En tiempos como los que corren hacen falta muchos escritores como José Quesada García. Estas navidades llegó a mis manos su cuarto libro de cuentos, El pavo y otros relatos navideños, y lo hizo en un momento oportuno. En una época de pesimismo en la que no se pueden hacer planes para un futuro inmediato, no se puede viajar, no se puede abrazar a los seres queridos, en una época en la que la enfermedad y la incertidumbre laboral nos rodean, un libro de relatos que hace reír, como el del jienense José Quesada García, conocido como Pepe de Librada, es una bendición.

Pepe de Librada escribe de una forma espontánea, natural y auténtica. Es un hombre sencillo que narra de una manera sencilla, y que tiene la virtud de llevar en la sangre algo que es muy difícil para muchos escritores, el humor. Con El pavo de la Navidad, el relato que abre el libro, consigue un texto fresco y divertido que deja impresa en el lector una amplia sonrisa. Pero donde el escritor de Cabra del Santo Cristo, residente en Vallecas desde hace décadas, brilla como nadie es en los relatos de ambiente rural. En ellos demuestra una riqueza de vocabulario envidiable. En eso que hoy se llama la España vacía, esa España que pierde la población de sus pueblos a espuertas para entregárselos a las ciudades, se pierden también las palabras. Y en los relatos de José Quesada García podemos apreciar el tesoro que se está dilapidando. Un valioso tesoro lingüístico que él conserva en sus relatos y que nos transmite con la pasión con la que vive la literatura y nos habla de su tierra. En un mundo impulsado por la tecnología es necesaria esta vista al pasado, estos libros que como cofres inviolables guardan lo más valioso que nos han legado nuestros antepasados: el lenguaje.

Estas son unas breves frases del relato La zagalilla de Aguas Blancas, perteneciente al libro de José Quesada, donde podremos encontrar algunas de las palabras que empleaban nuestros abuelos en su día a día y que hoy se están perdiendo.

  • Huele a la grasa del marrano que se derrite en las ascuas de fuego y a la leña verde del olivo. Casi por tocas, cada uno va sacando de las ascuas su trozo de tocino, careta y, alguno con más suerte, algún chorizo. Ponen la engañifa encima de su cacho de pan, dan un paso atrás y dejan su sitio a otro.
  • Cerca de las lumbres queda el hato de los jornaleros. Las barjas, alforjas y talegas están colgadas de los olivos en prevención de que ningún perro las coja.
  • A un lado hay un par de cántaros de agua y un cazo para beber y aplacar la sed que da el galufo asado.
  • Don Fermín hablaba con el manigero sobre la recolección.
  • Después del cigarro, los hombres siguen moviendo baleones y dando palos a los olivos.
  • Uno de los recoveros saca de las agüeras unas alpargatas pequeñas de cáñamo.
  • El zagalón es un poco mayor que ella, camina de una manera desgarbada y viste calamitosamente. Lleva las ovías rotas y los peales mal sujetos y medio arrastrrando.
  • Algunos zanguangos que ya fuman se retiran del grupo donde están su spadres y, un par de olivos más allá, lían el tabaco y fuman.
  • Las mujeres se ponen en pie para estirar un poco la sarta.
  • Después recogeré los itajos que traías puestos y los quemaré para evitar males mayores.
  • La niña recogió sus cosas, que estaban en el defán de la chimenea.
  • Los molineros cogían las aceitunas de las trojes y las ponían donde las gigantescas piedras cónicas las machacaban dando vueltas gracias a unos burros que, con los ojos tapados para que no se mareasen, giraban en torno al molino.
  • A las niñas se las veía andar cerca de las zahúrdas.
  • Otras veces las niñas subían al palomar a ver los pichones de las palomas zuritas.

José Quesada es un escritor autodidacta que aborda con especial interés el costumbrismo de su tierra. Colabora con varias asociaciones culturales y revistas. Ha publicado los libros:

El pavo y otros relatos navideños es su cuarta publicación.

 

Por PDV

Un comentario en «El pavo y otros relatos navideños. José Quesada García»
  1. Enhorabuena a José Quesada y gracias Manuel por acercarnos a su obra y a esas palabras entrañables de nuestros ancestros, que libros como este ayudan a que no desaparezcan.

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