A veces sucede. Te pones a hablar con una persona a la que conoces muy poco y la conversación fluye de una manera inesperada devorando minutos del reloj. Esto es lo que les ha debido de pasar a nuestro compañero Juanjo Valle-Inclán y al ganador de la VIII edición del certamen Madrid Sky, Alexis López Vidal. Le pedimos a Juanjo que hiciera una entrevista a Alexis y los dos se han despachado bien a gusto. El resultado es una deliciosa entrevista, que publicaremos en dos entradas, en la que en muchos momentos tendremos la sensación de estar presente en la íntima conversación en la que dos personas, hasta entonces desconocidas, se enredaron.

Alexis López Vidal nació en Torrevieja, Alicante, que según cuenta es una ciudad muy popular para aquellos que tenemos unos añitos, por el concurso televisivo Un, Dos, Tres… que regalaba apartamentos en la ciudad. Pero, además de apartamentos turísticos, Torrevieja tiene una trayectoria cultural importante. Se celebra un consolidado certamen de Habaneras y Polifonía, ha dado más de un poeta y durante unos años se hicieron famosos sus premios en poesía o en novela, que generaron bastante notoriedad por su importante dotación económica. Una ciudad en la que Alexis siempre ha encontrado una querencia por la cultura más allá de lo que supone el binomio playa y paseo.

Alexis tuvo la suerte de que se le animase a la lectura desde muy pequeñito. Por eso se considera, antes de todo, lector. Los estudios le llevaron a Valencia, luego a Alicante, donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional hasta que, a raíz de un nuevo cargo, pasó unos ocho años pivotando entre Alicante, Valencia, Madrid y Valladolid. Finalmente, desde hace algo menos de un año, reside en Valencia de manera permanente. Allí ha encontrado una ciudad con una gran calidad de vida en la que ha podido retomar la afición por la escritura.

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Esta es la conversación que Juanjo y Alexis han mantenido, sin límite de tiempo.

¿Cómo has ido creciendo?

¿Cómo he ido creciendo? Bueno, esa es una pregunta difícil de contestar… ¿Esta es una pregunta tipo que hacéis en las entrevistas? Porque, de ser así, al acabar la entrevista hubiese ido raudo a ver las respuestas de anteriores ganadores para saber si había ido más o menos encaminado en la respuesta.

¿Cómo he ido creciendo? Eso es algo que está muy relacionado con mis inquietudes, tanto literarias como, también, musicales. Soy muy melómano y si tuviera que ir marcando hitos en mi crecimiento, en el paso a la adultez, cada uno de esos hitos iría acompañado de un libro y de una canción. Esos estadios… La niñez, de la que recuerdo olores; el aroma del jazminero que tenía una tía mía en su casa me recuerda al verano y a la niñez. Hay muchas lecturas que me recuerdan al yo adolescente, mucho relato corto, gente que me ha marcado a la hora de escribir, desde Stephen King hasta Lord Dunsany. De mi etapa universitaria recuerdo música (desde The Doors a Travis y Los Planetas), recuerdo libros (como el mastodóntico Un hijo del circo, de John Irving). También en aquella época me marcaron las novelas de Anne Rice y cómo abordó el género vampírico. Creo que hay un gran poso, algún deje de prosa poética, de las metáforas de Anne Rice que acaba impregnando mis escritos.   

En todos estos capítulos de mi vida, si se guionizaran, siempre habría un libro en la mesilla de noche para acabar el episodio y una música para dar paso a los créditos.

¿Eres viajero?

Sí que lo soy, pero muchísimo menos de lo que me gustaría. En los últimos años el puesto que ocupaba me tenía enredado prácticamente de lunes a domingos y te reconozco que, seguramente en los últimos cinco años no he podido disfrutar periodos de vacaciones muy prolongados, era imposible cogerlos, por lo que se limitaban a escapadas de fin de semana. Un viaje en condiciones hace bastante tiempo que no lo he hecho, así que tanto mi mujer como yo siempre aprovechamos las etapas en las que me reencuentro con la escritura y tengo la suerte de alguno de mis textos se reconoce en algún certamen. Esos viajes a las recogidas de premios en estos años han sido nuestras escapadas.

