Juan Pablo Goñi Capurro nació en Lomas de Zamora (Argentina), el 11 de octubre de 1966. Criado y radicado en Olavarría. Es un hombre polifacético que estudió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata. Pero su vida se decantó hacía las artes. Es actor y dramaturgo y colabora con el blog Solo Novela Negra http://solonovelanegra.com/

Ha publicado varios libros y ha ganado numerosos premios literarios. Entre sus libros destacamos dos libros de microrrelatos: La mano y A la vuelta del bar y uno de cuentos Alejandra. Autor teatral reconocido, ha llevado a escena obras como Por la patria mi general, Vengo por el aviso y El cañón de la colina.

Ha sido finalista del VI certamen Madrid Sky con el relato titulado Al borde, del que el jurado dijo que destaca por su tensión, que atrapa al lector desde las primeras líneas, y hace sentir que siempre va a ocurrir algo. Sin embargo, la verdadera historia no es la que parece contarnos el autor, sino una verdad soterrada que se nos sugiere de forma magistral.

Desde su Argentina natal, Juan Pablo Goñi nos envió el siguiente video.

 

https://youtube.com/watch?v=XWW_wzsmuaQ

 

Al borde

Relato finalista del VI certamen literario Madrid Sky

Juan Pablo Goñi Caparro.

Al borde

            No quería imaginar cómo había llegado hasta allí. Antes de mover un músculo, observé si Andrea estaba cerca. En teoría estaba encerrada en su cuarto, finalizando el proyecto del chalet para el francés de la charcutería; no me confié, mi esposa era de efectuar salidas para recrearse. Cuando me aseguré que continuaba fuera de escena, dirigí la vista hacia la ventana que Benjamín, nuestro hijo de un año, estaba investigando. Lo hacía del lado de afuera, gateaba sobre el alféizar, a quince metros del cemento de la vereda.

El niño, por fortuna, miraba hacia adentro, más bien, hacia el costado, al marco de la ventana que yo había abierto para fumar. La ventana estaba sobre la encimera de mármol, había un espacio de pocos centímetros para extender los brazos sin necesidad de mover los jarros de café o las latas de galletas. Entendí que el silencio era indispensable para evitar que el niño efectuara un movimiento brusco. Me acerqué en puntillas y medí la distancia que me faltaba para llegar a tomarlo de la cintura. Imposible, se había acercado al extremo, la manita tocaba la traba suelta en el marco.

Hombre que siempre había jugado sobre seguro, me provocó un sofoco jugarme la vida del niño a un único manotazo; abortado el plan silencioso, de un solo tirón debía voltear las galletas y capturar a Benjamín. Expiré suave, no podía demorarme, bastaría que el niño me viera para que abandonara esa momentánea posición sólida. Estiré los brazos para acortar el zarpazo. Mi corazón sonaba como los bombos de una marcha hacia Plaza de Mayo. No lo pensé más, me la jugué.

Mis manos hicieron contacto con la pequeña cintura, las curvé para agarrarlo y lo traje de nuevo a la seguridad de la cocina. Las latas cayeron, rodaron sobre la encimera y acabaron en el piso. Apreté fuerte a Benjamín contra mi pecho. Oí la puerta, los pasos rápidos de Andrea. Me puse a girar como si bailara, el niño me acompañó con risas. Andrea vio las latas en el suelo, preguntó con sus ojos en pose inquisidora. Me puse a canturrear mientras continuaba mi vals.

—Juan, ¿puedes tener más cuidado cuando juegas? Casi me muero del susto, creí que había pasado algo grave.

Se agachó, juntó las latas y las colocó en su sitio. Más calma, me echó una segunda mirada.

—Tienes que comenzar a ejercitarte, fíjate cómo te has puesto por tan solo bailotear con el niño.

Se marchó al cuarto sin precisar a qué se refería. No necesité su aclaración. Se refería al sudor; la remera celeste se había vuelto azul, mi cara era la cara de una persona sometida a un baño termal.

Una vez que cerró la puerta, aseguré yo la ventana; coloqué incluso la traba. Luego dejé a Benjamín de nuevo junto a sus juguetes. Aún no recobraba las pulsaciones normales; me apoyé en la pared, mis piernas se doblaban. Me sentí cansado como si hubiera  corrido un maratón. El niño, sentado, intentaba destrozar un camioncito de madera.

—Benjamín, no vuelvas a darle un susto a tu madre, ya viste como se ha puesto —dije bien alto.

Luego me senté y apagué el televisor, ya me enteraría del resultado del clásico.

 

Por PDV

2 comentarios en «Juan Pablo Goñi Capurro, finalista del VI certamen literario Madrid Sky.»
  1. Gracias, Juan Pablo, por dejarnos este relato y por contactar con Primaduroverales. A veces el resultado del clásico es lo de menos. Enhorabuena.

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