Por: Aitor Manero
Feminismo: Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna ‘mujer’ y el fr. -isme ‘-ismo’.
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.
Machismo: De macho e -ismo.
1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
2. m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.
Fuente: Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española.
Cada año, en el blog escribimos un artículo relacionado con el Día de la Mujer. De manera habitual, se han ocupado de ello nuestras compañeras. Esta vez, se planteó que podría ser interesante que lo hiciera un hombre.
Pero, ¿qué tiene que decir un hombre sobre el feminismo? A una mujer, poco o nada. ¿Cómo voy a contarle o explicarle los problemas que tiene por el hecho de serlo? No siento ni sufro las situaciones por las que pasa una mujer porque no lo soy. Sería presuntuoso, arrogante y paternalista en el peor de los sentidos. Sería machista.
Puedo escuchar, apoyar, dar una opinión si me preguntan… Respetar. Ayudar no significa hacer lo que yo crea que es bueno para otro, sino entender qué necesita esa persona y actuar en la medida de sus necesidades. En este caso, no puedo luchar por las mujeres porque no es lo que ellas piden. Es su lucha. Y ya. Es sencillo.
Eso no quiere decir que el hombre, nosotros, yo no pueda hacer nada. Para empezar, tener claro que somos iguales. Nadie es más que nadie. Ni menos. Punto.
Y, sobre todo, podemos dejar de ser machistas.
Igual os sorprende esta afirmación. No todos somos machistas, diréis; los hay, claro que los hay, los vemos en las noticias cuando matan a sus parejas (además de machistas, asesinos), o cuando algún político dice una barbaridad, o uno que se viene arriba en las redes sociales. Ellos, siempre otros. ¿Y nosotros, yo? Hemos nacido en una sociedad machista (lo es porque son las mujeres las que menos cobran al ocupar los puestos de trabajo menos preparados y peor remunerados, las que se ocupan de los cuidados de los pequeños y los mayores, las que reciben acoso y maltrato por el hecho de que son mujeres…); nos hemos criado y aprendido a relacionarnos con los demás en este mundo; hablamos, actuamos, vemos películas, leemos libros y vivimos cada día inmersos en esa sociedad. Cada gesto, cada pensamiento, cada palabra están moldeados por nuestro entorno. Y ese entorno es machista.
¿Por qué una mujer siente miedo por cruzarse conmigo por la noche o en una calle solitaria? Fácil. Porque soy hombre. Yo no le he hecho nada, es cierto. Pero ella está alerta, busca con la mirada una salida, me vigila por si algún movimiento mío revela cuáles son mis intenciones. No es justo. Soy el peligro. No quiero serlo, pero lo soy.
Si la mitad de mis amigas, primas, hermana y madre, compañeras de trabajo, conocidas han sufrido algún tipo de violencia machista, y una de cada cuatro, acoso sexual (pregunta y escucha, no intentes responder; prueba sólo a escuchar), planteo a nosotros, los hombres, la siguiente duda: ¿cuántos de mis amigos son machistas, acosadores? O yo mismo. El acoso no sale de la nada, no es mágico; lo llevan a cabo personas… hombres. Nosotros.
Volviendo a la chica con la que me cruzo en la calle, depende de mí que ella se sienta amenazada o no. Elijo no. ¿Y tú?
Mientras no asumamos nuestra responsabilidad, no vamos a acabar con el machismo. Asumiéndolo, sufriremos la rabia y la vergüenza por esos actos, sean nuestros o no, porque si los lleva a cabo un hombre, en parte sí son de nosotros. Y como responsables, avergonzados y rabiosos, haremos por cambiarlos.
No se trata de ser superhéroes o príncipes azules. No se trata de interponerse entre un maltratador y su víctima o callarle la boca a un chico que suelta “piropos” al cruzarse con una chica. Que, oye, eso estaría muy bien, es lucha efectiva, implicada. Pero cada uno tenemos nuestras posibilidades. Y la violencia machista y el acoso no son sólo matar, pegar, toquetear… A veces un héroe es quien no mira, no dice una palabra a destiempo o no buscada, no ríe un chiste. Es un primer paso, pequeño, pero viene precedido de uno enorme e imprescindible. Porque el superhéroe de verdad dice: soy o tengo actitudes de machista… ¡y voy a cambiar!