Es una puerta que me permite conocer gente increíblemente interesante, por lo que siempre estoy muy agradecido a los jurados que seleccionan mis escritos, como digo, no solo por el premio en sí, sino por todo lo que conlleva el premio: conocer a otros escritores a los que admirar y que pasan a formar parte de gente a la que leo con asiduidad.  

Trabajas en un área que me encanta, como es el marketing, ¿siempre quisiste recalar en ello o la vida te ha llevado ahí?

La verdad es que yo quería ser director de cine, pero en su día, lo más accesible desde Torrevieja, en el 97-98, era estudiar Comunicación Audiovisual en Valencia. Un año después implantaron la Licenciatura de Publicidad y RRPP en Alicante y, por una serie de circunstancias, acabé regresando a Torrevieja. Una de las asignaturas que había cursado en Valencia era Introducción al Marketing y, como siempre había profesado un amor enorme a la comunicación y a las letras, seguí cursando Publicidad en Alicante. Encontré que en el Marketing la comunicación era una pata muy importante. Al acabar mis estudios empecé a trabajar en Alicante como publicista, posteriormente completé mi formación con un MBA y cursando otras especializaciones; en mi caso en Marketing político y electoral, ya que la comunicación persuasiva y la propaganda son otro de mis puntos de interés en el área.

Como docente siempre he tratado de ser un evangelista del marketing honesto. Así, por ejemplo, en el marketing político este proyecto arranca con el diseño del producto político, igual que en el marketing tradicional comenzamos a trabajar atendiendo a las necesidades del mercado a la hora de diseñar el producto. El profesional de marketing está presente en el flujo completo de trabajo, desde el diseño de producto hasta el lanzamiento del producto al mercado, y en el ámbito político debe acontecer exactamente igual.

Seguramente si los políticos se dejaran aconsejar por profesionales de marketing auténticamente honestos tendrían más afinados los oídos a la hora de proponer programas electorales y, sobre todo, serían más estrictos con su cumplimiento. Imagínate un producto cuyas indicaciones no se cumplieran en la realidad, estarían incurriendo en publicidad engañosa.

En definitiva, la práctica del marketing honesto, tanto a nivel de consumo como en el terreno de la propaganda, es una de mis prioridades en el ámbito profesional.

Para concluir te diría que mi progresión ha sido muy natural. Soy de naturaleza inquieta y me gusta aprender cosas nuevas. En cuanto se empezó a hablar de digital presté atención y en mi caso el paso del offline al online no fue traumático en absoluto. Y es precisamente en el terreno digital, en el online, donde se desarrolla actualmente mi día a día profesional.

Te dedicas a formar y enseñar a otras personas en estos temas y lo compaginas con tus responsabilidades como director de Marketing. Con todas estas grandes tareas que tienes, ¿cómo sacas tiempo para otras cosas, además, de para escribir?

Pues antes no lo sacaba, ahora es distinto. Ocupo el cargo de director de marketing en una tecnológica de Valencia, una empresa con proyección internacional pero cuya sede está aquí, en el centro del hub tecnológico que se está desarrollando en la ciudad, pero en mi anterior cargo como director de una escuela de negocios y profesor de máster en horario Executive, los fines de semana, durante los últimos ocho años, no tenía tiempo para nada más.

Llevaba como diez años sin juntar dos letras en un escrito de ficción.

¿Cómo compaginas tu vida personal?

Admiro a los papás y mamás escritores porque me parece que obran un prodigio, auténtica magia con el tiempo. Mi mujer y yo no tenemos hijos, somos más de sobrinos, y siempre he creído, quizá errando, que una de las claves es esa: básicamente ser dos en casa. Me gusta compartir lo que escribo con mi mujer, que es mi crítica más feroz e inmisericorde, no tiene miramientos. Es algo que compartimos. Algo que, como te comentaba, nos permite viajar juntos cuando tienes la suerte de ganar algún premio. Ahora que he retomado la escritura, y que está siendo un año muy satisfactorio en ese sentido, lo estamos disfrutando mucho los dos.

