Una tarde más en el taller. Algunas sorpresas (agradables) y cuatro relatos a colación. Las sorpresas vienen de la mano del estreno de Cruz del Valle y sus dos textos, los dos primeros textos que nos lee. Y francamente resultaron ser los dos excelentes.
Empezando por el primero, «Cada vez que lo miraba«, conocimos al primer personaje ‘niño’ de la tarde. Un niño con mucha (quizá demasiada) vida interior. Un extracto:
“… la manera en que se distraía y se quedaba en suspenso mirando los desconchones de la pared o las hojas del nogal del patio a través de los cristales del aula, sin atender a las explicaciones… Cada vez que lo miraba le parecía estar mirándose a sí mismo… “
A continuación, Cruz nos leyó su segundo texto, ‘Pequeño Aleph’. Un microrrelato que resultó especial, sobre todo cuando el tiempo se invierte. Después del taller, supimos (otra sorpresa) que acababa de ser premiado en el “III Festival Pantagruélico de Cuentos y Otras Historias en Sigüenza”. Enhorabuena a Cruz. Aquí va:
“Dormían en una carpetita verde que el paso de los años había descolorido. Muy de tarde en tarde, en las mudanzas o zafarranchos caseros, emergían a la superficie, pero eran implacablemente condenadas de nuevo al fondo del cajón. Nunca habían vuelto a ver la luz. Una azarosa coincidencia le hizo saber que el distante vecino ocasional era el autor, medio siglo antes, de aquellas cartas apasionadas. Los sobres volvieron a abrirse, el tiempo invirtió su flecha, hizo un tirabuzón y de las letras se levantó una joven irreconocible y se dibujó una vida que la mujer actual había olvidado”
Si la tarde empezó bien, no había mejor manera de continuar que con un texto de José Sainz de la Maza, uno de nuestros escritores de referencia. Trajo su Wiki-4 titulada ‘Jueves’. Otro niño como personaje y perfectamente dibujado a lo largo de un trayecto en autobús escolar. Una muestra:
“… en el patio Lily no juega a los saltos ni al pilla-pilla, no puede hacerlo. Y en la clase, a veces, se sienta cerca de Gus. Cuando está a su altura, Lily se detiene. Un grueso mechón de su pelo rubio se le ha escapado de detrás de la oreja. ¿Está ocupado este sitio?, dice la niña señalando el asiento vacío junto a Gus …”
Finalmente, Carlos Cerdán, leyó ‘El ciego’. Ambientado en la sala de espera de un hospital, un personaje aburrido se entretiene observando a un ciego, porque, aparentemente, no lo puede ver. De esa observación nace una cierta envidia. Curioso. Un extracto:
“… giró la cabeza siguiendo el sonido de los pasos y cuando estuvo a su altura volvió a inclinarse sobre sí mismo como si volviera a exhalar el aroma de la doctora. Tras oír cerrarse la puerta de la consulta apoyó la barbilla sobre el bastón con una sonrisa pícara y se quedó así durante un buen rato… “
Bueno amig@s, y esto es todo por hoy. El curso se acerca a su final. Y ya se está preparando y organizando el evento para la VI entrega de premios del concurso anual de relatos Madrid – Sky, que como todos los años será un colofón magnífico a las actividades de este grupo.
Hasta la semana que bien.