Una vez más, asistimos a la marcha de uno de los escritores de referencia, Juan Marsé. Como siempre, o casi siempre, pasa justo en el momento después de su adiós, ríos de artículos y homenajes que tratan de hacer justicia a una obra encomiable. Desde la óptica de un blog como este, diríamos que envidiable, ya que la mayor parte de los miembros y seguidores de este foro son (o alguno pretendemos ser) escritores.

Este blog no va a ser menos y trataremos desde aquí de dejar nuestra impronta, en este caso, haciéndonos eco de una cierta impostura institucional que le toco sufrir, solo porque no estaba en una determinada corriente de pensamiento.

En esa línea, hoy mismo, Arturo Pérez Reverte escribe en la edición cultural de un periódico sobre un miserable ninguneo al que fue sometido. En ese contexto, con quizá su obra principal, “Últimas tardes con Teresa”, retrató un mundo y una generación con un trabajo de una minuciosidad tal que cuando uno quiere comprender lo que fue la Cataluña de los charnegos, la Cataluña social, de los años cincuenta y sesenta, es imprescindible acudir a su obra.

Reverte sigue diciendo que Marsé es la Barcelona de mediados del siglo XX de igual modo que Quevedo es el Madrid de los Austrias o Galdós el Madrid del XIX. Se puede o no estar de acuerdo, pero ahí queda.

Ha sido, y será siempre, un novelista español de la llamada generación de los 50, concretamente de la denominada Escuela de Barcelona, corriente que involucraba a sus amigos Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Juan García Hortelano, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Goytisolo, Terenci Moix y Eduardo Mendoza.

Y para ir enriqueciendo esta reseña – homenaje, vamos a reproducir algunas frases extraídas de su discurso al recibir el premio Cervantes en 2008:

«No me siento a gusto manejando teorías acerca de la naturaleza o la finalidad de la ficción». /  «No me considero un intelectual, solamente un narrador». /  «Procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje.» / «Será el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, bondad u oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo». / «Soy del parecer que más de la mitad de lo que hoy entendemos por cultura popular proviene y se nutre de lo que no merece ser visto ni oído en la televisión». / «Hay quien piensa que como se puede ser un catalán que escribe en lengua castellana. Yo nunca vi en ello nada anormal. Y aunque creo que la inmensa mayoría comparte mi opinión, hay sin embargo quien piensa se trata de una anomalía». / «La dualidad cultural y lingüística de Cataluña que tanto preocupa, y que en mi opinión nos enriquece a todos, yo la he vivido desde que tengo uso de razón«.

Hoy, en otro periódico, en ese caso catalán, Carlos Zanón, en un artículo titulado ‘La mirada del apache’ dice sobre Marsé “Ese mirar desde fuera hacia dentro de Marsé, esa fuerza narrativa del barrio, su literatura autodidacta, deslumbró desde un principio a una maquinaria intelectual sofisticada

Para finalizar un extracto de ‘Ultimas tardes con Teresa’, que junto a ‘La oscura historia de la prima Montse’, ‘Si te dicen que caí’, ‘La muchacha de las bragas de oro’, ‘Un día volveré’, ‘El amante bilingüe’, o ‘El embrujo de Shanghai’, supondría su obra más representativa:

Y allí aquella noche como en ésta aquí, contestó con fervor: «Es mi novia» ante alguien que sonrió incrédulo, mirándole burlonamente y con algo de pena; y lo mismo que ahora, él sospechó ya entonces que lo más humillante, lo más desconsolador y doloroso no sería el ir a parar algún día a la cárcel o tener que renunciar a Teresa, sino la brutal convicción de que a él nadie, ni aun los que le habían visto besar a Teresa con la mayor ternura, podría tomarle nunca en serio ni creerle capaz de haberla amado de verdad y de haber sido correspondido.“

Hasta siempre, Juan Marsé.

Por PDV

4 comentarios en «A Juan Marsé»
  1. Buen artículo. Con la equidistancia y neutralidad apropiada. Pero dejando claro , el lugar de Marsé en la literatura catalana y castellana de los últimos 50 anos.
    Gracias José Miguel.

  2. Buena crónica, J. M. A Marsé le pasó en Cataluña lo mismo que a Ferlosio en Madrid, su falta de posicionamiento político expreso le costó el ser menospreciado por el aparato cultural, y en el caso de Marsé doblemente por el uso del castellano siendo catalán de nacimiento.

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