Eres de leer un solo libro en cada momento o en tu mesa siempre hay disponible más de uno y los lees a la vez.

Soy incapaz de leer varios libros a la vez. Cada libro, en mi caso, supone una aproximación distinta a su lectura; lo que el libro me dice y cómo me pide que lo lea. Hay libros que me piden una lectura más reposada, paladear el sustrato que va dejando en mí la lectura. Es algo que tengo en la cabeza, incluso cuando estoy escribiendo. Por otro lado, hay libros que devoro de una manera muy rápida.

He de decir que soy un lector muy poco escrupuloso. A mí me encanta leer, me puedo leer un best seller de bolsillo y me quedo tan feliz como el que se ve el blockbuster de Netflix con el bol de palomitas y pasar a un autor de cabecera más delicatesen, que no tiene que ser de los que llegan al gran público… Te hablaría de Antonio Tocornal, de Miguel Sánchez Robles o de Fernando Ugeda, es decir, de gente a la que realmente admiro y que en alguna ocasión he tenido la oportunidad de conocer en persona en alguna entrega de premios. Escritores cuyo oficio pide una lectura reposada porque hay un trabajo de artesanía en sus textos. Todos en conjunto hacen que yo, en la medida de lo que puedo, intente ir puliendo y componiendo mi propio estilo de escritura.

Y lo de escribir, ¿te viene de familia o lo descubriste por ti mismo?

En casa se nos ha inculcado siempre la pasión por leer. Conservo el recuerdo, siendo muy pequeño, de estar metido en la cama leyendo alguna antología de relatos de terror. Te hablaba de los aromas de la niñez… todavía recuerdo el aroma a suavizante de lavanda del edredón, embutido en el invierno, leyendo relatos de horror.

Para mí el paso a la escritura fue consecuente y precoz. Con 7 u 8 años escribía poemas y además de manera frecuente. Toda mi infancia y adolescencia escribí poesía. Luego quedó apartada y empecé a acercarme a la prosa.

Siendo adolescente, antes de escribir relatos, colaboré con un semanario de Torrevieja escribiendo una columna de opinión.

Después llegó el relato corto, desde la veintena, pero con unos parones entre medias impresionantes. Digo que soy un escritor que va por decenios.

Con 26-27 años empecé a escribir relato, de hecho, los primeros premios que obtuve son de aquella época, entonces dejé de escribir durante diez años, volví a retomar la escritura durante un año y lo volví a dejar. Hasta ahora, que he vuelto al vicio.

¿Recuerdas tu primer escrito? ¿Lo tienes en un cajón?

No, se perdió porque aquellos primeros poemas de mi infancia se compendiaron en un libro que supuestamente se iba a editar y, bueno, cosas propias de la inocencia de aquellos años: entregamos los originales. Yo tendría 10-11 años y se iba a editar a través del Ayuntamiento. Incluso me dedicaron un programa en la televisión local. Cometimos el error de entregar los poemas originales, entonces hubo movimiento en los cargos políticos y los textos se acabaron perdiendo.

Luego te vengaste con los poemarios que tienes publicados…

Bueno, mira, eso fue un arrebato, una especie de rapto poético. Te he dicho que mi relación con la poesía fue muy continuada al principio, pero, en algún momento de ese romance, nos distanciamos y acabamos por separarnos. Me dediqué a la prosa y dejé la poesía de lado, aunque sí es cierto que autores que te he referido, como Miguel Sánchez Robles y por los que profeso auténtica devoción, tienen un estilo muy poético en su prosa y considero que (aunque puede que no sea el caso del relato con el que me presenté al certamen Madrid Sky), muchos de mis textos están bañados de un ritmo o un estilo lírico, poético a nivel metafórico, a nivel de las imágenes que exponen.

