron desde el principio. A ellas no les importa, dicen que así se sienten más acompañadas, así que yo me suelo colar dentro de ellas y, a través de las ventanas, observo cómo los peces  me miran con curiosidad al otro lado de los cristales

De ‘El río’ (Jazmín Olea):

—Yo quería que te regresaran. Tú no tienes que estar aquí. Tú no vas a aguantar el río.

—Ni sabes nadar.

—Pues que se quede mi cuerpo al fondo. Mejor ahí adelante que allá atrás.

—¿Qué van a hacer cuando se llene el río?

—¿Cómo?

—Cuando se llene y las que vienen no tengan que nadar y caminen sobre las que nos hundimos.

De ‘El tratamiento’ (José Ramón Vázquez)

Nos acompañan hasta el coche, mi padre aferrándose al codo de la funcionaria como un escalador colgado de un barranco pensando que en cualquier momento va a precipitarse al vacío. Los jardines de la institución están llenos de pacientes que, como él, miran al mundo con los ojos de un niño para el que todo es nuevo. Con delicadeza impropia de su tamaño, la funcionaria lo mete en el coche que ha pedido por el asiento del copiloto

De ‘Madres’ (Santiago Eximeno)

Yo salí al descansillo y cerré la puerta. Tenían mucho de lo que hablar, como siempre. Bajé por las escaleras hasta el otro piso. Lo habíamos alquilado cuando empezaron las presencias de mamá. Abrí con mi llave y entré. Allí, en el pasillo, estaba mi madre de hace diez años.

—¡Hola Bonita! —dijo—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, mamá. Has venido otra vez.

—¡No me digas! ¿Y cuántos años tengo?

—Sesenta —dije—. Una sorpresa

—Y tanto que sí. ¿Se lo contamos a las otras?

 

Y esto todo por hoy amig@s. Fue, una gran tarde, una tarde de mujeres, muchas mujeres.

Hasta la semana que viene.

Por PDV

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