En el taller de creación literaria de la asociación Primaduroverales estamos escribiendo el diario de un confinamiento. Cada día publicamos una página de este diario junto a un viaje musical. Los diarios serán nuestra ocupación hasta que podamos volver a reunirnos en nuestra clase de cada jueves para hablar de literatura y reanudar el taller. Esperamos, lector, que nuestros textos y nuestra música te acompañen. ¡Cuídate!
Diario de un confinamiento
Día catorce del confinamiento
Por Josu Bilbao Munitiz
Abro la terraza al sol del mediodía para pretender disfrutar de lo más parecido a un rincón natural que puedo lograr en estos días. Me encantaría ver una lombriz o un caracol.
Se oye una voz furtiva. Vocea en alto lanzando al aire monosílabos cuyo eco reverbera en medio de los altos bloques de pisos, el ruido se golpea contra sus paredes que actúan de embudo y sale disparado al cielo. Aguzo el oído: son palabras sueltas en inglés dichas sin aparente conexión las unas con las otras. Nadie presta atención, se han convertido en la música de fondo: big, train, storm, flat.
Me pregunto qué harán los actores en su casa estos días de reclusión obligada, o que hará el vigoréxico que necesita su dosis diaria de bicicleta para sentirse bien, o qué haré yo para soportar los tacones insistentes de la perturbadora aspirante a bailarina de flamenco del piso de arriba.
Ayer, intentando apagar una video-conferencia por wasap, que he de confesar que se me hizo hasta un poco larga, me equivoqué de tecla en el teléfono móvil y le di sin querer a la aplicación que te dice lo que va a tardar el autobús en llegar a tu parada. La irrupción ante mis sorprendidos ojos de una aplicación de uso tan frecuente cada día que voy a trabajar, y que me dijo que faltaban dos minutos para el 148, casi me hizo llorar. La cotidianeidad aburrida, cuando se la echa de menos, provoca añoranza.
La situación de encierro me lleva a recordar las terribles inundaciones que asolaron mi pueblo y toda la costa de Bizkaia y Gipuzkoa a finales de Agosto de 1983. La casa de mis padres no resultó afectada pero todo el casco viejo y la zona de las fábricas, el parque que es centro de reunión, los comercios y los bares, todo fue arrasado por la furia de las aguas. No se pudo hacer vida normal durante meses, la zona del ambiente donde divertirse tardó mucho en recuperarse. Los jóvenes nos mirábamos con ojos extraños, pasábamos en casa mucho más tiempo porque, a falta de bares y de rincones en la calle donde sentarnos, muchos decidíamos no salir. En estos días he pensado con frecuencia en aquellos otros cuando, tras la catástrofe natural, nada funcionaba. Por el día ayudábamos a eliminar el barro de los locales comerciales y por la noche la gente parecía caminar sin rumbo. Los comercios de comestibles se improvisaban, las tiendas intentaban recuperar el género mojado, las fábricas de conservas achicaban el agua de sus plantas diáfanas, todo era barro y porquería. Trabajamos mucho, sin fatiga. Pero la nueva vida que los jóvenes ochenteros acabábamos de estrenar se quedó paralizada, hueca, rota. Aquello nos cambió para siempre.
En la calle, la voz monótona se alza más firme ahora y repite los números: one, two, three. El eco ha pillado de improviso a una paloma gris que al pasar por encima de mi terraza ha dejado caer una pluma. De momento —me digo— toca conformarse, aunque no haya ni lombriz ni caracol.
Josu Bilbao es Licenciado en Periodismo y miembro de la Asociación de escritores Primaduroverales desde 2015. Es coautor en los libros de relatos «Madrid Sky» y «2056 Anno Domini». Es un apasionado de la lectura y del cine.
Selección de la música Vicente Moreno.
Tina Turner. Rolling on the river
Rodando, rodando y rodando por el río.
Rodando, rodando y rodando por el río.
Si bajas junto al río,
Seguro que encontrarás a gente que vive por ahí.
Tan cerca pero tan lejos Josu, unos metros de la calle nos separan y sin embargo la vida detenida hace que nos recreemos en detalles tan cotidianos y nuevos a la vez…Sois muy afortunados de tener una terraza.Cuidaros mucho.
Josu, cómo me alegro de que te hayas sumado a los diarios. Bienvenida tu visión de lo que ocurre, a esta suma de experiencias.
Me gusta cómo cuentas la vuelta a la normalidad en Bilbao después de la riada. Permanecen por el Casco Viejo las señales de la altura del agua. Es muy buena idea esta del diario.
Enhorabuena, Josu.
en mi terraza hoy había lombrices de tierra de la lluvia de estos días y me han entrado unas ganas locas de mandarte una a tu terraza. Lástima que no puedan volar. Gracias por la mirada que nos reflejas en tus diarios