Por: Luis Fernando Jiménez

«Cada nuevo comienzo viene del final de algún otro comienzo”, SÉNECA

Empezamos nueva temporada (2021/2022) en el taller de creación literaria. La tarde se inicia con los lógicos y obligados saludos entre el regocijo de volver a vernos razonablemente bien, que con los tiempos que corren, no es poco.

Como es imperativo de la buena educación que nos caracteriza, damos la bienvenida a dos escritores Alberto y Ernesto que se incorporan al taller y que sin duda aportarán un buen criterio y una mejor literatura a la temporada que hoy iniciamos.

Sin más preámbulos y con la tecnología imprescindible para otro curso “on líne” de nuestra parte, calentamos motores con un texto de Margaret AtwoodPAN” (Canadá 1939).

La opinión mayoritaria de los presentes en este primer taller de la temporada se puede resumir en la palabra “desconcertante”. A pesar de la precisa lectura del relato de nuestro compañero, Juanjo. Las nuevas incorporaciones Alberto y Ernesto que abren el análisis también coinciden en el desconcierto generalizado que nos ha provocado el cuento de Margaret. Destacando una segunda persona en casi todo el cuento con el hilo conductor del pan. Pan, que también por unanimidad, consideramos un Símbolo, y que en cada uno de los micro relatos que integran este cuento utiliza para hacer paralelismos con la condición humana como bien apuntan Manuel y Susana. Todos los presentes han hecho un análisis muy parecido de este cuento, lo cual nos reconforta. Julio a su vez destaca la musicalidad del texto. La aportación cualificada de Pura nos recuerda que los relatos no tienen por qué tener finales redondos o cerrados como es el caso de PAN, que se limita a crear el conflicto en los diferentes párrafos, sin más. Excepto en el caso del dedicado a un genial cuento alemán.

Transcribo el final del relato por si mi crónica no ha sido lo suficientemente desconcertante:

     “No quieres saber si el pan es real o si es sólo una alucinación que te hice ver. No existen dudas de que puedes ver el pan, hasta puedes olerlo, huele a levadura y parece lo bastante sólido, tan sólido como tu propio brazo. ¿Pero puedes confiar en él? ¿Puedes comerlo? No quieres saberlo, imagínalo.“

Entre imaginación, cárceles y panes nos dan las 8 de la tarde. Paréntesis obligado y necesario en el cual nuestra compañera Susana nos narra las aventuras y desventuras de su gatita, que promete contextualizar en forma de relato más adelante.

Reanudamos la tarde con algo poco habitual : el final de una estrofa del poeta Wislawa y un fragmento del Abecedario espiritual de D. Juan de Palafox. Al final de la clase supimos que iban a ser el preámbulo para unas tareas conjuntas que en el mejor de los casos supondrán una línea de trabajo para este curso.

Para finalizar el taller, Carlos nos lee un fragmento de una tarea anunciada ya con anterioridad a modo de memorias de una década muy especial ( para Carlos y para la Humanidad) 1966-1975. Así arranca :

“Tras unos meses en la planta noble del edificio, la tercera, me trasladan a la cuarta. Fuera del entorno de la dirección el ambiente era más distendido, los empleados te daban menos trabajo y , en general, se mostraban más amables. No tenía mucha lógica, pero así era”.

No quisiera extenderme demasiado. El fragmento tiene un estilo que Carlos domina a la perfección y que a todos nos encanta.  Pero en este caso y para esta tarea autoimpuesta, el grupo le ha recomendado un enfoque y una estructura que puede que le dé a su década prodigiosa más contundencia y una narrativa más detallada de algunas de las anécdotas que contiene, alguna con sabor a relato policiaco. No nos cabe duda que Carlos dará con la tecla adecuada para que sigamos disfrutando de su literatura, esta vez ambientada en contextos algo lejanos pero muy reconocibles.

La primera clase llega a su fin con un reparto democrático de tareas que a falta de pulir y concretar, Pura define como: un trabajo personal pero conjunto. Pues eso.  

Jueves 7 de Octubre de 2021.

Por PDV

6 comentarios en «Entre panes y botones»
  1. Pero cómo disfruta Fer escribiendo crónicas y nosotros leyéndolas. Es la magia de la escritura, muchos hemos asistido a lo acontecido y hemos participado, pero cómo nos gusta asistir de nuevo con la mirada del otro. Bien y bien.

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