Por Luis Fernando Jiménez

Es inevitable que este atípico día del libro quede bajo el oscuro manto que un virus extiende entre el arcoíris y nuestras cabezas. Agravado, si cabe, en un paciente (libro) que con anterioridad ya permanecía en una UCI.

Nuestros pasos no podrán perderse este año entre las casetas de la feria del libro, ni disfrutar del olor a literatura que desprende la Cuesta de Moyano. Tampoco las firmas y dedicatorias dormirán en nuestros libros preferidos.

Los nuevos formatos del mercadeo global de la cultura quizás salven al libro (e-Libro). Pero los libreros y las librerías donde vive la literatura que no tiene cabida en otras estanterías, no aguantarán mucho más tiempo. En la misma situación está gran parte del mundo de la cultura. En nuestras manos está consumir en los cercanos bares de la cultura, donde el tabernero ya sabe de antemano que queremos tomar, incluso que tapa nos apetece en ese momento.

Entre los escritores que desgraciadamente nos han abandonado este año, aunque a medias, pues los escritores nunca se van del todo, quiero mencionar a Luis Sepúlveda, escritor chileno. Encarcelado y después desterrado por Pinochet, se enamoró de Asturias y allí, en Gijón, murió por Covid-19 este mes de abril a los 70 años. Así empieza uno de sus libros.

“La manada de hombre, tiene miedo, lo se porque soy un perro, y el olor ácido del miedo me llega al olfato. El miedo huele siempre igual. Es tan fuerte el hedor del miedo de los hombres, que perturba los aromas de la tierra húmeda, de los árboles y de las plantas. El aire también me trae, aunque levemente, el olor del fugitivo, pero él huele diferente, huele a leña seca, a harina y a manzana. Huele a todo lo que perdí”

Historia de un perro llamado Leal

 También, en este 2020, se cumple el centenario de la muerte de don Benito Pérez Galdós. Aprovecho para dedicar estos párrafos de Galdós, a todos los abuelos que se han ido en esta pandemia.

“Ha traído el día y la noche. Cuando embarcó para allá, había desperdigado toda su fortuna. Esperaba recoger otra, que le ofreció el gobierno de Perú, por las minas de oro que allá tuvo su abuelo, el que fue virrey. Pero no le dieron más que sofoquinas, y ha vuelto pobre como las ratas, enfermo y casi ciego, sin más cargamento que el de los años, que ya pasan 70. Luego, se le muere el hijo en quien adoraba…”

El abuelo, 1897

Sean nuestros libros tablas de surf, o sean, tablas de náufrago, solo deseo que el 2021 sea el año de la pandemia del “coronalibros”.

Luis Fernando Jiménez cursó estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad autónoma de Madrid (1979-1985). Ha vivido muchos años en el extranjero, entre Bruselas y Amsterdam, dando clases en academias, sobre todo para hijos de emigrantes. Siempre tuvo interés por la escritura y a su vuelta a España, en Madrid, un taller de creación literario con Álvaro Pombo como profesor le animó definitivamente a adentrarse en el mundo de la creación literaria.

Por PDV

14 comentarios en «Jueves 23 de abril de 2020. Día del Libro»
  1. Magnífico estreno en nuestro blog, Fer. Anduvimos por la misma universidad los mismos años, tu en Derecho yo en Empresariales, muy juntos. Seguro que nos hemos cruzado por allí en algún momento, aunque yo iba por las tardes. Pero compartíamos profesores y sobre todo cantinas.Bienvenido.

  2. A ver si es verdad que llega esa pandemia de coronalibros en 2021. ¡O antes, si nos dejan salir! Muy buen recuerdo a Sepúlveda en el Día del Libro.

  3. Excelente crónica, Fer. Cuando esto termine, tenemos que plantearnos comprar libros, para compensar lo que leemos gratis y levantar la crisis del sector

  4. El año que viene en tu crónica seguro que veremos libros que tengan más colores que el arco iris. Luis tienes un puntito genial en todos tus diarios.
    Gracias

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