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Tuve un reencuentro muy bonito con la poesía justo antes de la pandemia, en noviembre de 2019, cuando acudí a Langreo a recoger el 2º premio en el certamen de relato corto “Filando cuentos de mujer”, organizado por el colectivo Les Filanderes. Un certamen que es muy bonito, dedicado a cualquier aspecto relacionado con la realidad de las mujeres, sus aportaciones en el campo social y cultural. El primer premio recayó en manos, precisamente, de Miguel Sánchez Robles, a quien tuve oportunidad de conocer en persona. Allí coincidí, también, con Javier García Cellino, un poeta asturiano impresionante, un prodigio con una trayectoria poética admirable. Charlando con él en la cena posterior a la ceremonia de entrega de premios, hablamos de poesía y de mi relación pasada con la misma, y Javier, que es una persona animosa, con buena voluntad me animó a retomar la poesía. Y la verdad es que sus palabras me calaron y regresé de tierras asturianas muy motivado a, cuando menos, intentarlo. Y el intento se tradujo en unos cuatro o cinco meses de escritura de poesía frenética e imparable, a finales de 2019 y comienzos de 2020, de ahí lo de rapto poético, que dieron como fruto los dos poemarios que se publicaron el año pasado y alguno más que todavía está buscando casa.

Tú eres un escritor autodidacta o ¿has pasado por algún taller?

Lo he intentado, voy a ser franco y diré que lo he intentado en los últimos años, sobre todo desde que retomé la escritura. Aunque se me han dado mejor los cursos de autor (por ejemplo, el último al que asistí versaba sobre veracidad policial y judicial en el género negro, impartido por Lorenzo Silva en Madrid, en la Escuela de Escritores), que los talleres literarios. Siempre que he intentado acudir con recurrencia a un taller literario no he terminado de encajar; me da mucho pudor compartir lo que escribo. De hecho, siempre me alarma y me parece escandaloso, creo que han cometido un error, cuando se me da un premio por parte de un jurado, nunca lo termino de entender del todo y lo digo con total sinceridad. Te confieso algo que me pone muy nervioso: conocer el nivel de participación en un certamen, eso me destroza literalmente… A ver, en alguna ocasión, como todo escritor, pecas de inmodesto y algún relato que sabes que te ha quedado bien piensas «este tiene posibilidades», pero por lo general eso no va mucho conmigo.

Por tanto, el compartir ya me resulta un poco incómodo y, sobre todo, por lo que no termino de encajar en los talleres es porque en mi profesión soy muy metódico y sistemático y trato de trabajar igual mis relatos; no defiendo que el resultado sea perfecto, pero soy consciente del proceso mental que me ha llevado a plantearlo tal y como está y para mí es una obra finalizada. No soy un ejemplo del escritor de las cien mil revisiones, de las revisiones permanentes, al contrario, cuando escribo un relato sé de antemano cómo va a acabar y dispongo de la estructura de la historia. Algo que hace muchísimos años deje de practicar, porque no me funcionaba, es la escritura libre, es decir, dejar que el relato nos lleve. No, en mi caso, nos perderemos los dos, acabaremos en un pozo. Necesito saber a dónde voy a ir, por eso los finales son algo que trabajo en el papel antes de empezar a escribir y eso me lleva a ir desentrañando la historia, caminando hacia atrás para saber cuál es el punto de partida, cómo debe dar inicio el relato para llegar a ese punto b de manera coherente y que, además, llame la atención. En el ámbito de los certámenes literarios y, por supuesto, de cara al lector, los primeros párrafos son fundamentales, ya que destacar entre 200 o 300 relatos es muy difícil.

Por eso digo que no consigo explicarme cómo un relato, y en este caso de mi autoría, queda sobre la mesa después de ir deshojando los cientos de relatos que lo acompañaban. Es un misterio que me sobrecoge, y del que solo cada jurado particular tiene la respuesta.

