Varios relatos se leyeron ayer en el taller. Relatos que cierran las etapas wiki (unos), bíblicos otros, el que empezaba en la nieve y terminaba en las profundidades marinas o el que al final se concentraba en el título “¡Hay que ver cómo cambiamos después de morir!”.

Con estos mimbres se presentó una buena tarde de lectura, análisis de los textos y las consiguientes críticas y opiniones de los asistentes, como son las dinámicas habituales en el transcurrir de cada tarde de jueves en el taller.

Ayer tuvimos textos de Carlos Cerdán por partida doble. La primera era su wiki 7 titulada ‘La resurrección del doctor Boris Petrov’. En ella, y como estaba establecido, se incorporan y mezclan en la acción sus propios personajes con los que provienen de la serie de Paco Plaza.

Un extracto:

“La casa estaba cerca. Era un edificio antiguo sin ascensor y, aunque Boris había recuperado algo de vitalidad, subir hasta la segunda planta le pareció un esfuerzo excesivo. Llegó exhausto como si hubiera subido la montaña más alta de los Urales. El piso era pequeño y el desorden evidente. Beltrán apartó sin miramientos todo lo había sobre un sofá de dos cuerpos y le invitó a sentarse. A continuación, le entregó varios ejemplares de “Proletariado Zombi” y se sentó junto a él.

Boris pasaba las páginas con avidez, deteniéndose en las que aparecía Bohmusa y con la yema del dedo índice recorría su imagen…”

A continuación, Lourdes Chorro, leyó su ‘Hipérbole’, que respondía al número 5 de su serie de wikis. Lo mas destacable, a parte extraordinario su tono literario, se encuentra en como resuelve la necesidad de iniciar el texto en un paisaje nevado para acabar en las profundidades del mar. En este relato podemos encontrar a Lourdes en su esencia creativa. Para muestra, el siguiente botón:

… remo y me sumerjo en esa nieve mullida sin desechos. He probado a verte con la luz más fría, la del olvido, pero el pasado sigue adentro destrozándome lentamente como una red de arrastre. Remo con mis fuerzas, jadeo igual que el océano. Intento alejarme de esa enfermedad contagiosa que son las habladurías, pero, como esta ventisca, sólo logro balancear el ápice de las hojas de las plantas rastreras. Remo mientras repito enfurecido esa palabra rabiosa tan llena de salmuera y los copos de nieve se convierten en agua salada. Un oleaje salado me obliga a abrir los ojos y, aunque la escollera de mi cuerpo resista, los ojos me escuecen y dejo de imaginar …

Carlos Cerdán, vuelve, con su segundo relato de la tarde. En este caso, siguiendo ya su ‘patentada’ y ocurrente forma de recrear la historia sagrada, hoy le toca el turno a Moisés. En concreto con su texto ‘Las tablas de la ley’.

Con su tono habitual y muy cercano a la hilaridad, nos trae y recrea la escena en que Moisés baja del monte Sinaí con las tablas se la ley. Todos podemos saber, acudiendo a las escrituras, lo que aconteció. Pero ¿y si realmente lo que pasó es lo que Carlos nos cuenta? Bueno entre tanto, ahí va un extracto:

Moisés mueve la cabeza con gesto de enfado:

– Con el trabajo que me costó convencer al faraón.

– Ya lo creo, que si no llega a ser por las plagas todavía estamos allí.

Moisés asiente y el rostro se le ilumina:

– Estuvo bien ¿verdad?

– Sí, aunque creo que con algunas fuiste un poco exagerado.

– ¿Tú crees? ¿Y por qué no me dijiste nada?

– Es que se te veía tan ilusionado. Con esa voz engolada y la mirada intimidante que ponías para amenazar al faraón… pero con lo de los primogénitos… te pasaste un poco.”

Para acabar, se leyó la wiki 7 de Paco Plaza “¡Hay que ver cómo cambiamos después de morir!”. En esta, se realiza la mezcla de personajes con la serie de Carlos Cerdán. Ambas, “La resurrección de Boris Petrov” (leída al principio de la tarde) y ésta suponen el cierre de ambas series de wikis, y, forma coordinada, se pone final a ambas tramas. Un extracto:

La señora Flora se dispuso a tomar el control del Metabrazo Protoso cuando divisaron la fortaleza de El Retornado sobre una colina. Hasta ese momento la aeronave de la Emperatriz no había sido atacada, ni habían observado ningún escuadrón de zombis al acecho.

—¡Alto! —dijo La Mente Suprema— aquí pasa algo raro, no es normal que nos hayan dejado acercarnos tanto sin hacer ni un solo disparo. ¡Es una trampa!

Pero se había dado cuenta tarde, el cielo se rasgó como una lona gigantesca y miles de zombis acorazados se precipitaron sobre la nave imperial. El inesperado asalto desde arriba, para el que no estaban preparados, los precipitaba rápidamente hacía las rocas, el choque iba a ser violento y fatal

Y hasta aquí llegó esta tarde de finales de mayo. Leímos, analizamos, criticamos nos reímos.

Hasta la semana que viene.

Por PDV

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