Diego Mattarucco nació en Buenos Aires en 1976. Es poeta, actor y músico y a través de su capacidad artística explora la interacción de la palabra con el gesto, la música y el movimiento. Su obra está marcada, como podrás apreciar en esta entrevista, por la aliteración. Su singularidad le ha convertido en muy poco tiempo en un referente de un arte nuevo, fresco y arriesgado.
En 2013 escribió e interpretó su primera obra teatral, “El poeta top”, bajo la dirección de Diego Bergier. Poco después presentó la obra “¿Te atrevés a quererme?” junto con la poeta y actriz Malena María.
En 2014 escribió y protagonizó “Ni hombres ni hembras, hambres”, un monólogo atípico que combina poesía, teatro y música en directo, con la participación del músico y productor Pablo Sciuto, y los actores Alfredo Padilla, Sandra Rex y Susana Ruiz, que también lo dirigió.
Como poeta ha publicado los libros “Soliloquios de loco” (2014) y “Padecer, parecer, perecer y puro ser” (2019, Huerga y Fierro) y los CD “Oscuriclaros” (2012) y “Musiloquios” (2015).
Entrevista con Diego Mattarucco
Por Manuel Pozo Gómez
La primera pregunta es clásica, eres actor, poeta, músico y argentino ¿Qué hace un chico como tú en un sitio como este?
Beber del vivir, como quien diría. Cualquier lugar es bueno si lo vemos como tal, y ya no veía como buenos los aires de mi Buenos Aires natal. Tuve que alejarme de allá y alojarme acá para reconciliarme con mi país en particular y con la vida en general. O mejor dicho conmigo. Pues eso, que estaba en crisis y me dejé arrastrar por el amor hasta Madrid. Me hicieron muy bien las dos cosas, el amor y Madrid, al punto de que ya son lo mismo.
Pero Buenos Aires es una importante ciudad cultural. Debió de ser muy difícil venirte y empezar de cero. ¿A qué edad viniste y qué recuerdas de aquellos primeros días en Madrid?
Sí que fue un cambio importante, pero afortunadamente no resultó complejo… Llegué en 2012 con 36 años, si las matemáticas no me fallan, y no dejo de sorprenderme lo rápido que me sentí arropado e integrado. Ya desde los primeros días en “Madre Madrid”, como la llamo cariñosamente, empecé a frecuentar espacios poéticos y musicales y a conocer gente con afanes afines. Y a los pocos meses ya estaba conociendo muchos ciudadanos y ciudades españolas gracias al Poetry Slam, un formato poético del que empecé a ser parte.
Eso se llama integración a través de la poesía. En cuanto al Poetry Slam sé que has ganado varios concursos y que has representado a Madrid varias veces a nivel nacional. ¿En qué consiste el Poetry Slam y cómo te preparas para estas competiciones poéticas?
Se trata de un evento poético en el que el público asistente tiene un rol activo, ya que es quien decide mediante pizarras y aplausos quién es ganador o ganadora de la noche. Deben ser textos propios de no más de 3 minutos y no está permitido usar atrezzo. Lo de que trate de una competencia es anecdótico; es una buena excusa para conocer voces y estilos diferentes y probar textos. Reconozco que aunque he tenido muy buenas rachas, no suelo prepararme especialmente. Eso sí, como mi proceso de escritura por lo general es lento y pienso mucho cada verso, llevo los textos ya aprendidos. Eso me ayuda al exponerlo.
Imagino que para esto te hará falta un referente poético y que tendrás que leer de muchas fuentes. ¿Quiénes son tus poetas preferidos? ¿Quiénes te inspiran?
Pues quizás te asombre, pero mis referentes vienen más del mundo de la novela y el ensayo que de la poesía, y sobre todo de mis años mozos. Con padre bibliotecario y madre socióloga y docente, cuando era niño los libros abundaban en casa. Fui ávido lector de colecciones de novelas juveniles, por ejemplo, como las de lomo azul y las de lomo rojo, y recuerdo con cariño escritores como Mark Twain, Julio Verne y Louisa May Alcott. Otros autores que me han marcado fueron José Ingenieros, Fernando Sabater y clásicos como Platón y Nietzsche, y más recientemente el sociólogo polaco Zygmunt Bauman. En poesía me atraen Oliverio Girondo y María Elena Walsh, así como la poética lúdica de Les Luthiers y Ron Lalá.
Has hablado de tus padres. Tú has sido padre recientemente. ¿Influye la paternidad en tu forma de escribir?
No de momento… Aunque sí me ha inspirado una treintena de breves canciones infantiles que he ido improvisando junto a Laira para transitar momentos cotidianos. Las letras carecen de valor literario pero sí afectivo, y no descarto dejar algún registro de ello.
Yo creo que todo lo que nos pasa influye en nuestra forma de escribir, de pintar, de componer… Fíjate ahora con este confinamiento forzado por la crisis sanitaria del coronavirus. ¿Tú no crees que influirá en nosotros?
Esta reclusión nos influye a todos, sin duda, y no solo a los adultos. Y sobre todo lo hará en la medida que tengamos que pasar semanas y más semanas dentro. Muchos estamos experimentando una sensación de ahogo y encierro que antes no teníamos, o al menos no así. Y esto está llevando a que innumerables personas replanteen su tiempo, su vida, sus trabajos, sus valores, y se expresen –artísticamente o no– cada uno a su manera. Como seres creadores, y como “afluencia de influencias en confluencia” que somos, no nos queda otra que retroalimentarnos y reinventarnos.
