Entre camionetas y caribúes resulta un buen lugar para ponerse a escribir la primera crónica de 2021. Un nuevo año en el taller de Creación Literaria. Mirando con desconfianza hacia lo que se ha dejado atrás a la vez que recelando de que esa sombra nos siga persiguiendo. Algo aletargados tras unas fiestas muy especiales, nos encontramos con dos textos para abrir boca.
Dos textos que dieron mucho de sí. El primero fue el titulado ‘Regreso a casa’ de nuestro compañero Ignacio Soto. Ignacio nos dibujó un relato con estructura de viaje, un viaje vital y recurrente, el eslabón de una cadena interminable y que es la vida misma del personaje central.
Con una perfecta descripción de lo ocurre en una carrera casi contra-reloj para, como cada día, llegar a casa, y al final, encontrarse con una cierta decepción, que, en fondo, subyace en las vivencias del propio personaje.
Durante la crítica y análisis del texto se le sugirieron a Ignacio ciertos asuntos que podría tener en cuenta (por lo general, estos asuntos se quedan dentro del taller). Dio mucho de sí el hecho de estar ambientado, de forma no del todo explícita, en un tiempo del que la mayoría de nosotros mantiene muy presente en el recuerdo. Un tiempo de profesores de literatura, de carreras para alcanzar la parada de un autobús (camioneta) que te llevará a casa y que te espera, como de costumbre, aunque con el motor en marcha. Personajes habituales y desconocidos con los que compartir espacios. Y vuelta a empezar.
“… la camioneta, la más vieja de la flota de autobuses urbanos de la compañía, a juzgar por los ruidos y vibraciones que provocan los cristales, los asientos de madera y el chirrido de la caja de cambios cada vez que el conductor cambia de marcha, nos arrulla con un sonido que contribuye a dotar al viaje de un aire de antaño, viejo, terminal como el día que se agota. Mis pensamientos van en dos direcciones, las tareas que tengo pendiente para el día siguiente que se acumulan a las que ya tengo de días anteriores y sobre todo la cena que me espera en casa. Ojalá sea tortilla de patata …”
La segunda parte del taller fue dedicada a analizar ‘La ley de la vida’ de Jack London. Texto ambientado en el territorio canadiense El Yukón, que en la actualidad es un área protegida para el nacimiento y conservación de los caribúes de Grant.
London nos retrata magníficamente la simbiosis de la tribu del viejo Koskoosh con las leyes de la naturaleza. Un texto para leer despacio y ser capaz de entender, no solo el entorno, sino la vida misma a través del oído del viejo.
La visión de la masacre del alce por una manada de lobos en la juventud de Koskoosh, prefigura su final en la ancianidad. Él también se ve cercado por lobos hambrientos. La escena configura un ciclo de disolución de la vida en la muerte. El retorno al seno de la naturaleza está cargado de dolor, de indolencia y de fatalidad.
Esta brillante metáfora establece un paralelismo entre el viejo Koshkoosh y el alce y que no es más que una digna comparación entre el instinto animal y la razón humana.
“… de nuevo dejaron de alzar rítmicamente las raquetas para detenerse por segunda vez en el punto donde el gran rumiante había hecho una nueva parada para luchar con la fuerza que da la desesperación. Dos veces fue derribado, como podía leerse en la nieve, y dos veces consiguió sacudirse a sus asaltantes y ponerse nuevamente en pie. Ya había terminado su misión en la vida desde hacía mucho tiempo, pero no por ello dejaba de amarla. Zing-ha dijo que era extraño que un alce se levantase después de haber sido abatido; pero aquél lo había hecho, evidentemente. El chamán vería signos y presagios en esto cuando se lo refiriesen… “
Bueno, amig@s, hasta aquí por hoy. Nos vemos la semana que viene. Sigan escribiendo, leyendo o ambas cosas. La literatura, como la lírica, es buena para los tiempos difíciles.
Excelente la primera crónica del año. Gracias, José Miguel.
Gracias por tu crónica, José Miguel, tan madrugadora como de costumbre. Muy de acuerdo contigo, la literatura (también nuestro taller semanal) es un magnífico bálsamo para sobrellevar los tiempos difíciles.
Una cálida crónica en días gélidos
Gracias, José Miguel,
Muy bien cogido el aire de la clase de ayer, José Miguel. Podremos dejar estos días huellas en la nieve para quien quiera leer nuestras historias en ellas.
Tus crónicas convierten en categoría las anécdotas de nuestros talleres virtuales, cómo siempre, por cierto.
Gracias José Miguel.