El penúltimo taller de este 2021 se puede considerar como singular. Nos encontramos con varias novedades, la primera es que nuestro compañero Carlos Cerdán recuperó su serie de reinterpretación, en modo cercano al sainete, de la historia sagrada. La otra novedad, es que Pura Simona, nuestra coordinadora del taller, nos trajo dos escenas de un diario, que resultaron realmente interesantes y para, al final, pasar al análisis de la novela corta ‘Aura’ de Carlos Fuentes. Así que vamos allá.
‘Alerta en el cielo’ es el título del relato de Carlos Cerdán, y que pertenece a esa saga de historias celestiales, de las que ya lleva presentadas unas cuántas a lo largo de estos últimos años. Siguiendo con ese estilo tan suyo de traer al presente presuntos diálogos, con tono campechano, de personajes de la historia sagrada, en este caso entre San Pedro y Dios. Hay que resolver la alarma que se vislumbra por la escases de almas que últimamente llegan al cielo. Una de las medidas que el mismo Dios propone hace que se abra un debate con San Pedro al respecto de lo que esa medida supone. Al final, todos nos quedamos con ganas que el texto fuera más largo para seguir profundizando en las medidas para resolver la citada Alerta.
“- Yo, ¿qué? Ah, como soy omnisciente, ¿no?
– Efectivamente.
– Siempre estáis con la misma monserga. Te voy a decir una cosa, y que no salga de aquí. Es un don que evito ¿Tú sabes lo que supone leer una novela, ver una película o un partido de futbol, con lo que a mí me gusta el futbol, y saber el final? Es penoso, por eso no lo utilizo.
– La verdad, que visto así, no parece un don muy interesante.
– Ya te digo. En fin, vamos al tema que nos ocupa. A qué crees que se debe que tan pocas almas entren en el cielo.”
A continuación, Pura Simona nos presentó un par de hojas de un diario, ambas, centradas en el otoño, una titulada ‘Otoño 2020 3-1’ y otra de ‘Otoño 2021 2-1’. Tras la estupenda lectura que nuestra compañera Alicia hizo de las mismas, y antes de empezar la opiniones sobre los textos, surgió un tiempo de silencio (como si hubiera pasado un ángel) de todos los asistentes.
Al final, poco a poco, todos fuimos dando nuestras opiniones, y que se podrían resumir como sigue: Intimismo, introspección con un interesante toque poético. Ahí va un trozo de unas de las hojas del diario:
“Como van desvistiéndose, se ve que un álamo y un platanero, en las alturas, han cruzado las ramas, casi da pudor mirar cómo se enredan. A la que me descuido, se me escapa el alma de la mano, la dejo ir. Luego regresa rebosante de alegrías, también, porque además de los amarillos y ocres o rojos y marrones y verdes, y el olor a membrillos y a higos… y a ese solecito que se deja acariciar por el río, es que este alma mía está últimamente muy bien alimentada de dulzuras”
Para acabar la tarde, nos toca enfrentarnos a un texto clásico, tan leído y conocido, del que ya se ha dicho casi todo. Y aunque sobre ‘Aura’, de Carlos Fuentes, se haya dicho tanto, siempre queda el análisis y la interpretación que cada uno de nosotros tiene como propia. Texto difícil, lleno de símbolos, dio para más de una hora (y nos faltó tiempo). Disparidad de opiniones, sobre diversos aspectos, como el uso de un ‘futuro’ casi inmediato a la narración en presente o el significado pretendido o real de los muchos símbolos y animales que aparecen. No obstante, toca resumir y sintetizar. Texto con un estilo gótico, cercano al relato de terror. En cada de uno de los cinco capítulos, ese imponente narrador en segunda persona va arrastrando al lector hasta hacerlo confundirse con el personaje que narra. Ese forzamiento, que el tiempo literario (que no el tiempo de los personajes) va realizando como si fuera una tarea de succión o abducción claustrofóbica hasta el final, un final de locura.
“No tienes tiempo de detenerte en el vestíbulo porque Aura, desde una puerta entreabierta de cristales opacos, te estará esperando con el candelabro en la mano. Caminas, sonriendo, hacia ella; te detienes al escuchar los maullidos dolorosos de varios gatos —si, te detienes a escuchar, ya cerca de la mano de Aura, para cerciorarte de que son varios gatos— y la sigues a la sala: Son los gatos —dirá Aura—. Hay tanto ratón en esta parte de la ciudad.
Cruzan el salón: muebles forrados de seda mate, vitrinas donde han sido colocados muñecos de porcelana, relojes musicales, condecoraciones y bolas de cristal; tapetes de diseño persa, cuadros con es-cenas bucólicas, las cortinas de terciopelo verde corridas. Aura viste de verde”
Bueno, amig@s, hasta aquí por hoy. Despedimos una tarde de taller con tinte entre diferente y sorprendente. Hasta la semana que viene.
José Miguel, Efectivamente fueron tres lecturas muy buenas que dieron para mucho. Tu crónica es fiel reflejo de lo que pasó y las ilustraciones muy acertadas.
Gracias José Miguel. Sentí mucho no estar y ahora al leer tu crónica, lamento todavía más mi ausencia
Otra tarde muy amena, crónica acertada de como fue todo. Enhorabuena.
Maestro de crónicas. De tí aprendí a hacerlas hace ya un tiempo y sigo aprendiendo de ellas.
Gracias Jose Miguel.
Muy bien, José Miguel, gracias por tu crónica que complementa y enriquece la tarde del jueves.
Eres un estupendo cronista, José Miguel. Una pena que te prodigues tan poco en los literario. Nos privas de mucho bueno, como a la vista está.