Los avances en derechos e igualdad siempre son una lucha entre los que no los tienen y los privilegiados. En este caso, amigos, hermanos, hombres en general, nosotros somos los que disfrutamos los privilegios. Lo que tenemos que decir en el feminismo es que queremos compartirlo con nuestras iguales, con todos.
Dejaremos de ser machistas no solo cuando hablemos de ello, eso ya es un paso, sino cuando dejemos de comportarnos como tales. Soy lo que digo, pero sobre todo lo que hago.
Hoy es 8 de marzo, el día que tiene que ser todos los días y de todas las personas.
Gracias Aitor por asumir el reto. Intentaremos cada día ser más feministas, más igualitarios, aunque a veces el lenguaje adquirido nos traicione.
No resulta fácil para los hombres encontrar un espacio en este movimiento imparable, pero opino como tú, también nosotros somos imprescindibles para alcanzar la igualdad real.
Gracias Aitor.
Gracias Aitor por tu compromiso y el de muchos hombres. Siempre en la defensa de la igualdad y por lograr un mundo mejor para todxs.
Aitor, estos pasos de los hombres en el día de la mujer, a mí me parecen ejemplares. Los derechos de igualdad se consiguen entre iguales.
Siempre tengo presente que cuando se consiguió el sufragio universal en España, en el congreso solo había dos mujeres. Se logró
gracias a la lucha de Clara Campoamor y a la mayoría de hombres del congreso que votaron a favor.
Qué estupendo que en este día, una mujer (Alicia) y un hombre (Aitor) confluyan aquí, en el blog, para celebrar este día.
Gracias a los dos.
Gracias por tu artículo, Aitor. La lucha de las mujeres es nuestra, pero también es de tod@s porque se trata de conseguir igualdad y justicia, y éso tiene que ser un compromiso universal, para todas y todos, pero sobre todo para las mujeres pues son las que se llevan la peor parte. El movimiento hace ya tiempo que empezó y es imparable. Llegará el día en que nuestras hijas no tengan miedo a volver solas a casa y habiten un mundo más igualitario y justo.
Gracias, Aitor, encuentras muchos espacios para la solidaridad y la comprensión. Gracias y un abrazo
Gracias, Aitor. Encuentras muchos espacios para la solidaridad y la comprensión.
Gracias y un abrazo
Bravo, Aitor. Ningún movimiento que pretenda la igualdad social puede triunfar sin el compromiso de esa sociedad al completo, como bien defiendes.
Aitor, un placer leerte y seguirte conociendo a través de esta genial plataforma que tanto nos une y lucha por todos nosotros. Un blog para el respeto, desde el respeto y por la igualdad. Gracias por tu mascu-sororidad.
Interesante reflexión, los hombres tenemos que desaprender muchos de los conceptos que nos han inoculado desde niños. Me gustaría pensar que ciertos comportamientos son producto de la educación machista que tuvimos las personas de mi generación, pero me temo que hay bastantes jóvenes que siguen recibiendo esas enseñanzas. Por eso hemos de seguir en la lucha para conseguir que la igualdad sea una realidad
Gracias por tu compromiso, Aitor.
Una entrada tan medida como brillante, Aunque todavía persisten viejas inercias, la brecha de la desigualdad de derechos entre hombres y mujeres se cierra cada vez más. Gracias, Aitor.
Gracias por tu contribución, Aitor. La igualdad es un compromiso que nos afecta a todos.
Muchas gracias por tu artículo Aitor. Serias y profundas reflexiones. La igualdad es lucha de todos y ciertamente, somos lo que hacemos no lo que decimos,…aunque en muchos casos, y en la igualdad ocurre a menudo, decir también es hacer.
Es un placer compartir con personas como Aitor y el resto de Primaduroverales ideas, literatura y horas. En todo se manifiesta el feminismo, cada microfeminismo suma y sana. ☺️