Por Josu Bilbao. 

Si alguno de nosotros-as a quienes nos encandila lo literario en el cine acude a esta película solo por contemplar, desde el cómodo sillón de espectador, a un joven escritor novel que, en una ciudad de provincias turca (representada entre Çan y Çanakkale en Anatolia), lucha denodadamente por ver publicado su libro de juventud, sin duda lo encontrará. Y asistirá a una lucha genuina. Pero además se va a dar de bruces con los intrincados vericuetos por los que circula una relación de familia donde todos se quieren pero no se entienden.

El film indaga con maestría en la relación de ese hijo escritor, maestro recién licenciado, con un padre maestro y ludópata, pero profundamente humano al que le une mucho más de lo que el chaval cree. El director afirma que hay un dicho en su país que reza así: «todo lo que el padre esconde aparecerá un día en el hijo».

La saga se amplia al abuelo, tercer insumiso y antisocial de la familia completando un trío de seres tremendamente existenciales (magníficamente interpretados los tres) al estilo del mejor enredo dialéctico familiar de la Macondo de Gabriel García Márquez. Tal vez no sea casual la aparición en fotografía de gran formato como fondo de plano, del Nobel colombiano durante la larga conversación que Sinam, nuestro joven protagonista, mantiene con un escritor local consolidado a quién desafía arrogante, acusándole de plegarse a los mandatos del canon, solo por ver publicados sus trabajos. La conversación no tiene desperdicio.

E igual que en Macondo, veremos realismo mágico (en la escena de la persecución del perro, la de Sinam dentro de un caballo de Troya -localidad de nacimiento del director- o en la queda oscilando dentro del pozo en la granja del padre) aunque aquí nadie levita sobre el suelo y los protagonistas, al contrario, han de superar los amargores y las necesidades con que les desafía la burocracia turca y que se agravan por la desdichada afición del padre.

En una película con tantos diálogos introspectivos (tres horas dan para mucho diálogo) atención también al que Sinam mantiene con dos imanes locales sobre la religión islámica y la capacidad de adaptación de esta a los rigores de la Turquía moderna.

Las bucólicas imágenes de un otoño en el campo dibujado con  increíbles pinceladas de color al que sigue un invierno blanco y luminoso, ayudan a digerir las duras escenas domésticas.

Sinam consigue autoeditar su libro al final del film, justo cuando regresa del servicio militar, e incluso logra ponerlo a la venta en una librería local, pero desvelaros más sería traicionar la película. Solo os diré que la escena en la que el padre explica a Sinam lo que él siente, lo que ha visto en su recién publicado libro tras su lectura, es de las más tiernas.

 

Josu Bilbao es Licenciado en Periodismo y miembro de la Asociación de escritores Primaduroverales desde 2015. Es coautor en los libros de relatos «Madrid Sky» y «2056 Anno Domini». Además es un apasionado del cine.

Por PDV

8 comentarios en «El peral salvaje. De Nuri Bilge Ceylan. Por Josu Bilbao.»

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