Hace unos días, en el taller leímos un poema de este autor costarricense. Jorge Debravo, que a pesar de haber muerto muy joven (a los veintinueve años) no se le puede aplicar la famosa frase “vive rápido, muere joven” que pronunciara Humphrey Bogart en “Llamad a cualquier puerta”, erróneamente atribuida a James Dean.

Jorge Delio Bravo Brenes, que es su nombre real, no tuvo una vida fácil, le costó acceder a su primera escuela; por eso, aunque murió joven, no vivió rápido. Nació en 1938, en el seno de una familia muy humilde, en Turrialba, provincia de Cartago (Costa Rica) y murió en San José en 1967. El 31 de enero, día del nacimiento de Jorge Debravo, ha sido decretado en Costa Rica como el Día Nacional de la Poesía.

Siendo muy joven empezó a publicar en el periódico El Turrialbeño y en compañía de los también poetas costarricenses Laureano Albán o Marco Aguilar fundó el “Círculo de Poetas Turrialbeños”. Más tarde, ya casado y con dos hijos, se tiene que trasladar por exigencias de su trabajo en la Caja Costarricense del Seguro Social (C.C.S.S.). En esa época funda el “Círculo de Poetas Costarricenses”.

Todas estas actividades literarias vinieron a refrescar la literatura costarricense, dando paso a lo que algunos llaman “Periodo de Vanguardia Literaria”. Su origen humilde le permitía acercarse a los trabajadores fácilmente en su puesto de inspector. De ahí que la poesía de Jorge Debravo se distinguió por una gran preocupación social, con varios tópicos recurrentes como la pobreza, la marginación y el negocio armamentístico en el mundo.

A continuación tres poemas suyos, que ha costado elegir entre su extensa producción: «Hombre», «Este es mi amor» y «Nocturno sin patria», este último el que leímos el pasado jueves en el taller.

HOMBRE

Soy hombre, he nacido // tengo piel y esperanza. // Yo exijo, por lo tanto, // que me dejen usarlas. // No soy dios: soy un hombre (como decir un alga). // Pero exijo calor en mis raíces, // almuerzo en mis entrañas. // No pido eternidades // llenas de estrellas blancas. // Pido ternura, cena, // silencio, pan, casa… // Soy hombre, es decir, // animal con palabras. // Y exijo, por lo tanto, // que me dejen usarlas.

ESTE ES MI AMOR

Este es mi amor, hermanos, este esfuerzo // denso, maduro, alto, // estos dedos agónicos y este // manojo de entusiasmo. // Yo no os amo dormidos: // yo os amo combatiendo y trabajando, // haciendo hachas deicidas, // libertando. // Amo lo que de Dioses se os revela // ante el miedo y el látigo, // lo que suda, viviente y guerrillero, // en el fondo del hueso americano, // lo que es amor no siendo más que carne, // lo que es lucha no siendo más que paso, // lo que es fuego no siendo más que grito, // lo que es hombre no siendo más que árbol.

NOCTURNO SIN PATRIA

Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria. // Ni un cuchillo ni un rifle para nadie: // la tierra es para todos, // como el aire. // Me gustaría tener manos enormes, // violentas y salvajes, // ara arrancar fronteras una a una // y dejar de frontera solo el aire. // Que nadie tenga tierra // como tiene traje: // que todos tengan tierra // como tienen el aire. // Cogería las guerras de la punta // y no dejaría una en el paisaje // y abriría la tierra para todos // como si fuera el aire… // Que el aire no es de nadie, nadie, nadie… // Y todos tienen su parcela de aire

Por PDV

3 comentarios en «Jorge Debravo: murió joven, pero no vivió deprisa»
  1. Qué bien hizo exigiendo que le dejaran usar esas palabras que parcelan y reparten para todos el aire.
    Gracias, José Miguel por descubrirnos a Jorge Debravo

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