Si tuvieras que describir el mejor lugar para ti para escribir, ¿cómo sería? ¿Qué elementos destacarían en la escena? ¿Habría otros personajes?

No, lo estás viendo, este es mi despacho, el que tengo en casa (me enseña el espacio). Aquí tengo una estantería, ahí tengo otra (dice moviendo la cámara). Para mí, escribir normalmente es muy poco placentero, es decir, igual que disfruto muchísimo de la lectura, escribir me resulta agotador. Igual de extenuante que el trabajo que puedo haber estado haciendo el día anterior en la oficina. Eso me lleva, por un lado, a ser un escritor diurno… para mí los escritores nocturnos constituyen una imagen muy evocadora, imagino a otros autores en la soledad y la quietud de la noche alumbrados únicamente por la luz de un flexo como el que tengo aquí en la mesa, música tenue, algo de Jazz, quizá, tejiendo historias. Yo no, lo siento, soy la antítesis de ese romanticismo a la hora de escribir. Soy un escritor de fines de semana; de hecho, suelo madrugar los sábados, desayunar fuerte y sentarme a trabajar las 5 o 6 horas de que dispongo, desde la mañana hasta el mediodía.

Si se me echa el tiempo encima, porque expira la fecha límite de entrega de algún certamen o hay un relato que me tiene muy atrapado, intento ir perfilando el escrito por las tardes, entre semana, después de la oficina o después de hacer algo de deporte. Pero, básicamente, la fotografía habitual me retrata aquí, en este despacho, un sábado por la mañana, escuchando con auriculares algo de música que acompañe a la historia del relato.

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El hecho de haber sido director de una escuela de negocios donde se formaba a muchas personas, ahora como director de marketing de una empresa de tecnología, es decir, dos mundos, el del aprendizaje y el de la tecnología que están en constante evolución y te tienes que estar adaptando. ¿Te ha vuelto curioso o ya lo traías de fábrica?

Yo creo que el marketing nos llama a las personas inquietas, sobre todo en virtud de la evolución vertiginosa y permanente en el sector digital, hay una especie de luz de faro ahí que nos atrae. Por supuesto, con esfuerzo siempre se puede crear el hábito, pero es complicado sentirse cómodo en esta profesión si no se es una persona inquieta por naturaleza. En mi día a día, en mi profesión, hay mucho de construcción, pero también de aprendizaje. Se requiere del equilibro entre producir y alimentarse de tendencias, de tecnologías que al final luego se canalizan dentro de esa faceta de producción que tiene tu trabajo.

 

 

Juanjo Valle-InclánJuanjo Valle-Inclán (Madrid, 1968) es licenciado en Sociología y máster en Dirección de Recursos Humanos. Por su profesión se ha dedicado con vocación al desarrollo de personas, lo que combina extraordinariamente con su pasión por la lectura y la escritura. Es autor de numerosos artículos de carácter profesional y coautor de los libros de relatos Incómodos Antología de Relatos,  Arritmias. Antología de relatos de amor y música, Magerit, relatos de una ciudad futura. También es coautor de la trilogia compuesta por los libros RRelatos Humanos, (Lid editorial) RRetratos HHumanos (editorial Kolima), y RRetos HHumanos, que aparecerá proximamente (editorial Kolima).

 

Por PDV

3 comentarios en «Entrevista a Alexis López Vidal, por Juanjo Valle-Inclán (primera parte).»
  1. Buena entrevista, gracias Juanjo y Alexis. Se comprueba una vez más que aunque el proceso creativo de cada escritor es diferente, todos tienen algo en común: el amor por la lectura, así que ¡A leer! que para eso se inventó el verano.

  2. Estupenda entrevista. Rezuma pasión por la lectura y la escritura por ambas partes.
    Enhorabuena Alexis.
    Gracias Juanjo por este gran trabajo.

  3. Estupenda entrevista… me quedo con las ganas de esa prometida 2ª entrega!!! Enhorabuena al premiado y al entrevistador 👏🏼👏🏼👏🏼

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