Por: José Sainz de la Maza.

Es un hecho. Las tardes de los jueves en el taller de los Primaduroverales han cambiado. El proyecto de escritura por parte de cada uno de nosotros de una novela o una colección de relatos con base en una ucronía, ha transformado nuestros encuentros. Ahora se afilan mucho más los comentarios y observaciones sobre nuestros personajes, tramas, tiempos y espacios, sin perder de vista que estas primeras propuestas deberán sostenerse después de un recorrido que será necesariamente largo.

Como decía, los proyectos individuales, como los bebés, han echado a andar, aunque todavía con pasos inseguros y titubeantes, tanto que, a menudo, se produce un traspié e incluso alguna que otra culada más o menos estrepitosa. Y es que abandonar la comodidad de moverse a gatas y empezar a andar de pie tiene eso, riesgo. En todo caso, queda el consuelo de que el pañal amortigua el golpe y que los chichones se curan pronto.

embarazo III.jpgJuan Santos  leyó una escena del Capítulo 6 de su futura novela. Nos presenta al ya conocido Matías, que exhibe en esta ocasión una amplia gama de desplantes hacia su mujer, Cristina. Ella parece perdonarle todo y se pliega a sus caprichos incluso en los momentos más críticos y angustiosos, como el que se describe en la parte central de este Capítulo: la noche del nacimiento del segundo hijo de ambos. ¿Se podría decir que el bebé de Juan dio un traspié ayer?  Yo no diría tanto, porque la suya es una narración ágil, con buen tono y con ese ritmo chispeante que caracteriza su estilo. Miren si no:

Al llegar al paritorio, las contracciones eran casi constantes. Entre una y otra, Cristina respiraba profundamente y con el aire contenido empujaba y empujaba. No quería gritar y mordía el embozo de la sábana. En un prolongado apretón, cuando ya no le quedaban fuerzas, apareció la cabeza, después, si apenas esfuerzos salieron los hombros y el resto del cuerpo. Era una niña preciosa. La matrona colocó a la recién nacida sobre el vientre de la madre, piel con piel. A continuación le cortaron el cordón umbilical, la lavaron con agua caliente y le pusieron un pañal.

En todo caso Juan, que tiene el esquema de su obra perfectamente hilvanado y detallado, se comprometió a revisar algunos diálogos y a limar algunas aristas, aunque seguro que Matías seguirá siendo el personaje más odiado por los hombres y mujeres de nuestro taller.

niño IIIOlga Torralba adelantó la primera escena del primer Capítulo de su propuesta. Una propuesta llena de retos, como no podía ser de otro modo tratándose de nuestra portadora de cálculos renales más querida. Miguel es un niño que sufre abusos sexuales en el peor de los ambientes posibles, su propia casa. Un lugar que en los pocos párrafos de su relato nos aparece con tintes especialmente oscuros y opresivos. Olga nos promete un Miguel obligado a crear un personaje nacido de él mismo, un álter ego, que le permita sobrellevar sus días y, sobre todo, sus noches.

La habitación permanecía a oscuras, Miguel estaba cansado, pero cuanto más intentaba dormirse más difícil resultaba. Pasado un rato se oía el temido sonido, su madre cerraba la puerta de la cocina y entraba a darle un beso en la frente, a tientas para no despertarle. Miguel a veces la entretenía contándole algo, otras le pedía que le leyera un cuento, otras le suplicaba que le llevara con ella a su cama fingiendo dolor. En ocasiones funcionaba, pero la mayoría acababa solo, envuelto en miedo, temblando.

Quedamos a la espera (ansiosa espera) de la evolución de esta historia, de este otro bebé/proyecto de ucronía que ha dado un primer paso firme, aunque tiene ante sí  un buen trecho de dificultades.

bodaCarlos Cerdán ha metido la directa y no levanta el pie del acelerador aunque vengan curvas: Anselmo va como un tiro. Ayer leyó uno de los episodios cruciales de su trama, el momento en que se desata la ucronía, el día de la boda/no boda de Anselmo con Nuria. Dijo Carlos ayer que este proyecto le divierte, y se nota. El bebé de Carlos no sólo ha echado a andar, sino que después de los zozobras de semanas atrás, parece ya capaz de sortear obstáculos casi sin tropezarse. Ahí va una muestra:

El obispo está sangrando, se ha roto la nariz. Medio aturdido recrimina a voces a sus acólitos por no haberle sujetado a tiempo. Un ligero desconcierto recorre la catedral, los murmullos se mezclan con algunas risas ahogadas. Anselmo cree que es un aviso del destino. Mira a todos de reojo. Su madre, perpleja; su suegro, furioso, y la novia, que estalla en una carcajada infantil y contagiosa. Su padre trata de reprimirla sin conseguirlo, a la escena se suma Ramona gesticulando nerviosa. El obispo no deja de sangrar. Me lo he roto la nariz, grita sin pudor. El coro, que parece ajeno a lo que sucede en el altar, comienza a cantar: “Aleluya, Aleluya”.

El proyecto de Carlos coge cuerpo y el reto de componer un muestrario de la fauna arribista, de los trepas dispuestos a todo con tal de subir un escalón y dar un mordisco a la tarta, parece que se va centrando y ajustando al buen camino.

Pues eso fue todo. Sólo me queda despedirme y lo haré con una expresión que utilizaba habitualmente un asiduo a las tertulias del Café Gijón: ¡Que ustedes lo escriban bien!

Por PDV

4 comentarios en «Del relato a la novela… un trayecto»
  1. Muy buena tarde. Ya va oliendo a novela en clase. Tiene la novela ese olor peculiar de libro en la cabecera de la cama.
    Los cuentos en ucronía todavía no han cogido color, estamos a la espera. Pero saldrán ya lo creo.
    La crónica suena ya campañillas…

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