¿Qué vas a hacer después del “encierro”? ¿Cuáles son tus planes como artista?
Parte de los planes los estoy cumpliendo en el encierro, ya que estoy aprovechándolo para plasmar material viejo y delinear nuevo en formato libro, CD y vídeo. Para uno de los libros estoy trabajando con Yudi Vargas, una gran ilustradora que le está dando vida visual a unos “breversos”, y el arte sonoro va de la mano de Gabriel Vidanauta, que es el gen genio que le da cuerpo a las composiciones que le llevo. También voy nutriendo mi última obra, “La clínica del Dr. Mattarucco” —y pensando un formato online, dado los tiempos que corren— a la par que preparo un taller de poesía escénica. Una vez que nos dejen salir confío poder hacer la presentación formal de estos trabajos y moverlos geográficamente.
Todavía no me has dicho si te consideras más poeta que actor o más actor que poeta, eso sin hablar de la faceta musical. ¿Con quién estoy hablando? ¿Con un poeta, con un actor, con un músico…?
Ay, etiquetas, etiquetas… ¡Cuando acatas etiquetas, te acotas! Broma léxico-sonora aparte, en serio que me cuesta definirme… Estudié música y piano gran cantidad de años, en mi Buenos Aires natal, y ya solo por eso siento la parte musical muy arraigada en mí. Sin embargo, estos últimos años los he consagrado a la palabra, y más recientemente a la actuación. Tardé tiempo en llamarme poeta, y ahora también puedo verme como actor. De hecho a veces me veo más actor que lo demás. Pero no, digamos poeta.
Me partí de risa con la escena de etiquetas: ¡Cuando acatas etiquetas, acotas! Creo que era de tu montaje “Ni Hombres ni Hembras: Hambres”. Pues ya que has empezado… ¿te atreves a dejarnos un poema u otra broma léxico-sonora?
Bueno, en estos tiempos revueltos me apetece compartir unos deseos léxico-sonoros que tengo. Y son que pase lo que pase y pese lo que pese, cada cual exprese lo preso y cada cual exprese su aprecio. Que dejemos que nos infecte el afecto para que sin efecto quede el defecto. Que extirpemos el tumor del temor y se multiplique el tumor del amor. Que el lamento no sea alimento y la mente esté en el momento. Y finalmente, que sigamos consumando y sumando… y mucha vida sigamos consumiendo.
https://www.facebook.com/diegoesteban.mattarucco/videos/1876812462580686/UzpfSTE0ODUwMzk3MzUwOTEyOTY6MjQ2NTI4ODgxNzA2NjM3OA/
Muchas gracias, Diego. Es genial. Siempre que hacemos una entrevista en un blog pedimos al entrevistado que nos recomiende un relato y un libro. ¿Cuál es tu recomendación para nosotros?
Me decanto ahora por el cuento “El hermano cambiado”, de Dino Buzzati, y el ensayo del sociólogo polaco Zygmunt Bauman “Sociedad, consumismo y nuevos pobres”.
Por último te dejamos un espacio para que contestes a algo que te hubiese gustado que te preguntase y que no te he preguntado. Espero que este confinamiento pase lo más pronto posible y podamos volver a darnos un abrazo. Muchas gracias.
Espero lo mismo. Sin contacto y sin acto no hay humano, por lo que os agradezco mucho este acto de contacto sin tacto, pero contacto al fin. Como sumas que somos, aquí seguiremos, respondiéndonos y preguntándonos, a veces oyendo, o huyendo, o callando… pero siempre yendo y hallando. Y dudando, como no… pero a pesar de todo, dando. Abrazos.
Manuel Pozo Gómez es autor del libro de relatos Violeta sabe a café, (Premium editorial) y coautor, entre otros, de los libros Madrid Sky, (Uno Editorial); Cuéntame un gol, cuentos de fútbol (Verbum editorial) y Magerit. Relatos de una ciudad futura (Verbum editorial), y RRetratos HHumanos (editorial Kolima). Ha sido ganador de un buen número de certámenes literarios y sus relatos están publicados en distintas antologías.
Una entrevista profunda y llena de recovecos, de atenciones, de detalles, de complicidad y buenas reflexiones. Gracias, Manuel, por sacar tanto bueno de Diego con tus preguntas curiosas y tan bien puestas. Un abrazo.
Un gustazo de entrevista por ambas partes. Así se lleva má esperanzada la espera. ¿y qué esperamos? Me gustó mucho la posición de María en alguno de sus diarios de no dejar de vivir cada día. La de sumar en lugar de restar días. Se ve que el grupo, qué bien, está viviendo mientras espera.
Vaya entrevista más chula,¡Cuánta inteligencia por parte del entrevistador y del entrevistado! Enhorabuena Manuel y Diego.
Genial la entrevista a Diego. Ya sabemos un poco más de él.
Total Diego y punzante Manuel. Una delicia de entrevista. Gracias
Buenísimo como siempre. Vaya pareja de lujo.
Muy interesante la entrevista, las preguntas y especialmente las respuestas. Que dure poco el encierro y podamos participar pronto de esos planes de Diego.
Diego con su inimaginable imaginación desborda los imaginables bordes que la nuestra no acierta a desbordar .
Enhorabuena Manuel
Entrevistado y entrevistador magníficos. Un fuerte aplauso